domingo, 13 de agosto de 2017

CONSOLIDA MI FE
Mandó Jesús a los discípulos que subieran a la barca y fueran a la otra orilla .Él subió a la montaña a orar. La barca iba lejos, sacudida por las olas, Jesús se les acercó andando sobre las aguas... Pedro le pidió ir hacia Él y le entró miedo. Jesús le dijo: Hombre de poca fe ¿por qué has dudado?
ENTRA EN TU INTERIOR

Empezamos la travesía por este magnífico texto del Evangelio de Mateo con la invitación a tener confianza en Jesús. Pedro camina sobre el agua acercándose a Él.  Para acércanos a Jesús, necesitamos arriesgarnos, “lanzarnos al agua”, vivir la aventura de vivir el camino andando, nunca desde la actitud sedentaria,  cómoda y, será así como descubriremos su presencia en nuestra vida, aunque sea en un camino lleno de dificultades. La verdadera fe, nos sostiene no por nuestra seguridad, sino por nuestra confianza en Él. Pedro tiene plena confianza, solo zozobra cuando cambia el foco de atención- de Jesús hacia el mismo -. Al igual que Pedro , en demasiadas ocasiones zozobramos, nos hundimos en la tempestad cuando descubrimos que nuestra confianza en Jesús es pequeña, que las dificultades que vivimos, las dificultades cuotidianas: enfermedades, paro, crisis, etc.. nos ahogan; cuando notamos “el agua al cuello” también vacilamos y nos hundimos, por la sencilla razón de perder de vista nuestra fe, nuestro sentimiento más profundo. Desde lo hondo gritamos: “ Sálvame Señor” . Y al igual que Pedro, podremos experimentar, que Jesús extiende su mano y sentimos su contacto, su mano extendida con todo cariño hacia nosotros para sostenernos. Él nunca nos deja solos, Él siempre se hace presente en nuestra travesía, nunca deja sin respuesta nuestra súplica, siempre nos dará su mano, su protección. Pero también nos recordará: ¡Que poca fe! ¿Por qué has dudado?  

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