miércoles, 11 de mayo de 2022


 2022 MEDITACION EUCARISTICA: 

Los dos halcones

Delante de ti Jesús sacramentado estamos en esta tarde para compartir estos momentos contigo, para dedicar nuestro tiempo al abrazo intenso y profundo de nuestro corazón al tuyo. Estamos seguros que este tiempo que dedicamos a estar contigo no es un tiempo perdido, sino todo lo contrario un tiempo ganado, porque nos renueva, nos da plenitud y nos hace crecer.

Tu presencia hace que saquemos todo lo bueno que tenemos dentro, esos talentos y dones con que tú nos enriqueciste. Queremos saber aprovecharnos de todo lo que somos para construir un mundo mejor, a la estatura como tú lo pensaste a la hora de la creación. Ayúdanos a compartir con los demás los dones recibidos para el bien de todos. Escuchemos esta historia.

Los dos halcones: Cuenta la historia que un rey de un país muy lejano recibió como obsequio en su cumpleaños dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los halcones estaba perfectamente educado, había aprendido a volar y a cazar, pero que no sabía qué le sucedía al otro halcón: no se había movido de una rama desde el día de su llegada a palacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie consiguió hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a varios miembros de la corte, pero a pesar de los intentos nada cambió; por la ventana de sus habitaciones el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil.

Publicó por fin un llamamiento entre sus súbditos solicitando ayuda, y entonces, a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.

- “Traed al autor de este milagro”, dijo a su séquito.

Al poco rato le presentaron a un campesino.

- “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?”

Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:

- “No fue difícil, Su Alteza, sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar”.

 

En nuestra vida hay muchas ramas que nos mantienen en una situación de comodidad. Algunos a pesar de la seguridad de la rama igualmente se arriesgan y se lanzan, aprendiendo a volar y buscando la superación personal.

Pero otros, como el segundo halcón, se acomodan en ella. A veces puede que algún acontecimiento rompa la rama de la costumbre, de la seguridad, entonces se dan cuenta de que pueden volar y superarse a sí mismos.

En ocasiones nos acomodamos sin ser conscientes de nuestras potencialidades, sin desarrollar todas nuestras cualidades, pues estamos cómodos en nuestra rama: quizá es necesario que alguien nos corte la rama para que podamos arriesgarnos al vuelo.

A veces las situaciones inesperadas, y que incluso en principio parecen negativas son verdaderas oportunidades para desarrollar nuestras potencialidades. Hemos de desarrollar nuestras capacidades y potencialidades, como dice el refrán: La confianza del pájaro no está en la rama en la que se apoya, sino en sus propias alas.

El Señor confió una cantidad considerable de sus riquezas a cada uno de nosotros. A mí también se me ha confiado mucho. Se me pedirá rendir cuentas de mis responsabilidades. Hoy miramos especialmente a nuestro mundo degradado, que parece que hemos manejado tan mal, dejándolo en un estado muy triste a nuestras futuras generaciones. Los dones son para que los pongamos a rendir.

El sirviente, de la parábola, que ocultó su talento por miedo, es etiquetado como inútil, una palabra dura sin duda.

Él espera mucho más de nosotros. Por eso, es importante que nos tomemos un tiempo para reflexionar cuáles son mis talentos, dones o habilidades y después preguntarme hasta dónde las estoy usando

Los primeros dos sirvientes de la parábola, se arriesgaron y duplicaron lo que habían recibido. Fueron alabados por su compromiso con el Maestro.

Amén

 

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