miércoles, 22 de junio de 2022


  2022 JUNIO, ADORACIÓN EUCARISTICA.
 La arboleda

Dentro de unos días celebraremos la fiesta del Sagrado corazón de Jesús. Una fiesta muy significativa dentro del universo de la fe. Pues celebramos ese corazón roto y coronado de espinas que Jesús entregó por cada uno de nosotros.

La devoción al Sagrado Corazón siempre ha estado íntimamente ligada a la Eucarística. La Misa es la expresión plena del amor de Su Corazón por Su Padre y por nosotros. La Liturgia Eucarística hace presente sin cesar el deseo de Cristo al compartir su vida: "Este es mi cuerpo entregado y esta es mi sangre derramada por vosotros"

El Sagrado Corazón es símbolo de la vida interior de Jesús en su totalidad. Nos recuerda Su invitación a que vayamos a Él y acojamos su yugo suave y su carga ligera. En la Eucaristía vamos a Jesús, a Su Corazón manso y humilde. "Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso”.

Que hermosos sería un retorno sereno y armonioso al Corazón de Jesús. Sería una tarea urgente e importante entrarnos en el Corazón de Jesús. Jesús sacramentado en esta tarde te pedimos que nos acojas dentro de tu corazón lleno de amor y derrama todos tus dones sobre nosotros y sobre el mundo entero. Oigamos esta bonita reflexión

La arboleda: Cerca de un arroyo de aguas cristalinas, había un pequeño bosque. Los árboles eran muy variados. Todos gastaban las energías en ser más altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíces. En cambio, un laurel dijo:

- Yo voy a invertir mi savia en tener una buena raíz; así creceré y podré dar mis hojas a todos los que me necesiten.

Los otros árboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.

El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, señoreando sus flores y perfumes, meneando el abundante follaje.

- ¡Laurel!, le decían, ¿para qué quieres tanta raíz? Mira, a todos nosotros nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza. ¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocúpate sólo de ti!

Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenía raíces fuertes.

Un buen día se desató una terrible tormenta y sacudió y resopló sobre el bosque. Los árboles más grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados que por más que gritaban no pudieron evitar que el viento los derribara. En cambio, el pequeño laurel, como tenía pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.

Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difíciles no son las apariencias, sino lo que está oculto en las raíces dentro de tu corazón…, allí…, en tu alma… Y es ¡EL AMOR!

Que importante es el amor que tú nos enseñas a vivir y a desarrollar. A veces creemos que las cosas ocultas, sencillas y simples no tienen valor y sin embargo Jesús las ensalza continuamente en el evangelio. Es el valor de lo oculto, de lo pequeño. (Mt. 6, 1-18 y Lc 21, 1-4)

Este cuento nos ha enseñado que la fe está en la raíz de nuestra existencia como luz para caminar y fortaleza para resistir, como certeza interior de la compañía del Viviente.

La verdadera devoción al Sagrado Corazón de Jesús representa y recuerda Su amor por nosotros. Significa devoción al amor de Jesucristo por nosotros en la medida en que este amor nos es recordado y representado por Su Corazón de carne.

Jesús te pedimos en esta tarde que nos hagas amar cada día más como tú nos amas. Que amemos con sinceridad y con verdad a todas las personas que tú nos pones en nuestro camino. Que seamos portadores de tu gran inmenso amor para con todos y que tu corazón palpite dentro del nuestro. Queremos confiar en ti y ponemos toda nuestra vida en tus manos de hermano y guía de nuestras vidas. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario