2025 CICLO C
TIEMPO ORDINARIO XXIII
El evangelio de san Lucas nos presenta
una invitación de Jesús a seguirlo, tomando nuestra cruz y renunciando a todos
nuestros bienes.
¿Qué significa seguir a Jesús, a qué
hemos de renunciar? Jesús nos pide unas
renuncias concretas: dejar padre y madre, dejar hijos, tomar la cruz y
renunciar a todos los bienes ¿Cómo entenderlo?
No es dejar abandonados a nuestros
familiares en sus necesidades o en su vejez, en triste soledad. Jesús en la
cruz, antes de morir no abandona a su madre, se la confía a Juan: “Ahí tienes a
tu madre”, le dice al discípulo. Jesús jamás abandonó a su madre.
Si alguien no me ama más que a su padre,
madre, esposa, hijos, hermanos, hermanas e incluso a su propia vida, no puede
seguirme. Siete objetos de amor son el mapa de nuestro tesoro, la ruta de
nuestra felicidad. Pero quién puede decir: ¿te amo Jesús, más que a mi hijo y a
mi madre?
- Pero notemos que el discurso de Jesús
gira en torno al verbo amar más. ¿Amas a tus seres queridos? Hazlo con
todo el cariño que puedas, pero no caigas en la idolatría de la familia, sino
abre tu corazón más allá de las paredes de tu casa. Quien está tan apegado a
las relaciones familiares que no es libre, se hace un grave daño, ante todo a
sí mismo.
Amarás a Dios «con todo tu corazón»
significa que no tendrás un corazón doble, sino sencillo, unificado, sin
engaños. Amarás a Dios con todo tu corazón, pero al mismo tiempo también a tu
prójimo. Los amarás sin reservas, porque los amores a medias son la negación
del amor.
- Luego Jesús sube el listón: Quien
no lleva su cruz... no puede... ¿Qué cruz? Dios no recibe gloria del
sufrimiento de nadie, incluso Jesús habría preferido prescindir de él. Dios no
está a favor del sufrimiento, sino del amor. Solo que amar cuesta, es pasión y
sufrimiento a la vez: «donde pongas tu corazón, allí encontrarás también tus
espinas».
- Si uno no renuncia a todo... Palabras
peligrosas, que al comprenderlas bien resultan hermosas: no te dejes
absorber por las cosas; aprende no a tener más, sino a amar bien. Un hombre
vale lo que vale su corazón, y no lo que vale su cuenta bancaria. Esto es
evangelio. Solo posees lo que has dado, eso nadie te lo quitará jamás. En
cambio, todo lo que hayas retenido acabará poseyéndote a ti: todo lo que no
sirve pesa (Madre Teresa de Calcuta).
Hemingway, en El viejo y el mar, cuenta
la historia de un viejo marinero que zarpa con un barco nuevo, pero llega una
tormenta y tiene que tirar todo al mar, pieza por pieza. Al final, solo le
queda una pequeña tabla rota que flota y a esa se agarra. Eso es la fe, ir flotando
en la tormenta, como podamos, como sepamos. Seguros de que hay una orilla, un
puerto para cada naufragio.
La cruz va llegando, no hay que
buscarla, lo que hemos de hacer es no renunciar a ella, asumirla con valentía y
generosidad. Dios no nos creó para sufrir, los dolores hemos de evitarlos, pero
hemos de asumir con valor todo aquello que suponga renuncia, que suponga
generosidad, que suponga ayudar a tanta necesidad que encontraremos a nuestro
lado.

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