domingo, 3 de diciembre de 2023


 

Tengo ganas, Señor, de que el mundo se detenga:

que, tanto hombre desesperado, 

encontrase en Ti la llave para ser feliz,

que, miles de promesas no cumplidas,

sirvieran para que, de una vez por todas, 

entendiésemos que sin Ti…nada…no es posible nada

Ayúdame, oh Jesús, para cuando Tú llegues, me encuentres firme:

con los ojos clavados en el cielo,

con mi corazón encendido por la fe,

con mis pies pisando en la dirección adecuada,

con mis manos ayudando a sembrar esperanzas,

con mi rostro iluminado por tu divina gracia.

Te confieso que, frecuentemente, 

caigo en la somnolencia espiritual

Que, dioses de cartón o de dulces deseos, 

me atrapan y me invitan a desertar de mi vigilancia.

Por ello mismo, Señor, 

porque ni soy feliz ni estoy cómodamente situado,

Ayúdame a ser y estar vigilante…esperando. 

A permanecer erguido, inquieto y en vela

aguardando ese fantástico día en el que,

la paz, ya no será un imposible,

en el que, el amor, ya no será sólo poesía escrita,

en el que, el hombre, ya no será un adversario,

Quiero ser, hoy más que nunca,

vigilante de tus promesas y de tu venida, 

que me mantengan despierto y

contento el resto de mis días…hasta el momento de tu llegada.

¡VEN, ¡SEÑOR, JESUS! ¡TE ESTOY ESPERANDO!

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