sábado, 6 de enero de 2024


 

2024 CICLO B TIEMPO DE NAVIDAD

 EPIFANIA

Queridos hermanos hoy celebramos la Epifanía, la manifestación de Dios a todos los pueblos. Los antiguos estaban convencidos de que el nacimiento de un gran personaje, o un cambio importante en el mundo, era anunciado por la aparición de una estrella.

De acuerdo con lo anterior, nadie en Israel se habría extrañado de que una estrella anunciase el nacimiento del Mesías. La originalidad de Mateo radica en que la estrella que anuncia el nacimiento del Mesías se deja ver lejos de Judá. Pero la gente normal no se pasa las noches mirando al cielo, ni entiende de astronomía. Solo la distinguen unos astrónomos de la época, los magos de oriente: son los que tienen conocimientos profundos de la historia.

La narración es muy sencilla pero una auténtica joya literaria. El arranque, para un lector judío, resulta dramático. “Jesús nació en Belén en tiempos del rey Herodes”. El caso de Herodes es un caso patológico de apego al poder y miedo a perderlo, que le llevó incluso a asesinar a sus hijos y a su esposa. Al enterarse del nacimiento de Jesús, creyendo que era su competidor, intentó matarlo.

Y justo se entera de la manera más inesperada, no por información de la policía secreta, sino por unos personajes inocentes, los magos.

La estrella podría haberlos guiado directamente a Belén, pero entonces no se advertiría el contraste entre los magos y las autoridades políticas y religiosas judías. La solución es fácil. La estrella desaparece en el momento más inoportuno, cuando sólo faltan nueve kilómetros para llegar, y los magos se ven obligados a entrar en Jerusalén.

Nada más llegar formulan, con toda ingenuidad, la pregunta más comprometedora: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Una bomba para Herodes. La respuesta, consultado a los escribas, es inmediata: “En Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas”. Herodes informa a los magos y éstos parten.

Pero van solos, las autoridades políticas y religiosas judías no se preocupa por rendir homenaje a Jesús. Conocen la Biblia, saben las respuestas a todos los problemas divinos, pero carecen de fe. Mientras los magos han realizado un largo e incómodo viaje, ellos son incapaces de dar un paseo de nueve kilómetros. El Mesías es rechazado desde el principio por su propio pueblo, anunciando lo que ocurrirá años más tarde.

Los magos no se extrañan ni se desaniman. Emprenden el camino, y la reaparición de la estrella los llena de alegría. Llegan a la casa, rinden homenaje y ofrecen sus dones. Estos regalos se han interpretado desde antiguo de manera simbólica: oro (realeza), incienso (divinidad), mirra (sepultura).

Alegría, adoración y regalo: Son las actitudes que nos mueven esta fiesta, la alegría por la luz inmensa que proviene de lo alto, la adoración al niño, y el ofrecimiento de los regalos. Eso es lo típico del 6 de enero. Pero el mejor regalo es ofrecernos, llenos de alegría, a los demás.

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