viernes, 8 de diciembre de 2023


 

Dios te quiso así.

Toda para Él y bien dispuesta.

Sin mancha ni resquicio para la duda.

Llena de hermosura, pero más por dentro, que como a veces, nosotros miramos por fuera.

¡TODA HERMOSA! ¡QUE HERMOSA ERES MARIA!

¿Cómo embelesaste al Creador?

¿Con que voz le respondiste?

Desde el día de tu nacimiento, Dios, puso su dedo en Ti: te protegió y te guío, te preservó y te cuidó, te miró y, con amor solícito, te mimó.

Se fijó en Ti, por el vestido de tu obediencia.

Se enamoró de Ti, por las joyas de tu sencillez.

Se prendó de tu Ti, por el rostro de tu fe.

Se quedó en Ti, por la pureza de tu pensamiento.

Se sonrió a Ti por la pureza de tu inocencia.

Se limitó a Ti, porque supiste amar como nada ni nadie.

Tu privilegio, exenta de todo pecado.

Tu gracia, pura antes y después de tu alumbramiento.

Tu secreto, ser fiel a Dios hasta el final.

Tu intercesión, las súplicas de tus hijos e hijas.

En Ti, Nueva Eva, recuperamos la belleza, el amor sin fisuras, la transparencia en las miradas, la armonía con Dios y con la naturaleza…

todo aquello que, el pecado, por nuestros padres nos había arrebatado.

¡Gracias, María y Madre!

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