sábado, 6 de septiembre de 2025


 

2025 CICLO C

TIEMPO ORDINARIO XXIII

 

El evangelio de san Lucas nos presenta una invitación de Jesús a seguirlo, tomando nuestra cruz y renunciando a todos nuestros bienes.

¿Qué significa seguir a Jesús, a qué hemos de renunciar?  Jesús nos pide unas renuncias concretas: dejar padre y madre, dejar hijos, tomar la cruz y renunciar a todos los bienes ¿Cómo entenderlo?

No es dejar abandonados a nuestros familiares en sus necesidades o en su vejez, en triste soledad. Jesús en la cruz, antes de morir no abandona a su madre, se la confía a Juan: “Ahí tienes a tu madre”, le dice al discípulo. Jesús jamás abandonó a su madre.

Si alguien no me ama más que a su padre, madre, esposa, hijos, hermanos, hermanas e incluso a su propia vida, no puede seguirme. Siete objetos de amor son el mapa de nuestro tesoro, la ruta de nuestra felicidad. Pero quién puede decir: ¿te amo Jesús, más que a mi hijo y a mi madre?

- Pero notemos que el discurso de Jesús gira en torno al verbo amar más. ¿Amas a tus seres queridos? Hazlo con todo el cariño que puedas, pero no caigas en la idolatría de la familia, sino abre tu corazón más allá de las paredes de tu casa. Quien está tan apegado a las relaciones familiares que no es libre, se hace un grave daño, ante todo a sí mismo.

Amarás a Dios «con todo tu corazón» significa que no tendrás un corazón doble, sino sencillo, unificado, sin engaños. Amarás a Dios con todo tu corazón, pero al mismo tiempo también a tu prójimo. Los amarás sin reservas, porque los amores a medias son la negación del amor.

- Luego Jesús sube el listón: Quien no lleva su cruz... no puede... ¿Qué cruz? Dios no recibe gloria del sufrimiento de nadie, incluso Jesús habría preferido prescindir de él. Dios no está a favor del sufrimiento, sino del amor. Solo que amar cuesta, es pasión y sufrimiento a la vez: «donde pongas tu corazón, allí encontrarás también tus espinas».

- Si uno no renuncia a todo... Palabras peligrosas, que al comprenderlas bien resultan hermosas: no te dejes absorber por las cosas; aprende no a tener más, sino a amar bien. Un hombre vale lo que vale su corazón, y no lo que vale su cuenta bancaria. Esto es evangelio. Solo posees lo que has dado, eso nadie te lo quitará jamás. En cambio, todo lo que hayas retenido acabará poseyéndote a ti: todo lo que no sirve pesa (Madre Teresa de Calcuta).

Hemingway, en El viejo y el mar, cuenta la historia de un viejo marinero que zarpa con un barco nuevo, pero llega una tormenta y tiene que tirar todo al mar, pieza por pieza. Al final, solo le queda una pequeña tabla rota que flota y a esa se agarra. Eso es la fe, ir flotando en la tormenta, como podamos, como sepamos. Seguros de que hay una orilla, un puerto para cada naufragio.

La cruz va llegando, no hay que buscarla, lo que hemos de hacer es no renunciar a ella, asumirla con valentía y generosidad. Dios no nos creó para sufrir, los dolores hemos de evitarlos, pero hemos de asumir con valor todo aquello que suponga renuncia, que suponga generosidad, que suponga ayudar a tanta necesidad que encontraremos a nuestro lado.

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