sábado, 27 de noviembre de 2021


 







TIEMPO DE ADVIENTO

1º DOMINGO DE ADVIENTO

Bendición de la corona y encendido de la primera vela
 


 2021 AÑO C TIEMPO DE ADVIENTO I

Comenzamos un nuevo año, según el calendario litúrgico; y empieza con un fuerte período de espera: es lógico pues cada año que comienza se reactivan expectativas, despiertan nuevas ilusiones.

Pero no es una espera pasiva, como alguien sentado en una sala de espera, sino una espera activa, vigilante, a la expectativa, preparando la casa, la habitación cuando esperamos que alguien querido llegue.

¡Estar atentos! exhorta san Pablo escribiendo a los hermanos de Corinto. Mirar, otear es un componente fundamental de la fe; ¡no con miedo, sino con confianza! 

Tener fe significa ser consciente de una doble presencia: la de Dios y la del mundo. Ser conscientes de que Dios Padre está presente hoy en la comunidad de humana. Ser conscientes del mundo, pero no del mundo en general y menos del mundo virtual, sino del mundo que hoy se muestra a nuestros ojos, del mundo que nos encontramos todos los días, del que formamos parte.

Es una vocación común de toda la Iglesia y de todo cristiano transformar el tiempo del hombre en tiempo de salvación, aceptando vivir los desafíos del presente a la luz de la fe. Aunque nuestro mundo esté marcado por un relativismo salvaje, que a menudo conduce a un vacío de ideales, a la ausencia de sentido y orientación, a un pensamiento débil. Ya no hay nada sólido, estable y definitivo, ni siquiera relaciones. De hecho, hoy hablamos de relaciones líquidas (Bauman). El individualismo y la soledad crecientes son las consecuencias fatales.

No es extraño que, a lo largo del evangelio, escuchemos tantas veces su llamada insistente: «vigilad», «estad atentos a su venida», «vivid despiertos». Es la primera actitud del que se decide a vivir la vida como la vivió Jesús. Lo primero que hemos de cuidar para seguir sus pasos.

Vivir despiertos significa no caer en el escepticismo y la indiferencia ante la marcha del mundo. No dejar que nuestro corazón se endurezca. No quedarnos solo en quejas, críticas y condenas. Despertar activamente la esperanza.

Vivir despiertos significa vivir de manera más lúcida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que a veces parece invadirlo todo. Atrevernos a ser diferentes. No dejar que se apague en nosotros el deseo de buscar el bien para todos.

Vivir despiertos significa vivir con pasión la pequeña aventura de cada día. No desentendernos de quien nos necesita. Seguir haciendo esos “pequeños gestos” que aparentemente no sirven para nada, pero que sostienen la esperanza de las personas y hacen la vida un poco más amable.

Vivir despiertos significa despertar nuestra fe. Buscar a Dios en la vida y desde la vida. Intuirlo muy cerca de cada persona. Descubrirlo en todo lo noble, bueno, recto y sensato.

¡Feliz Adviento a todos!

miércoles, 24 de noviembre de 2021


 

2021 MEDITACIÓN EUCARÍSTICA:

 EL CABALLO Y EL DEMONIO

En esta tarde Señor, en un ambiente de fin de tiempo litúrgico y anhelando el nuevo periodo del Adviento, como nueva oportunidad para ir trasformando nuestra vida y nuestras inquietudes. Nos damos cuenta que muchas veces dejamos salir de nuestro interior los más voraz y destructivo que todos tenemos: nuestra maldad puede alcanzar cotas inimaginables, y a veces provocada por un simple acto. Unas palabras, unas miradas disonantes, unas actitudes deshonestas pueden provocar un sinfín de acontecimientos negativos a nuestro alrededor. Oigamos esta curiosa historia:

 

EL CABALLO Y EL DEMONIO: Una vez un caballo estaba amarrado y se jaloneaba para soltarse, y vino un demonio y lo soltó.

El caballo se metió en la finca de un campesino y comenzó a comerse la siembra.

El dueño de la finca se enojó tomó su rifle y mató al caballo.

Entonces el dueño del caballo también se enojó tomó su rifle por venganza mató al dueño de la finca.

Después la mujer del dueño de la finca lo vio y mató al dueño del caballo.

Entonces el hijo del dueño del caballo se enfureció fuertemente y mató a la Mujer del dueño de la finca.

Los vecinos enardecidos, mataron al Muchacho y quemaron su casa; entonces le preguntaron al demonio;

¿Porque hiciste todo eso? El demonio respondió, yo sólo solté al caballo.

 

EL Diablo hace cosas simples, porque sabe que la maldad está en nuestros corazones y solitos hacemos el resto. Por eso es bueno pensar antes de actuar, no sea que una cosa sin importancia cause mucho daño.

En ocasiones el enemigo o nuestro adversario el diablo hace pequeñas cosas en nuestra vida, solo para probar el nivel de maldad que tenemos los hombres. A veces nos justificamos echándole la culpa al diablo de todo lo que nos pasa, pero tenemos que tener en cuenta que nosotros mismos somos responsables de nuestros actos.

Ya lo decía el libro de los Proverbios: El que fácilmente se enoja hará locuras; y el hombre perverso será aborrecido (Prov.14, 17)

Somos nosotros los que estamos tan llenos de maldad que olvidamos ser buenos, algunos dicen que el diablo se toma unas largas vacaciones a costa nuestra, de vez en cuando viene sopla un murmullo y regresa a sus vacaciones, y nosotros que ya estamos llenos de maldad explotamos el problema y sigue la confrontación. Él descansa mientras nosotros hacemos todo el daño que Él debía estar haciendo.

Recordemos que la palabra tiene poder, para dar vida y para dar muerte, para bendecir o para maldecir... Pensemos antes de actuar, no sea que una cosa sin importancia, cause mucho daño. Pensemos antes de hablar

Las críticas, los miedos, las culpas, los resentimientos causan más problemas que cualquier otra situación que pueda vivir el ser humano, e incluso producen enfermedades psicosomáticas.

El sentimiento o emoción del resentido es originado por el hecho de culpar a los demás en lugar de asumir la responsabilidad de nuestras experiencias interiores, o sea, lo que estás sintiendo. El resentimiento es un estado emocional propio del ser humano por el cual nos dolemos por lo que otros dijeron o hicieron, y al apropiarnos de ello sentimos dolor.

Señor Jesús ayúdanos a perdonar y reconocer nuestros fallos para tú los puedas curar junto a nosotros. Somos nosotros los que nos tratamos mal, dejando surgir los sentimientos negativos y vengativos. Que a Tu lado podamos sentirnos bien y a gusto, reconocidos y amados, para poder así amar a los demás, nuestros hermanos, amigos y enemigos. El perdón nos hace bien a nosotros en primer lugar y después a los otros

Ayúdanos a eliminar de nuestra vida todo resentimiento y vivir siempre en agradecimiento y en reconocimiento del don de los demás. Amén.

sábado, 20 de noviembre de 2021


 2021 AÑO B 

SOLEMNIDAD DE CRISTO REY DEL UNIVERSO

Pilato, el hombre que ostenta el mayor poder en Jerusalén, y el joven rabino desarmado: frente a frente, frente a la historia del mundo.

¿Eres el rey de los judíos? ¿Es posible que este galileo de ojos claros y rectos sea el líder de una revuelta, que de ella surja un peligro para Roma? No, ese hombre indefenso es un peligro para las tramas del sanedrín, para los juegos de los políticos: te han entregado a mí, quieren matarte. ¿Qué has hecho? Jesús me conmueve con su coraje, con su estatura interior, mientras hace que un viento real de libertad y orgullo se eleve sobre el pretorio. Y ahora abre el mundo de Pilato, lo amplía, introduce otra dimensión, otra latitud del corazón: mi reino no es de este mundo, donde hay luchas, violencia, abusos, engaños y devoraciones. En mi reino no hay legiones, ni espadas, ni depredadores. Para los reinos de este mundo, para el corazón de este mundo, lo esencial es ganar, en mi reino lo más importante es servir. Mi Reino pertenece a los pobres, a los claros, a los libres, a los artesanos de la paz y la justicia... He venido a levantar a los reyes del mañana de entre los pequeños de hoy. "He venido al mundo para dar testimonio de otra verdad". La palabra de Jesús es verdadera precisamente porque está desarmada, no tiene más fuerza que su luz. Él está ahí delante, la verdad; es el hombre en el que las palabras más bellas del mundo se han hecho carne y sangre, se han convertido en verdad.

 

Hoy no celebramos la subida al trono del amo del mundo, Jesús no es eso: es el autor y el servidor de la vida. Que cambia la lógica de la historia mediante la revolución de la ternura, la última palabra sobre el sentido de nuestra existencia y, al mismo tiempo, sobre el corazón de Dios. Entonces, ¿quién es mi Rey? ¿Quién es mi Señor? ¿Quién da órdenes a mi futuro? Lo elijo a él, a él de nuevo, al Nazareno, con la certeza de que nuestro retorcido corazón, esta enmarañada historia, sigue, a pesar de todas las negaciones, un camino de salvación. Porque Dios está involucrado, está aquí, tiene sus manos enredadas para siempre en la espesura de cada vida. Pilato toma la afirmación de Jesús: soy rey, y la convierte en el título de su condena, la inscripción burlona que se clavará en la cruz: éste es el rey de los judíos. Quiso burlarse de él, pero en cambio fue profeta: el rey está visible allí, en la cruz, con los brazos abiertos, donde lo da todo de sí mismo y no toma nada nuestro. El verdadero poder, el que cambia el mundo, es la capacidad de amar así, con amor desarmado, hasta el final, hasta el extremo, hasta el final.

 

Que venga tu Reino, Señor, y que sea tan hermoso como todos los sueños, tan intenso como todas las lágrimas de los que vivieron y murieron en la noche para forzar el amanecer.

 

miércoles, 17 de noviembre de 2021


 2021 NOV. MEDITACIÓN EUCARÍSTICA: 

Una Historia de verdad

 De nuevo delante de ti Señor queremos acercarnos a tu corazón y sentirlo palpitar por amor y por cada uno de tus hijos. Estar delante de ti nos llena nuestro interior y nos inunda de paz y sosiego. Nos damos cuenta que tú nos lo das todo y que sin ti estaríamos medio vacíos y estaríamos movidos por el viento de la vida. La capacidad de dar y de darnos es algo que recibimos de ti. Y aunque nos vaciemos o nos gastemos encontramos esa paz y serenidad interior que no hay otra manera de tenerla sino es como tú, vaciándonos por amor a los demás. Oigamos esta historia de verdad

Cuenta Katherine Hepburn, la gran actriz de cine: “Una vez, cuando era adolescente, mi padre y yo estábamos haciendo fila para comprar entradas para el circo. Finalmente, solo había otra familia entre nosotros y el mostrador de entradas. Esta familia me causó una gran impresión.

Había ocho niños, todos ellos menores de 12 años. De la forma en que estaban vestidos se podía decir que no tenían mucho dinero, pero su ropa era limpia, muy limpia. Los niños eran muy bien educados, todos ellos colocados en fila, de dos en dos detrás de sus padres, cogidos de las manos.

Estaban emocionados por los payasos, los animales y todos los actos que verían esa noche. Por su emoción, podías percibir que nunca antes habían estado en un circo. Sería un punto culminante en sus vidas.

El padre y la madre estaban a la cabeza de la manada de pie, orgullosos. La madre estaba sosteniendo la mano de su marido, mirándolo como si dijera: ‘Eres mi caballero de armadura brillante’. Él estaba sonriendo y disfrutando viendo a su familia feliz.

La señora de la taquilla le preguntó cuántas entradas quería, y él respondió con orgullo ‘quiero ocho entradas para niños y dos para adultos’. Entonces la señora dijo el precio.

La esposa del hombre soltó su mano, se le cayó la cabeza, el labio del hombre comenzó a temblar. Entonces se acercó un poco más y preguntó ¿cuánto dijo?

La señora de taquilla volvió a decir el precio.

El hombre no tenía suficiente dinero. ¿Cómo diría a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo?

Viendo lo que estaba pasando, mi papá metió la mano en su bolsillo y sacó un billete de $20 y lo dejó caer al suelo. No éramos ricos en ningún sentido de la palabra. Mi padre se inclinó, recogió el billete de $20, tocó al hombre en el hombro y dijo: “Disculpe, señor, se le cayó esto de su bolsillo”.

El hombre entendió lo que estaba pasando. No estaba pidiendo una limosna, pero sin duda agradeció la ayuda en una situación desesperada, desgarradora y vergonzosa. Miró directamente a los ojos de mi papá, tomó la mano de mi padre en sus manos, apretó el billete y con el labio temblando y una lágrima cayendo por su mejilla, respondió: “Gracias señor, esto realmente significa mucho para mí y para mi familia”.

Mi padre y yo volvimos a nuestro coche y condujo a casa. Los $20 dólares que regaló mi papá es con lo que íbamos a comprar nuestras propias entradas. Aunque no pudimos ver el circo esa noche, ambos sentimos alegría dentro de nosotros que fue mucho mayor que ver el circo. Ese día aprendí el verdadero valor de dar.

Una historia de verdad que nos emociona y nos recuerda que el que da es más grande que el que recibe. Si queremos ser grandes, más grandes que la vida, aprendamos a dar. No solo nuestros bienes, sino aquello que poseemos sin merecerlo, sin comprarlo, sin adquirirlo, como la ternura, el cariño, nuestros dones, la misericordia, etc.

El amor no tiene nada que ver con lo que esperas conseguir, solo con lo que esperas dar, que es todo. Recalcamos que lo importante es dar, bendecir a los demás, derrochar lo que somos y tenemos por el bien de la humanidad. Siempre hay mucha alegría en dar, pero sobretodo en compartir. Señor Jesús ayúdanos a descubrir este gran bien y este don que nos haces cada día, el don de la vida y del amor. Que como tu aprendamos a hacer el bien sin mirar a quien, y que lo hagamos desde el corazón, desde nuestro ser más íntimo.

sábado, 13 de noviembre de 2021

2021 AÑO B 

TIEMPO ORDINARIO XXXIII

 En este penúltimo domingo del año litúrgico nos preparamos porque llega a su fin. Jesús nos revela que la historia, la del mundo, la mía, la tuya, está en manos de Dios y la última palabra será su triunfo.

La imágenes catastróficas y apocalípticas no deben turbar nuestro ánimo en absoluto. En el Evangelio Jesús nos asegura el hecho de que Él volverá un día y nos reunirá desde los cuatro vientos; el oscurecimiento del sol y la caída de las estrellas, es porque todo lo hace nuevo. Lo antiguo ha pasado y ahora comienza algo nuevo, como una nueva creación desde la nada.

El universo es frágil a pesar de su gran belleza, miremos la realidad que acontece y nos damos cuenta que se está oscureciendo con sus 35 guerras en curso, la tierra se extingue envenenada, interminables caravanas humanas migran a través de mares y desiertos, no hay que esperar al final de los tiempos

Una cosa es cierta, Jesús ama la esperanza, no el miedo: aprendamos de la higuera: cuando sus ramas se vuelven tiernas y aparecen las hojas, decimos que el verano está cerca. Cada brote asegura que la vida vence a la muerte. Entonces comprendemos que el verano está cerca.

Dios está cerca, está aquí; de una manera hermosa, vital y nueva como la primavera en el cosmos. Dios no viene como un dedo acusador, sino como un abrazo, como un humilde brote de vida.

El sol y la luna pasarán, pues son el reloj del universo, la tierra se desmorona, pero sus palabras no pasaran, y ellas son el sol que nunca se ocultará en el corazón del hombre.

Eso nos da gran confianza pues no se perderá nada. Ningún gesto de amor será olvidado. La venida del Señor no traerá destrucción, porque la de Jesús, hasta el final, es una buena noticia. Nuestros pobres corazones masticados por la vida no caerán al vacío, sino que serán recogidos por Jesús y entregados en manos del Padre. Él sabe. No se olvida. No temamos.

Esto significa que todo esfuerzo pastoral está llamado a fructificar. No están destinados al fracaso, aunque, aparentemente, no maduren a nuestros ojos. El broche de oro, el colofón a lo que somos, decimos y hacemos está en ese final de los tiempos: nuestros ojos verán a Dios.

Entonces comprobaremos el valor escondido de toda pequeña o gran acción emprendida, mantenida y defendida en esta tierra que habitamos. Y es que, Dios, cosecha como quiere, cuando quiere y donde quiere.

Queridos hermanos Jesús está aquí y ahora, en el universo y dentro de nuestro corazón, debemos ser nuevos brotes, empapados de cielo, empapados en Dios. Por eso Jesús, concluye el Evangelio de hoy, nos recomienda: Estad atentos y vigilad, porque no sabéis cuándo

 

miércoles, 10 de noviembre de 2021

2021 Noviembre

 ADORACIÓN EUCARISTICA, AMIGOS DE VERDAD

 Hermanos, amigos en esta tarde en que nos colocamos delante de Jesús sacramentado, nos asaltan tantos sentimientos de bondad, de gratitud, de generosidad. Nos sentimos amados y queridos hasta el fondo del alma, en lo que somos y en los que nos falta para ser mejores. El Señor nos ama igual, y nos ama, así como estamos y como somos. La fuerza de ese su amor nos pone en pie y nos coloca en el camino del regreso a la casa del Padre. Cuentan una historia curiosa sobre la verdadera amistad, oigámosla:

AMIGOS DE VERDAD

Un hombre transitaba por un camino con su caballo y su perro, cuando de pronto se encontraron en medio de una tormenta muy fuerte. Para cubrirse, se refugiaron debajo de un enorme árbol, pero cayó un rayo y los tres murieron.

El hombre no se dio ni cuenta de lo que había pasado y prosiguió su camino con sus dos amigos, sólo sabía que los tres estaban sedientos.

En el camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza. En el centro había una fuente de donde manaba abundante agua cristalina, así que el hombre se dirigió a quien custodiaba la entrada:

- Buenos días. ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?

- Esto es el Cielo.

Sin hacer mucho caso dijo:

- Tenemos mucha sed, necesitamos beber.

- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera -y le señaló la fuente-.

- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed.

- Lo siento mucho -dijo el guardián-, pero aquí no se permite la entrada a los animales.

El hombre, a pesar de tener muchísima sed, dijo que no bebería si sus amigos no lo podían hacer también, se despidió del guardián y siguió.

Después de caminar un buen tiempo cuesta arriba, ya exhaustos, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una vieja puerta de madera que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.

A la sombra de uno de los árboles, había un hombre descansando.

-Buenos días, -dijo el caminante-.

El hombre respondió con un gesto.

- Tenemos mucha sed.

- Hay una fuente entre aquellas rocas, -dijo el hombre, indicando el lugar-. Podéis beber toda el agua, que necesitéis.

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y bebieron hasta saciarse. El peregrino volvió atrás para dar las gracias al hombre.

- Podéis volver siempre que queráis, le respondió.

- A propósito -dijo el viajero-, ¿cómo se llama este lugar?

- Aquí es el Cielo.

- ¿El Cielo? ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que el Cielo estaba allí!

- Aquello no era el Cielo, era el Infierno, -contestó el guardián-.

El caminante quedó perplejo.

- ¡Deberían prohibir que utilicen su nombre! ¡Esta falsedad debe provocar grandes confusiones!

- ¡De ninguna manera! En realidad, nos hacen un gran favor, ya que allí se quedan todos los que son capaces de abandonar… a sus mejores amigos.

Señor tu eres nuestro mejor amigo, contigo queremos caminar asidos de tu mano, buscando el agua viva, el agua que calma todo tipo de sed. Solo contigo encontremos lugar para refrescarnos y disfrutar de la amista de todo lo creado, todos somos tus criaturas y todos nos encaminamos felices hacia ti. Nunca nos abandones y que nunca sintamos flaqueza para seguir buscándote siempre.

sábado, 6 de noviembre de 2021


 


 

2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO XXXII

En este domingo en la primera lectura y en el evangelio aparece un personaje peculiar, las viudas. Representan a las personas siempre dispuestas a echar una mano a quien lo necesite y con un sentido arraigado de justicia, de solidaridad y cuidado por el bienestar de las otros.

Tienen una enorme capacidad para sobrevivir en la adversidad y desde esa experiencia han aprendido la importancia de ayudar y de sentir y valorar la cercanía de aquellos con quienes comparten su humanidad. La viuda de Sarepta experimentó que su generosidad tuvo su recompensa pues la orza de harina no se vació ni la alcuza de aceite se agotó,

Jesús, sentado frente al cepillo del tesoro del Templo observa la acción de esa mujer que se acerca a depositar su ofrenda. Una mujer sin nombre, sola, viuda, pobre. Las viudas pertenecen a la tríada bíblica de los indefensos: viudas, huérfanos y extranjeros. Jesús observa: su mirada es penetrante y aguda, como quien ama y cuida la vida en todos sus detalles. Percibe en un pequeño gesto, que prácticamente no significa nada, el destello absoluto de la presencia de Dios; precisamente en el detalle de dos moneditas. 

A continuación, convoca a sus discípulos y les relata el testimonio de aquella viuda sencilla y su desprendida generosidad: descubre en ella un gesto que revela su profundo amor y cómo toda su confianza está puesta en Dios.

Esta viuda dio nada, pero dio más que todas las demás. La medida de Dios no es cuantitativa, sino cualitativa. Su balanza no pesa la cantidad, sino el corazón. Esa mujer no da algo de lo superfluo, lo que le sobra, ella lo da todo, todo lo que tiene para vivir. Se da de lleno en su relación con Dios.

No busquemos personas santas en la vida, no busquemos personas perfectas, más bien busca personas generosas, que dan tiempo y cariño, esos pequeños gestos están hechos con mucho corazón. Un gesto de bondad nunca será insignificante. Confiemos en los generosos, no en los perfectos ni en los poderosos.

La actitud de esta mujer viuda nos enseña que lo importante es dar con generosidad, no la cantidad sino con el corazón.  Todo lo que hacemos da más vida o menos vida. Lo importante son esos gestos que comunican vida, que dan su corazón con pequeños o grandes gestos, gestos de cuidado, de atención, de amabilidad. Aunque sea solo dos pequeñas monedas, una migaja, de bondad, de cariño, una sonrisa o una caricia, hechas con todo el corazón nos abren el futuro más luminoso. 

Aprendamos de esta paradoja: lo que tiene menos valor, es lo más valioso. De la viuda podemos aprender la fidelidad, la bondad y la lealtad a aquello que cree y vive. Aprendamos a mirar y ver la realidad con los ojos de Jesús.

 

miércoles, 3 de noviembre de 2021


 2021 noviembre MEDITACIÓN EUCARISTICA:

 Te deseo lo suficiente

 De nuevo hemos venido hasta aquí Señor Jesús para estar contigo, para encontrar fuerzas, para sentir que nos amas y que siempre estás con nosotros. Ayer celebramos el día de los difuntos y nuestros recuerdos se amontonaron y las sensaciones fueron muchas. Pero estamos convencidos que tú también los cuidas y proteges. Por eso solo pedimos que nos des la suficiente fuerza y energía para continuar caminando por la vida con alegría y esperanza. La suficiente esperanza para confiar en tu Palabra y confiar en tu descanso.

Cuentan esta historia: Hace poco tiempo cuando estaba en el aeropuerto escuché por casualidad a una madre e hija que se estaban despidiendo. Cuando anunciaron la partida del vuelo ellas se abrazaron y la madre dijo: "Te amo y te deseo lo suficiente".

La hija respondió: "Madre, nuestra vida juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he necesitado. También te deseo lo suficiente".

Ellas se saludaron con un beso y la hija partió. La madre pasó muy cerca de donde yo estaba sentada y noté que ella necesitaba llorar.

Traté de no observarla para no invadir su privacidad, pero ella se dirigió hacia mí y me preguntó:

"¿Alguna vez se ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?"
Sí, lo he hecho - respondí. - Perdón por preguntar - contesté-, pero ¿por qué esta despedida es para siempre?

Yo soy una mujer vieja, y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es que su próximo viaje será para mi funeral.

Cuando se despidió de ella escuché que le dijo "te deseo lo suficiente". ¿A qué se refiere?

Comenzó a sonreír. Eso es un deseo que hemos transmitido de generación en generación. Mis padres solían decirlo. Ella hizo una pausa y miró hacia arriba como si tratara de recordarlo en detalle, luego sonrió aún más. Cuando decimos "Te deseo lo suficiente", es que deseamos que la otra persona tenga una vida llena de sólo lo suficientemente bueno para vivir.

Entonces, dirigiéndose hacia mí, ella compartió lo siguiente como si lo estuviera recitando de memoria:
"Te deseo que tengas suficiente sol para mantener tu espíritu brillante, te deseo suficiente lluvia para que aprecies aún más el sol"

"Te deseo suficiente felicidad para que tu alma esté viva"

"Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de la vida parezcan más grandes"

"Te deseo que tengas suficientes ganancias que satisfagan tus necesidades" "Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees."

"Te deseo suficientes bienvenidas para que logres soportar las despedidas".

Luego ella comenzó a llorar y se alejó. Se dice que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora en apreciarla, un día para amarla, pero una vida para olvidarla. Toma el tiempo necesario para vivir.

 

La vida es una realidad maravillosa que no deja de sorprendernos. Cuantos más datos nos proporciona la ciencia, mejor podemos comprender que la vida del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es un misterio que desborda el ámbito de lo puramente humano, material y meramente biológico.

En su constante progreso, la ciencia afirma cada vez con más fuerza, que desde la fecundación tenemos una nueva vida humana, original e irrepetible, con una historia y un destino únicos. Una vida que tiene que ser acogida, respetada y amada en cada circunstancia y situación.

Dios jamás dejará de proporcionarnos lo suficiente para vivir la vida en plenitud. Él nos enviará al Espíritu Santo Consolador (en la soledad), el Espíritu Santo siempre está con nosotros, acompañándonos en cada momento. Jesús nos ha prometido que no nos dejará solos, que camina junto a nosotros. Sepamos ser buenos discípulos de lo que Dios nos está enseñando a diario.

Sepamos ver la mano de Dios en cada momento de nuestra vida. Amén