sábado, 17 de diciembre de 2022


 

2022 AÑO A TIEMPO DE ADVIENTO IV

En este domingo IV del tiempo de adviento Dios prometió al rey Ajaz que su dinastía iba a continuar y el propio Dios le anima a pedirle una señal que le haga ver que su promesa se cumplirá. Ajaz se negó a pedir una señal a Dios porque no se fiaba de Él.

El evangelio que acabamos de escuchar nos habla del bueno de José que tenía sus propios planes. Era un humilde carpintero de Galilea. Hacía poco que se había desposado con una joven llamada María, aunque todavía no vivían juntos. Sorprendido y consternado, descubrió que estaba embarazada. Sin embargo, en lugar de dejarse llevar por la ira, denunciándola ante las autoridades, tuvo compasión de ella y decidió repudiarla en secreto. Entonces, Dios habló a José para comunicarle sus planes salvíficos. Y José, a diferencia de Ajaz, confió totalmente en Dios.

En el fondo lo que nos cuenta el evangelio es una historia de amor, sus dudas y su corazón herido, decidió repudiarla en secreto. En secreto. Fue la única manera que encontró de salvar a María del riesgo de la lapidación, porque la amaba, ella ocupaba su vida, su corazón, incluso sus sueños. 

Resumiendo, los personajes de María, mujer viviendo en un contexto de sometimiento a la voluntad del marido y de su familia. Mujeres hebreas fácilmente repudiadas por razones ilógicas. Desde esta clave, nos lleva a percibir a María como desafiante de esta tradición y es modelo de mujer que no necesita la tutela de un varón para tener dignidad, valor y sentido de la vida; no necesita de una autoridad religiosa o política, para vivir su misión y para colaborar con el proyecto de Dios desde su identidad sin mediaciones y sin mediadores.

El segundo protagonista es José, hombre bueno de la Casa de David, “hombre justo” como dice el evangelio y que se ve sometido a un desafío muy importante en su vida. José debe discernir diferentes opciones, ninguna de ellas fácil: podría denunciarla para anular el desposorio, repudiarla en público o en privado. No es una decisión tomada desde la ley, desde la posición y rol del varón en aquella sociedad, sino desde la luz de Dios en su conciencia que le hace ver la mejor decisión en esta compleja situación.  José asume la paternidad legal de Jesús para vivir en el tiempo histórico y colabora con María para hacer posible el tiempo de Dios en nuestra humanidad.

El tercer protagonista es Dios que se revela en lo más profundo del ser humano para hacerle consciente de que no es un Dios lejano, fuera de la historia sino un Dios que forma parte de la misma entraña humana; Enmanuel, es más que un Dios con nosotros, es un Dios en nosotros. Se cumple así el final del evangelio de Mateo que confirma el inicio de su relato: «Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (Mt 28,20).

Como hoy también celebramos la fiesta de la esperanza de María, hagamos nuestra la ESPERANZA de que la PAZ sea la fuerza que cambie el rumbo y la energía de nuestro mundo de hoy. ¡Feliz domingo! ¡Feliz día a todas las Esperanzas!

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