domingo, 24 de julio de 2016

domingo, 24 de julio 2016



ABBA, nuestro
Jesús estaba orando, cuando terminó uno de los discípulos le dijo “Señor, enséñanos a orar”, Les dijo cuando oréis decid : Padre...
ENTRA EN TU INTERIOR
El Evangelio, nos invita a orar, a través de la oración que  Jesús nos enseña a nosotros sus discípulos; a pedir y llamar con insistencia,  nos anima a acercarnos al Corazón del Padre, que nos regala su amor y siempre está disponible para lo que necesitemos. Como un buen Padre, Él está a la escucha de nuestra oración, de nuestras necesidades.
La oración que nos enseña Jesús comienza con una palabra “Padre”. Es la primera condición para que Dios escuche nuestra oración confiada. Que acudamos a Él como el niño que está convencido del amor que su padre le tiene y espera todo de Él.
Dios ya sabe lo que necesitamos...antes que se lo pidamos ya está dispuesto a dar lo que le solicitamos. Somos nosotros que nos tenemos que auto convencer de su amor. Debemos pues invocarlo desde la confianza como Padre mío, nuestro que es. ¿Es de verdad nuestra oración, una conversación confiada con Nuestro Padre o es solo una petición interesada?
Jesús nos enseña que hemos de pedir  por todos y no pedir por mí. Que venga su Reino para todos. El Reino de Dios es el de la paz, de la solidaridad, de la fraternidad, de la comprensión, de la misericordia, del perdón....” Pedid y se os dará, buscad y hallareis, porque quien pide recibe, quien busca encuentra”
¿Cuándo oramos y no recibimos la respuesta que esperamos, pensamos que el silencio del Padre desafía nuestra fe?
Este es el punto esencial de toda oración sincera: aceptar que se haga la voluntad  de Dios en mi vida. Porque esta aceptación supone que confiamos plenamente y nos ponemos en sus manos.


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