2025 CICLO C
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS
SANTOS
Hoy celebramos la solemnidad de todos los
santos, hombres y mujeres que a lo largo de la historia han entrado en le corazón
de Dios y viven en él.
Las Bienaventuranzas son las guías de la
historia. Las nueve palabras que abren el discurso de la
montaña no son el reflejo de los preceptos morales, no se refieren a los
mandamientos antiguos o a los nuevos (no matar, no robar, amar a su
prójimo...). No son un mandato o un deber, pero son la feliz noticia, la alegre
proclamación de que Dios da vida a aquellos que producen amor.
Las bienaventuranzas son el nuevo
corazón del nuevo hombre que siempre han soñado todos los
profetas. En ellas se revelan el rostro de Jesús, el rostro de Dios. Si Dios
también es pobre, es decir, mendigo de amor, si Dios es manso, entonces es
bueno ser dulce y tierno como él. Si Dios tiene un gran corazón y su medida es
perdonar sin medida, si es un pacificador, entonces es bueno inventar con él el
milagro frágil y luminoso de la paz.
Las bienaventuranzas se refieren a
situaciones de sufrimiento, de prueba. Un ángel misterioso
le dice a cualquiera que llora: Dios está contigo, camina a tu lado, enjuaga
las lágrimas, abre el futuro. Dios está en las lágrimas para multiplicar el
coraje. En la tormenta está a tu lado, es la fuerza de tu fuerza. Al igual que
en esa noche tormentosa en el lago de Galilea, él está allí.
Los santos y santas son realmente los
amigos de la humanidad, porque trazan los nueve caminos, avanzan en los únicos
caminos que aseguran un futuro para esta tierra nuestra. Porque ellos son los amigos
de Dios. Como el girasol se vuelve hacia el sol, los santos se vuelven hacia Dios.
Se exponen día tras día a la mirada de la ternura divina, recibiendo una
belleza inusual.
Hoy el evangelio de las bienaventuranzas
dice algo fuerte y dulce al mismo tiempo: la santidad es igual a la felicidad.
Hoy es la fiesta del santo que está
dentro de cada uno de nosotros. Una fiesta para sorprendernos: Yo también puedo
ser una persona que tiene sus raíces en la tierra pero seducido por lo eterno y
enamorado de las cosas divinas. En Apocalipsis Dios clama a su ángel: No
dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a
los siervos de nuestro Dios. Los santos son la salvación de la tierra,
la protección contra un futuro de devastación, la salvaguardia de todo el
conjunto creado, mientras haya santos. La santidad es la garantía no solo de un
paraíso individual sino de una supervivencia del mundo. Nuestra tierra tendrá
un futuro si empezamos a recorrer estos caminos juntos, si somos la gente de
las Bienaventuranzas.
Hay una historia aparente, hecha por los
fuertes, los poderosos, los astutos y otra subterránea, escondida cuyos
protagonistas son los pobres, los justos. La historia verdadera, la que tiene
sentido, duración, valor, consistencia, es la que pertenece a los hombres de
las bienaventuranzas. Sólo ellos conocen el secreto de la felicidad. No seremos
juzgados por si hemos alcanzado lo ideal, sino por si hemos caminado hacia él,
con lealtad y tenacidad. Felicidades a todos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario