miércoles, 30 de junio de 2021


2021 ADORACIÓN EUCARISTICA:

 El León y el Ratón

 

Metidos ya en pleno calor y en el descanso veraniego nos presentamos ante ti Señor llenos de confianza y serenidad. El descanso nos hace bien para alejarnos un poco de la vida rutinaria y diaria y así poder contemplar la maravilla de la creación y del don de la vida. Te pedimos que durante este tiempo seamos capaces de irradiar tu Reino de amor y de paz a todos los que nos encontremos y se relacionen con nosotros.

Todos hemos oído el refrán «Haz el bien sin mirar a quién». También Lucas 6, 33-34 nos dice: «Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿Qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿Qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente»

Jesús nos ha enseñado que nunca debemos hacer el bien solo a aquellos que tendrán alguna forma de pagarnos el favor. Eso es lo que hará la diferencia como cristianos ante el mundo. Escuche esta historia: El León y el Ratón.

Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se estaba quedando dormido, un ratón salió de su madriguera y tuvo la ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:

- ¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendáis la lección!

El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:

- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me perdonas la vida te estaré eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites.

- ¡Ja, ja, ja! – se rio el león mirándole – Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a ayudarme? ¡No me hagas reír!

- Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía, le dejó marchar.

Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían temblar las hojas de los árboles.

Rápidamente corrió hacia lugar de dónde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:

-  No te preocupes, yo te salvaré.

El león quiso reírse del ratón, pero prefirió callar e, incrédulo, esperó a ver cómo aquel minúsculo animal podría sacarlo de tan grande red. El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león pudo salvarse. El ratón le dijo:

- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidores.

El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron amigos para siempre.

El león, el gran rey de la selva, nunca se imaginó que una criatura tan pequeña podría devolverle el favor de perdonarle la vida. En los estratos sociales se tiende a favorecer o ayudar a aquellos de nuestra misma clase, pero poco se hace por aquellos de quienes no tenemos una garantía de recibir algo a cambio.

La experiencia nos demuestra que en la vida nunca debemos menospreciar a nadie, puesto que, por muy pequeño, frágil e insignificante que parezca, algún día podemos necesitar un favor suyo.

Hay casos reales de personas que han sido jefes y ocupado grandes cargos; pero la vida les ha dado vuelta y, de repente, se encuentran como un empleado más. Es así, la vida nos puede dar un giro inesperado y necesitar de la ayuda que venga de donde venga. Es en esos momentos cuando podemos cosechar lo que hemos sembrado. Amén

 

sábado, 26 de junio de 2021

El próximo fin de semana iniciamos el mes de Julio.
Las misas en la Ermita de las Rotas se celebrarán los sábados y domingos a las 21h. durante los meses de Julio y Agosto
(ambos inclusive)

 


 2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO XIII

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

El evangelio de hoy relata el cruce de dos episodios de la vida de Jesús: Ya había comenzado a saborear la envidia mortal de los fariseos y escribas, la perfidia de los líderes religiosos y de repente, en medio de su predicación, un líder de la sinagoga llamado Jairo logra acercarse. Él se arrodilla para suplicarle: mi querida hija está al final, por favor ven y pon tus manos sobre ella para que se cure y viva. Jesús no le importa el que dirán o que dentro de aquella casa encontrará más enemigos que amigos. Jesús se siente atraído por el dolor, sea quien sea.

Toda la multitud comenzó a seguirlo, tanto que lo aplastaban. En esta multitud una mujer que había estado sangrando durante 12 años, se le acercó y tocó el manto de Jesús: inmediatamente notó el sangrado se paraba: Tomó conciencia de que había tocado la fuente de la vida. En el mismo instante Jesús, sintiendo la fuerza que había salido de él, se volvió hacia la multitud diciendo: "¿Quién me ha tocado?" La forma de tocar de esta mujer fue distinta de los demás que lo apretujaban. Los discípulos están sorprendidos por la pregunta.

Y la mujer asustada y temblorosa, sabiendo lo que le había pasado, se acercó, se arrojó a sus pies y le contó toda la verdad. Ella en ese transgredió las reglas de la pureza. Así que tocó el manto de Jesús en secreto, aprovechándose de la multitud. Por eso se sintió tan culpable, temerosa y temblorosa, cuando se vio expuesta. Por la misma razón, Jesús quiso dar a conocer a toda costa lo que había sucedido: declarar, delante de todos, que esa mujer es una hija y que no se siente impuro por ser tocado por ella. Dios quiere la fe del hombre. Dios no tiene miedo de ensuciarse con nuestras miserias.

A continuación, llega desde la casa del jefe un mensaje claro: no hay nada que hacer. Se acabó. ¡No temas, sigue teniendo fe! Le dice Jesús. El Evangelio nos anuncia que el mundo de Dios entró en el mundo de los hombres. Jairo decide resistir. Se aferra totalmente a Jesús y hace bien. Los que se aferran a Jesús no se sentirán defraudados.

Llegando a casa, Él tomó la mano de la niña. Jesús es una mano que te toma de la mano. La ley no permitía tocar a un muerto, se volvía impuro. Jesús enseña que debemos tocar la desesperación de las personas para levantarlas. Una historia de manos: el Señor es siempre una mano extendida. No un dedo acusador, sino una mano fuerte que te agarra. Talita kumi. Levántate. La niña se levanta.

Pedro y Pablo son las dos columnas de la Iglesia, en las cuales el espíritu fue desarrollando la Iglesia y la comunidad cristiana. Necesitamos recobrar la frescura del mensaje de Pedro y Pablo. La pregunta más importante que Pedro tuvo que contestar a lo largo de su vida fue la pregunta eterna: ¿Quién dice la gente que soy yo? "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios Vivo". La identidad de la iglesia está enraizada en la confesión de Jesucristo como el Hijo del Dios viviente. Y estamos aquí para hacer la misma profesión de fe y así conectarnos con Jesucristo. Pablo nos invita hoy, a pesar de todo, a competir bien, a completar la carrera, a guardar la fe en Jesucristo.

miércoles, 23 de junio de 2021


2021 JUNIO ADORACIÓN EUCARISTÍA:

JESÚS NUESTRO MEJOR AMIGO

 

Él quiere ser amigo, un amigo sincero de nuestras vidas: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”

Los discípulos de Emaús que experimentan su amistad. Su corazón ardía. Nosotros que buscamos estima. Nadie nos estima como Él. Nosotros que buscamos aplausos. Nadie nos aplaude como Él. Nosotros que buscamos afecto. Nadie nos ama ni nos amará como Él. Su amor nos eleva, aunque nos haga sufrir, porque nos exige. No puede permitir que seamos mediocres. Su amor no nos permite ser mediocres.

Él quiere ser nuestro compañero, un compañero de camino, como quiso serlo, para llenarles de optimismo, de aquellos discípulos atormentados y desanimados de Emaús. No es lo mismo trabajar por Él que trabajar con Él. Tenemos que realizar nuestra misión juntos: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo...” A veces nos empeñamos en caminar solos por la vida, como huérfanos tristes...

Él quiere ser vida, nuestra vida, como lo fue para aquel joven muerto de Naím o para aquel corazón también muerto por la ambición de Zaqueo. Vida es entusiasmo, felicidad, ideal, triunfo, satisfacción, juventud perenne. Jesucristo dice tener todo esto y quiere comunicarlo. Cuantas personas envejecidas prematuramente por el vicio, el hastío, el desengaño, la frustración o el aburrimiento; su vida ha perdido la brújula, ¿para qué y por qué vivir? No tienen respuesta.

Él quiere ser camino, nuestro camino, para ti que tanteas en las tinieblas anhelando una salida a tus ansias de felicidad. Todos queremos ser alguien, realizarnos, valer para algo, realizar grandes cosas, ser líderes. ¿Cómo lograrlo? La Virgen María nos da la solución en las bodas de Caná: “Haced lo que Él os diga”. La solución consistió en que en que en una boda en la que faltaba el vino se sirvió el mejor vino del mundo.

Él quiere ser verdad, tu verdad por la que luches y vivas. La verdad de la vida y de las cosas, el sentido y razón y felicidad de tu vida. Mi vida tiene una verdad; voy rumbo al puerto, mi vida tiene esperanza, tiene frutos, realizaciones, tiene plenitud con Cristo.

Él quiere ser resurrección, nuestra resurrección, es decir, tu esperanza, tu anhelo de una vida sin fin. Resurrección de todas las ilusiones muertas o moribundas, también de las ilusiones humanas, intelectuales. Resurrección de las grandes ideales y metas de la vida.

Él quiere ser alegría, la fuente de nuestra felicidad. La tristeza no es cristiana. La amargura y el desaliento tienen otro dueño. Mi tristeza y amargura son la cadena que nos tiene amarrado al mal. A Cristo le gusta abrir jaulas, quitar cadenas, abrir puertas de cárceles, tender puentes en el abismo.

Él quiere ser amor, ese amor que inunde de plenitud nuestra existencia. El deseo más fuerte del hombre es amar y ser amado. En el cielo este anhelo se transforma en éxtasis. Por la calle y por la vida pasan amores que nos acalambran por un rato, amores que engañan, que prometen felicidad total, y nos dejan con unos pétalos marchitos en las manos. Cristo es el Amor eterno, que te ama desde siempre y para siempre y te hace plenamente feliz, si tú quieres.

Él quiere ser roca, la roca donde nuestra debilidad encuentre fortaleza y optimismo. Rompeolas, roca de cimiento, muralla que defiende. Esto significa sentir seguridad, valor, certeza, fuerza, ímpetu juvenil, audacia, pasión por la misión y por la vida.

Él quiere ser paz, paz para nuestro corazón a veces atribulado y a veces probado por el dolor y el sufrimiento. Quiere que luches, pero con paz interior. Santa Teresa de Jesús: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada la falta. Sólo Dios basta”.

Él quiere ser “pan”, pan que fortalezca nuestro espíritu en las luchas y desgastes. Pan espiritual que me da la vida eterna. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna...” Pan de la ilusión y el entusiasmo por los grandes ideales. Pan de la victoria y de los resultados. Pan de la perseverancia. Pan para repartir a los hambrientos.

Él quiere ser perdón, para consolarnos en nuestras caídas y debilidades. Un perdón eterno, de todo y de siempre. Mucho nos tiene que querer el que nos ha perdonado tanto. “Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen”. Si algo le salió del corazón fue esta petición a su Padre. Amén

 

domingo, 20 de junio de 2021
























Hoy en nuestra parroquia hemos celebrado la renovación de las promesas matrimoniales y también dos niños han recibido su primera comunión
 

2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO XII

 

La imagen que hoy nos presenta el evangelio me parece extraordinaria para hablarnos del sentido de la Iglesia y su misión. Una pequeña barca que surca los mares y con Jesús a bordo.

- Lo primero que yo destacaría son las palabras de Jesús: vamos a la otra orilla. Quizá sea esta la misión de la Iglesia formada por Jesús y sus discípulos, ir a la otra orilla, no parar nunca, anunciar el Reino a todos los pueblos. Salir siempre de sí mismo para ir al encuentro de los demás. Quizá para muchos ir a la otra orilla sea atravesar el rellano de la escalera y saludar a aquel vecino o encontrar las cosas positivas de mi compañero de trabajo etc…

- Las barcas pequeñas o grandes están a salvo amarrados en el puerto, pero no fueron construidos para eso. Están hechos para navegar, y también para hacer frente a las tormentas. Navegamos sobre madera frágil en el mar de la vida, sobre cáscaras de nuez. Pero hay que ir siempre más allá: Hay un más allá que habita las cosas.

- La buena noticia no permanece a salvo, atracada en el muelle o anclada. Nuestro lugar no está en los éxitos, sino en un barco en el mar, mar abierto, donde tarde o temprano, durante la navegación de la vida, habrá aguas turbulentas y vientos en contra. La verdadera pedagogía es la de Jesús: transmitir sin miedo la buena noticia, navegar por el mar abierto, navegar hacia adelante, y con la alegría del mar infinito.

- En la breve navegación, Jesús se duerme exhausto. Y de repente surge la tormenta. A todos nos gustaría un cielo siempre despejado y luces claras para indicar la navegación, un puerto seguro y cercano. Pero en ciertos momentos nos asalta la percepción de que estamos abandonados en cuanto se levanta el viento de la enfermedad, una crisis familiar, relaciones dolorosas, esta pandemia. Nos sentimos náufragos en una historia donde Dios parece dormir, en lugar de intervenir de inmediato, ante los primeros signos de fatiga, ante el primer mordisco del miedo, en cuanto el dolor nos desgarra como un depredador.

El grito de la humanidad: ¿No te importa que muramos? Entonces Jesús se despertó, amenazó el viento y el mar ..., porque de verdad se preocupa por nosotros. Le preocupan los gorriones del cielo y nosotros vales más que muchos gorriones.

Dios está con nosotros. Dios no nos salva de la tormenta sino en la tormenta. No protege del dolor sino en el dolor. No salva al Hijo de la cruz sino en la cruz (P. Bonhoeffer). Él está con nosotros, para salvarnos de todos nuestros naufragios. Porque no tenéis fe. Jesús está con nosotros y con todos aquellos que, juntos, realizan los gestos sencillos y humildes que protegen la vida.

 

sábado, 19 de junio de 2021



 2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO XII

Los botes pequeños están a salvo, amarrados en el puerto, pero no para eso fueron construidos. Están hechos para navegar, y también para hacer frente a las tormentas. Navegamos sobre madera frágil en el mar de la vida, sobre cáscaras de nuez. Sin embargo, nos llega la palabra de Jesús: vayamos a la otra orilla, vayamos más allá. Hay un más allá que habita las cosas. No está en la señal del Evangelio permanecer a salvo, atracado en el muelle o anclado. Nuestro lugar no está en los éxitos, sino en un barco en el mar, mar abierto, donde tarde o temprano durante la navegación de la vida habrá aguas turbulentas y vientos en contra. La verdadera pedagogía es la de Jesús: transmitir sin miedo la pasión por el mar abierto, el deseo de navegar hacia adelante, la alegría del mar alto e infinito.

En la breve navegación, Jesús se duerme exhausto. No sé por qué surgen las tormentas en la vida. Luca, Marco, Matteo no lo saben: cuentan tormentas que siempre son iguales y todas sin por qué. A mí también me gustaría un cielo siempre despejado y luces claras para indicar la navegación, un puerto seguro y cercano. Pero mientras tanto el barco, un símbolo de mí, de mi frágil vida, de la gran comunidad, entretanto resiste. Y no por la muerte del viento, no porque se acaben los problemas, sino por el humilde milagro de los remeros que no abandonan los remos, que se apoyan mutuamente en la esperanza.

Para nosotros, en cambio, parece que estamos abandonados en cuanto se levanta el viento de una enfermedad, una crisis familiar, relaciones dolorosas, esta pandemia. Nos sentimos náufragos en una historia donde Dios parece dormir, en lugar de intervenir de inmediato, ante los primeros signos de fatiga, ante el primer mordisco del miedo, en cuanto el dolor nos desgarra como un depredador.

Así que aquí está el grito: ¿No te importa que muramos? Elocuencia de gestos: despertó, amenazó el viento y el mar ..., porque sí, me preocupo por ti. Me preocupan los gorriones del cielo y tú vales más que muchos gorriones; Me preocupo por los lirios del campo y tú eres más hermosa que todas las flores del mundo.

Me importa tanto que conté los cabellos de tu cabeza y todo el miedo en tu corazón. Y estoy contigo, para sumergirme en la oscuridad, iluminarme en el reflejo más profundo de tus lágrimas. En mis noches Dios está conmigo; entrelaza su aliento con el mío, y "no me salva" de "la tormenta sino" de la "tormenta. No protege del dolor sino en el dolor. No salva al Hijo de la cruz sino en la cruz ”(P. Bonhoeffer). Él está con nosotros, para salvarnos de todos nuestros naufragios, ha estado aquí desde antes del milagro: está en los fuertes brazos de los hombres de los remos; en el firme agarre del timonel; en las manos que vacían el fondo del barco. Está en todos aquellos que, juntos, realizan los exactos y sencillos gestos que protegen la vida.

jueves, 17 de junio de 2021



 Mañana viernes, Manos Unidas Dénia, nos unimos a la cena del Hambre, virtual de la delegación de Valencia por y para esos 820 millones de personas, que pasan hambre en el mundo.

Os animamos a recordar y ayudar a esas personas para que su vida cambie.

También os pedimos que os hagáis una foto de ese momento. Si no queréis que se os vea, sacarla de la mesa y así nuestra presencia en el acto se hará visible tanto aquí como en Valencia. Por favor, haznos llegar las fotos como comentarios.

Gracias de antemano por vuestra participación y generosidad

miércoles, 16 de junio de 2021



 

2021 junio ADORACIÓN EUCARISTICA: 

EL COLIBRÍ

 

De nuevo una semana más estamos aquí Jesús sacramentado para adorar y reconocerte como nuestro único Señor. Delante de ti se alejan todas las dificultades y se acrecienta la comunión contigo y con los hermanos. Estando cerca de ti, nos sentimos cerca de los demás y de la naturaleza. Nos sentimos parte de la nueva creación que con tu vida, tus palabras, tus gestos, tus actitudes nos regalaste y nos sentimos invitados a participar. Nos sentimos invitados a tomar parte del reino que ya está aquí y entre todos tenemos que hacer que aparezca y sobresalga en nuestro mundo y en nuestras sociedades.

EL COLIBRÍ

Cuenta la leyenda que un día hubo un incendio enorme en el bosque. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.

De pronto, el león vio pasar por sobre su cabeza al colibrí en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.

Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario:

- ¿Qué haces colibrí?, le preguntó.

- Voy al lago – respondió él – tomo agua con el pico y la echo al fuego para apagar el incendio.

El león sonrió.

- ¿Estás loco?, le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tu solo?

- No – respondió el colibrí – yo sé que solo no puedo. Pero ese bosque es mi hogar: Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido por eso. Y yo lo ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de él y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.

En ese momento, los espíritus del bosque que escuchaban al colibrí, se sintieron conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia el bosque. Y milagrosamente enviaron un fuerte chaparrón, que terminó con el incendio.

Las abuelas indias contaban esta historia a sus nietos concluyendo: ¿Quieres atraer los milagros a tu vida? ¡Haz tu parte!”

Queremos Señor hacer nuestra parte y aportar nuestro pequeño caudal de agua para apagar tantos fuegos que se alzan a nuestro alrededor que amenazan nuestras vidas y que pueden quitar el sentido y el fundamento.

Dios nunca nos abandona. Solo nos pone a prueba para conocer qué tan grande es nuestra fe. No nos abandones nunca para que a pesar de las dificultades podamos añadir nuestra aportación a la solución de los problemas de la humanidad. A veces tenemos que pasar por la obscuridad para luego ver la luz.

Sólo ábrele las puertas de tu corazón y deja que Él entre en tu vida y tome posesión de ella y te conduzca de su mano por los caminos que Él ha señalado para ti, porque Él sabe que es lo mejor para tu vida.