2025
CICLO C
SOLEMNIDAD
DE PENTECOSTÉS
Celebramos hoy la solemnidad de Pentecostés,
la efusión del Espíritu Santo a toda la iglesia.
Como hemos escuchado en los hechos, El
Espíritu es Dios es libertad y no soporta vallas ni muros, ni siquiera de palabras
santas. Él rompe todos los candados y puertas.
- La primera puerta que se rompe es la
de una casa sin aire. Los apóstoles salen fuera de la casa y empiezan a hablar
con tanto entusiasmo que la gente creía que estaban borrachos, fuera de sí
mismos, aturdidos por una repentina irrupción de Dios. La iglesia primitiva encerrada,
derrotada y agotada, con miedo… y de repente se levantaron de su postración y
se enfrentan a una ciudad y empiezan a predicar: ¡El Jesús que mataste está
vivo! El cristianismo no se difunde por doctrinas ni prohibiciones, sino,
por la entrega amorosa y contagiosa de la pasión por Dios y por el hombre.
- La segunda
puerta que se abre nos lo dice el salmo: Envía tu Espíritu, Señor, y
repuebla la faz de la tierra. De toda la tierra, ninguna criatura excluida.
El Espíritu lo llena todo; no sólo soplada por el viento de Dios, sino llena.
Aunque no sea obvio, aunque siga corriendo ríos de sangre, locuras, guerras por
todas partes. El Espíritu repuebla, llena la tierra.
- La tercera
puerta que abre el Espíritu es en la unidad en la diversidad: Pues todos
nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un
mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo
Espíritu. Bendice la genialidad y la unicidad de cada uno, pide discípulos
creativos que no repiten las palabras de los demás: libres, ligeros y claros.
Y nadie puede reemplazarnos justo donde Dios nos ha colocado.
- La cuarta puerta
que abre el Espíritu es el futuro, la esperanza. El Espíritu nos guiará hacia
toda la verdad. Jesús no dice haberlo dicho todo, sino que nos habla con verbos
de futuro: el Espíritu vendrá, anunciará, guiará, hablará. Recordará cosas
viejas y descubrirá cosas nuevas. Él, todo un inventor.
- La quinta puerta que nos abre el Espíritu
es la paz ofrecida por Jesús de una manera única y personal. No solamente la
paz social, sino la paz del alma, del corazón del interior del ser humano. El
Espíritu realiza en nosotros la obra realizada en Santa María: encarna la
Palabra en mí, la hace crecer, y nos hace a todos madres de Dios.
Pentecostés es el anuncio de que no hay católicos
deprimidos. Nuestra pequeña barca nunca echará de menos el viento. Sin ansiedad
por la ruta, porque un viento libre y liberador sopla sobre nosotros. Y nos
hace a todos viento en su viento. Porque el Evangelio no está terminado, es
infinito, y crece con quienes lo viven. Crece contigo, crece con nosotros
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