2025
CICLO A
FIESTA
DE LA SAGRADA FAMILIA
La fiesta de la Sagrada Familia no es
solo una conmemoración histórica, sino un llamado urgente a valorar la familia.
En un mundo donde la familia se está desmoronando, Dios nos ofrece a Jesús,
María y José como modelo insuperable de vida en común. La familia es la
comunidad de vida y amor, donde experimentamos lo que significa ser persona.
El Evangelio de hoy nos muestra una
familia en movimiento, enfrentando amenazas y dificultades, pero unida en la fe
y la obediencia a Dios. José, con su silencio elocuente y su pronta obediencia
al ángel, nos enseña que la paternidad responsable se manifiesta en la
protección y el sacrificio. María, que guarda todas estas cosas en su corazón
(Lc 2,19), nos muestra la maternidad que medita y acoge la voluntad de Dios en
medio de la incertidumbre.
San Pablo nos invita a vestirnos de compasión,
bondad, humildad, mansedumbre y paciencia y estas actitudes solo florecen cuando
cada uno pone el amor por encima de sus propios intereses.
Muchas familias hoy se sienten solas,
desorientadas ante modelos culturales que debilitan los vínculos familiares. La
Sagrada Familia nos ofrece esperanza: si incluso la familia de Jesús enfrentó
persecución, exilio y dificultades económicas, ninguna familia cristiana está
exenta de pruebas, pero ninguna está sola en ellas.
Hoy, más que nunca, el mundo necesita
familias que sean testigos valientes del Evangelio, que eduquen a sus hijos en
la fe y en los valores humanos, hogares donde se respire el amor de Dios, donde
se perdone siempre, donde se sirva con alegría.
Jesús predicó las actitudes que debían
tener los seres humanos. Jesús enseñó que todo ser humano debía relacionarse
con los demás como exige su verdadero ser.
Es verdad que la familia está en crisis,
pero las crisis no tienen por qué ser negativas. Todos los cambios profundos en
la evolución de la humanidad vienen precedidos de una crisis. La familia no
está en peligro, porque es algo completamente natural e instintivo. Tenemos que
demostrar con hechos, que el evangelio es el mejor instrumento para conseguir
una humanidad más humana.
La familia es el marco en que mejor se
pueden desarrollar las más profundas relaciones humanas. En ninguna otra
institución podemos encontrar mayor intimidad y mayor estabilidad, que son las
mejores e indispensables condiciones para que una relación se profundice y sea
humana.
Jesús fue un ser plenamente humano. Es
Dios el que se hace hombre, no Jesús el que se hace Dios. Si descubrimos que
Dios se hace humano, podremos experimentar que se está haciendo en cada uno de
nosotros. Este es el verdadero mensaje del evangelio. Esta es la buena noticia
que nos aportó Jesús.
Que María y José intercedan por todas
las familias del mundo, para que, siguiendo su ejemplo, seamos testigos de que el
amor es fuerte como la muerte y que en la unión familiar encontramos el
camino hacia la santidad y la felicidad verdadera.

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