sábado, 5 de septiembre de 2015

EVANGELIO 6 de septiembre del 2015



LOS SIGNOS DE LA VIDA
Mc.7,31-37
Le presentaron a Jesús un sordo que casi ni hablaba, y le pidieron que le impusiera las manos. Apartándolo a un lado, le metió los dedos en los oídos. Mirando al cielo dijo EFFETÁ, es decir ábrete. Al momento se le abrieron los oídos, y se le soltó la traba de la lengua que le dificultaba hablar.
ENTRA EN TU INTERIOR
Nuestra era se le conoce como “de las comunicaciones”, aunque aumenta día a día la incomunicación y la soledad.
El sordomudo vive rodeado de gente, pero está encerrado en su mundo, necesita que alguien le acerque a Jesús y lo saque de su aislamiento. Jesús le hablará suavemente en su corazón y le tocará sus oídos para curarlos. En nuestro bautismo se abrieron nuestro oídos para escuchar la Buena Noticia que nos trae el Señor y somos palabra de oración, con la que profesamos nuestra fe y alabarlo.
Las personas sordas dicen que ellos a menudos se sienten separados de los demás y se ven forzadas a vivir encerradas en su mundo. ¿ Y yo estoy sordo a la Palabra de Dios?. Puedo oírla ¿Pero la pongo en práctica?

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