viernes, 31 de octubre de 2025


 

2025 CICLO C

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Hoy celebramos la solemnidad de todos los santos, hombres y mujeres que a lo largo de la historia han entrado en le corazón de Dios y viven en él.

Las Bienaventuranzas son las guías de la historia. Las nueve palabras que abren el discurso de la montaña no son el reflejo de los preceptos morales, no se refieren a los mandamientos antiguos o a los nuevos (no matar, no robar, amar a su prójimo...). No son un mandato o un deber, pero son la feliz noticia, la alegre proclamación de que Dios da vida a aquellos que producen amor.

Las bienaventuranzas son el nuevo corazón del nuevo hombre que siempre han soñado todos los profetas. En ellas se revelan el rostro de Jesús, el rostro de Dios. Si Dios también es pobre, es decir, mendigo de amor, si Dios es manso, entonces es bueno ser dulce y tierno como él. Si Dios tiene un gran corazón y su medida es perdonar sin medida, si es un pacificador, entonces es bueno inventar con él el milagro frágil y luminoso de la paz.

Las bienaventuranzas se refieren a situaciones de sufrimiento, de prueba. Un ángel misterioso le dice a cualquiera que llora: Dios está contigo, camina a tu lado, enjuaga las lágrimas, abre el futuro. Dios está en las lágrimas para multiplicar el coraje. En la tormenta está a tu lado, es la fuerza de tu fuerza. Al igual que en esa noche tormentosa en el lago de Galilea, él está allí.

Los santos y santas son realmente los amigos de la humanidad, porque trazan los nueve caminos, avanzan en los únicos caminos que aseguran un futuro para esta tierra nuestra. Porque ellos son los amigos de Dios. Como el girasol se vuelve hacia el sol, los santos se vuelven hacia Dios. Se exponen día tras día a la mirada de la ternura divina, recibiendo una belleza inusual.

Hoy el evangelio de las bienaventuranzas dice algo fuerte y dulce al mismo tiempo: la santidad es igual a la felicidad.

Hoy es la fiesta del santo que está dentro de cada uno de nosotros. Una fiesta para sorprendernos: Yo también puedo ser una persona que tiene sus raíces en la tierra pero seducido por lo eterno y enamorado de las cosas divinas. En Apocalipsis Dios clama a su ángel: No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios. Los santos son la salvación de la tierra, la protección contra un futuro de devastación, la salvaguardia de todo el conjunto creado, mientras haya santos. La santidad es la garantía no solo de un paraíso individual sino de una supervivencia del mundo. Nuestra tierra tendrá un futuro si empezamos a recorrer estos caminos juntos, si somos la gente de las Bienaventuranzas.

Hay una historia aparente, hecha por los fuertes, los poderosos, los astutos y otra subterránea, escondida cuyos protagonistas son los pobres, los justos. La historia verdadera, la que tiene sentido, duración, valor, consistencia, es la que pertenece a los hombres de las bienaventuranzas. Sólo ellos conocen el secreto de la felicidad. No seremos juzgados por si hemos alcanzado lo ideal, sino por si hemos caminado hacia él, con lealtad y tenacidad. Felicidades a todos.

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