miércoles, 24 de agosto de 2022

 

2022 AGOSTO MEDITACIÓN EUCARISTICA: 

El mejor regalo

Querido Jesús en el santísimo sacramento del altar, nos reunimos de nuevo esta tarde junto a ti para experimentar tu gran amor, y sobre todo para darte gracias por el gran regalo de tu vida para con nosotros. Tu vida dada y ofrecida por cada uno de nosotros, y nos damos cuenta cuan valiosos somos para ti y el Padre. Porque cada uno de nosotros somos el gran regalo de Dios a la humanidad, a las personas que nos quieren y nos rodean y para las personas que pasas con indiferencia por nuestra vida.

Como decía san Pablo en la carta a los Filipenses 1, 3: Doy gracias a Dios cada vez que os recuerdo; siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría. Cada uno de nosotros es motivo para dar gracias porque cada uno somos un gran regalo de Dios, de la vida para la huma2nidad. Y como tal tenemos que apreciarnos y aprender a valorarnos. Encontré esta bonita historia que nos hacer meditar:

EL MEJOR REGALO: “Las Personas somos Regalos: Las personas son regalos que la vida me ha dado. Ya vienen envueltas, algunas en forma muy bella y otras de una manera menos atractiva.

Algunos han sido maltratados en el correo; otros llegan como “Entrega Especial”; algunos llegan envueltos, otros cerrados con gran rigidez. Pero la envoltura no es el regalo y es importante darse cuenta de esto. Es muy fácil equivocarse en este sentido, juzgando el contenido por el estuche.

A veces el regalo se abre con facilidad; otras se necesita la ayuda de otras personas. Tal vez es porque tiene miedo, quizá han sido heridas antes y no quieren ser lastimadas de nuevo. Pudo ser que alguna vez se abrieron y luego se descartaron. Quizá ahora se sienten más bien como “cosas” que como seres humanos.

Nosotros somos criaturas de Dios y somos personas. Como todas las demás personas también soy un regalo. Poseo una bondad que es sólo mía. Y, sin embargo, algunas veces tengo miedo de mirar dentro de mi envoltura. Tal vez temo decepcionarme, quizá no confío en el que llevo dentro. Pudiera ser que en realidad nunca he aceptado el regalo que soy. Cada encuentro y comunicación entre personas es un intercambio de regalos. Mi regalo soy yo, tú eres tu regalo. Somos obsequios de Dios unos para con otros. Es difícil pensar en ocasiones que aquel que me ha lastimado es también un regalo de Dios, pero si vemos la ofensa como una envoltura maltratada y no nos quedamos con ella, seguramente encontraremos un hermoso regalo, pues de cada suceso Dios nos tiene una enseñanza para crecer en su amor, en nuestra fe. Nosotros mismos podemos tener una envoltura tan maltratada por el tiempo y/o las circunstancias, pero lo que llevamos dentro siempre será hermoso, pues quien lo puso ahí es nuestro Creador, solo tendríamos que ver hacia adentro y estar listos para darnos… descubre en tu interior todos los dones con los que el Señor te conformó y sé el digno regalo para los que te necesitamos”.

Así es las personas somos «un regalo». Un regalo, sí. Porque nuestros ojos tienen vida propia y una luz que serpentea al son de nuestras emociones. Somos producto del gran amor de nuestro creador y por tanto somos portadores de infinitas luces y señales de vida, todo ello abre autopistas en nuestra mente, en nuestro cuerpo y en nuestro corazón.

Cualquier vida, en sí misma, es un regalo para sí y para los demás. Y es que las personas bonitas están hechas de partes individuales recompuestas, pedazos de su yo reunificado cuando ha llegado la calma después de las tormentas.

Todos sufrimos contratiempos en la vida. Cuanto más numerosos son, más aprendemos y maduramos.  Es más, se suele decir que cuando se aprende la lección el dolor desaparece, aunque queden cicatrices en nuestro cuerpo y en nuestra alma. Es por esto que, las personas más bellas son las que no han tenido fácil recorrer los caminos de su historia. No es que hayan vencido al miedo y al dolor, es que ellas saben que no se puede sanar lo que te niegas a afrontar.

Como regalos que somos, ofrecemos cada día hermosos sentimientos a los demás. Por eso es tan importante que nos asomemos al mundo con la firme convicción de que SOMOS UN REGALO. De que tenemos que aportar y absorber con gusto las aportaciones de los demás. Esa es la verdadera riqueza, el valor de que todos seamos regalos con muchos destinos. Regalos de amor, regalos de amistad, regalos de familia, regalos de todo lo imaginado y por imaginar. Gracias Jesús. Amén
 

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