sábado, 19 de febrero de 2022



 

2022 AÑO C TIEMPO ORDINARIO VII

FESTIVIDAD SIETE SANTOS FUNDADORES

 Después de las bienaventuranzas de la semana pasada, hoy nos propone otro de los puntos importantes del mensaje evangélico: “Amad a vuestros enemigos”. No es fácil entenderlo, mejor dicho, es imposible entenderlo: la lista es tremenda: enemigos, los que nos odian, los que maldicen, los que os injurian. Jesús propone un planteamiento existencial, que va más allá de toda comprensión racional. La ley del talión, ojo por ojo… queda superada. Lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros. Sed compasivos como vuestro padre celestial es compasivo.

El verbo usado es ágape; amaos como Dios ama. No se nos exige simpatía o amistad con el enemigo sino el amor de Dios al que tenemos que imitar. Dios ama a todos los seres, no porque son buenos, sino porque Él es bueno.

La Festividad de los Siete Santos Fundadores nos recuerda que ellos son imagen y modelo de seguidores del Reino. Ellos nos enseñan a vivir a tope porque vivieron con sencillez de corazón. Los Siete Santos tuvieron que luchar para conseguir su sueño, se comprometieron con valentía y paciencia, a vivir el amor de Dios para con todas sus criaturas. A todos consideraban hermanos y dignos de su servicio. Fueron siervos del Evangelio y propusieron y nos proponen hoy volver al Evangelio, a vivir la fraternidad, rompiendo los muros, las divisiones de todo tipo. Quisieron servir a la Madre del Salvador; para servir como Ella; para servir con Ella a los pies de las infinitas cruces de hoy. No olvidemos que no somos amos y señores sino siervos humildes, fieles, obedientes. Como se ama a los enemigos, a los que nos odian, maldicen o injurian:

- Cuidar mejor las actitudes como la paciencia, el respeto, la discreción, la dulzura, la honradez, el sentido del deber..., hablar con delicadeza. Usamos lenguaje decadente y de mal gusto.

- Profundizar la experiencia de Dios, y sentirnos amados, a pesar de nuestra fragilidad, solidarios y cercanos a todos. Ser hermanos y solidarios con la humanidad y menos dogmáticos.

- Asumir un estilo de vida desprendido. Un estilo sencillo sin consumismos excesivos y sus consecuencias; una transparente serenidad y libertad interior que no necesita títulos especiales.

- Desechar todo aquello que nos separa de los demás, apostar por espacios que ayuden a la comunicación con las personas, a la acogida sincera con el calor suficiente.

- Ser amigos de la humanidad, y en especial de aquellos que viven situaciones de exclusión en nuestra sociedad. Recordando que la amistad no surge porque yo quiera sino porque dos quieren, esto significa que los demás tienen que experimentar nuestra sinceridad de ánimo y de trato.

Que la celebración de los Siete Santos nos anime a no sentirnos protagonistas de nada, sino todos contribuyendo para realizar una sociedad nueva y unas comunidades renovadas en la matriz y en la intención, a nivel humano y cristiano, que brillen por el ejemplo, la sinceridad, y la verdad de sus vidas. Amén

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