miércoles, 17 de noviembre de 2021


 2021 NOV. MEDITACIÓN EUCARÍSTICA: 

Una Historia de verdad

 De nuevo delante de ti Señor queremos acercarnos a tu corazón y sentirlo palpitar por amor y por cada uno de tus hijos. Estar delante de ti nos llena nuestro interior y nos inunda de paz y sosiego. Nos damos cuenta que tú nos lo das todo y que sin ti estaríamos medio vacíos y estaríamos movidos por el viento de la vida. La capacidad de dar y de darnos es algo que recibimos de ti. Y aunque nos vaciemos o nos gastemos encontramos esa paz y serenidad interior que no hay otra manera de tenerla sino es como tú, vaciándonos por amor a los demás. Oigamos esta historia de verdad

Cuenta Katherine Hepburn, la gran actriz de cine: “Una vez, cuando era adolescente, mi padre y yo estábamos haciendo fila para comprar entradas para el circo. Finalmente, solo había otra familia entre nosotros y el mostrador de entradas. Esta familia me causó una gran impresión.

Había ocho niños, todos ellos menores de 12 años. De la forma en que estaban vestidos se podía decir que no tenían mucho dinero, pero su ropa era limpia, muy limpia. Los niños eran muy bien educados, todos ellos colocados en fila, de dos en dos detrás de sus padres, cogidos de las manos.

Estaban emocionados por los payasos, los animales y todos los actos que verían esa noche. Por su emoción, podías percibir que nunca antes habían estado en un circo. Sería un punto culminante en sus vidas.

El padre y la madre estaban a la cabeza de la manada de pie, orgullosos. La madre estaba sosteniendo la mano de su marido, mirándolo como si dijera: ‘Eres mi caballero de armadura brillante’. Él estaba sonriendo y disfrutando viendo a su familia feliz.

La señora de la taquilla le preguntó cuántas entradas quería, y él respondió con orgullo ‘quiero ocho entradas para niños y dos para adultos’. Entonces la señora dijo el precio.

La esposa del hombre soltó su mano, se le cayó la cabeza, el labio del hombre comenzó a temblar. Entonces se acercó un poco más y preguntó ¿cuánto dijo?

La señora de taquilla volvió a decir el precio.

El hombre no tenía suficiente dinero. ¿Cómo diría a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo?

Viendo lo que estaba pasando, mi papá metió la mano en su bolsillo y sacó un billete de $20 y lo dejó caer al suelo. No éramos ricos en ningún sentido de la palabra. Mi padre se inclinó, recogió el billete de $20, tocó al hombre en el hombro y dijo: “Disculpe, señor, se le cayó esto de su bolsillo”.

El hombre entendió lo que estaba pasando. No estaba pidiendo una limosna, pero sin duda agradeció la ayuda en una situación desesperada, desgarradora y vergonzosa. Miró directamente a los ojos de mi papá, tomó la mano de mi padre en sus manos, apretó el billete y con el labio temblando y una lágrima cayendo por su mejilla, respondió: “Gracias señor, esto realmente significa mucho para mí y para mi familia”.

Mi padre y yo volvimos a nuestro coche y condujo a casa. Los $20 dólares que regaló mi papá es con lo que íbamos a comprar nuestras propias entradas. Aunque no pudimos ver el circo esa noche, ambos sentimos alegría dentro de nosotros que fue mucho mayor que ver el circo. Ese día aprendí el verdadero valor de dar.

Una historia de verdad que nos emociona y nos recuerda que el que da es más grande que el que recibe. Si queremos ser grandes, más grandes que la vida, aprendamos a dar. No solo nuestros bienes, sino aquello que poseemos sin merecerlo, sin comprarlo, sin adquirirlo, como la ternura, el cariño, nuestros dones, la misericordia, etc.

El amor no tiene nada que ver con lo que esperas conseguir, solo con lo que esperas dar, que es todo. Recalcamos que lo importante es dar, bendecir a los demás, derrochar lo que somos y tenemos por el bien de la humanidad. Siempre hay mucha alegría en dar, pero sobretodo en compartir. Señor Jesús ayúdanos a descubrir este gran bien y este don que nos haces cada día, el don de la vida y del amor. Que como tu aprendamos a hacer el bien sin mirar a quien, y que lo hagamos desde el corazón, desde nuestro ser más íntimo.

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