domingo, 26 de noviembre de 2017

JESÚS  REY ATÍPICO DE UN REINO DE AMOR, COMPROMISO, CARIDAD Y ENTREGA
Digo Jesús: Cuando venga el Hijo del hombre, se sentará en su trono, separará a unos de otros...venid benditos de mi Padre.. Porque tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber...
ENTRA EN TU INTERIOR
“Tu Reino es vida, tu Reino es verdad, tu Reino Justicia...es Paz...Gracia...es amor  ¡Venga a nosotros tu  Reino, Señor!”. ¿Cuántas veces hemos recitado o cantado estas palabras?.
Jesús nunca se proclamó Rey, más bien se puso al servicio total del Reino, de tal forma, que fue el centro mismo de su predicación, vida e incluso la Causa por la que dio la vida. Pero también es verdad que Jesús es el Rey de nuestras vidas, de nuestro corazón, de nuestros sueños y proyectos, o así debería ser.
En el relato de esta semana que cierra el año litúrgico, se nos habla del juicio del final de los tiempos, pero no nos debemos preocupar, Jesús como Maestro nos da las claves para salir airosos del examen.

Jesús no juzga, ni condena, Él apenas separa. Somos cada uno de nosotros los que juzgamos y condenamos por la manera en que actuamos ante: los que se encuentran excluidos o nosotros mismos excluimos, ante los “no bien recibidos” y que nosotros despreciamos abandonándoles y/o rechazándoles apartándolos  de la comunidad.  Pero ahí no termina el relato añade “todo lo que hicisteis a mis hermanos más pequeños”...(, a todos los que empequeñecemos.)Un examen que se no sabemos cuándo acontecerá, ni identificaremos las preguntas, pues en cada una de las acciones sin apenas darnos cuenta ha empezado ya nuestra evaluación, pero no es solo eso... pues es Jesús que está en cada uno de ellos, solo que  nuestra ceguera nos impide verle y sentirle en cada uno de los rostros, de la Presencia del Señor entre nosotros. En el atardecer del nuestro camino seremos examinados en el amor, manifestado en las obras más que en las palabras, los gestos más que la teoría. El Señor, nos llama, nos invita a que podamos reconocerlo en el pobre, en el humilde, en que  se siente solo, en el que le damos la espalda... Así de claro.

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