2025
CICLO C
TIEMPO ORDINARIO XIV
Jesús envió a sus 72 discípulos a hacer
físicamente presente el Evangelio en por medio de su trato fraterno,
transmitiendo a todos la paz y da una serie de pautas:
- La oración: El anuncio del
evangelio y la eficacia en el trabajo pastoral, es fruto de Dios, es un don y
por eso hay que pedirlo. La cosecha es abundante, pero los trabajadores
son pocos. La humanidad está lista, pero faltan trabajadores. La
vocación para la misión es don de Dios, y hay que pedirla para cada miembro de
la comunidad: De Dios vendrá el éxito de la misión.
- Después los envía de dos en
dos, para que se ayuden mutuamente y superen el egoísmo, pero que asuman su
propio estilo. Pobreza, humildad, confianza absoluta en la Providencia de Dios.
Los envía como corderos, dispuestos a escuchar solo la voz del Buen
pastor.
- Los envía sin nada y sin bolsa,
no confíen en sus propias fuerzas y en el poder del dinero.
- Que no saluden a nadie por el
camino, no dispersarse en charlas y relaciones inútiles que ralentizarían
su misión.
- Los envía no sólo a proclamar
la paz, sino a ser artífices de paz, ofreciendo siempre, sin embargo, su
paz allí donde entren, dejándoles siempre la libertad de aceptarla o
rechazarla. Porque la evangelización se difunde por atracción.
- Les invita a no ir de casa en casa,
sino a saber contentarse, recordando que la misión no es una búsqueda de
comodidad, prestigio y apariencia, sino de servicio y atención a los que uno
encuentra.
A
los 72 no les habla de predicar en las plazas y las encrucijadas, sino de
hospedarse en los hogares para convivir con las familias, comiendo lo que en
ellas se come, sin pedir nada especial. Es así, con este trato cercano y fraterno,
como mejor se comunica la paz evangélica.
Cuando he leído el evangelio de esta
semana, me ha dejado pensando una frase. «Cuando entréis en una casa,
lo primero saludad: “Paz a esta casa”. Si hay allí gente de paz, la paz que les
deseáis se posará sobre ellos; si no, volverá a vosotros». En el relato se
distinguen dos tipos de personas. La gente de paz y la que no
es gente de paz.
Ciertamente, no es fácil alcanzar la
verdadera paz que procede de Dios. Pues para lograrla Dios nos pide que
renunciemos a todo aquello que nos aleja de Él. Y, sobre todo, nos pide que nos
sacrifiquemos por los demás. Y eso es muy duro. Es el camino de la cruz.
En definitiva, las lecturas de hoy nos
animan a vivir el Evangelio en la vida cotidiana. Compartamos con otros la
paz que Dios nos transmite en lo hondo de nuestro corazón. Solo así seremos
realmente felices y, sobre todo, haremos felices a los demás.
Cuando los 72 regresan de la misión,
comparten con Jesús, llenos de alegría, la experiencia vivida: Jesús les dice: no
estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros
nombres están inscritos en el cielo.
Los ayuda a tomar conciencia de la
urgencia de la tarea: más allá del éxito de la misión, lo más importante es la
adhesión de los mensajeros a Jesús, y su participación en el Reino de Dios.

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