sábado, 20 de enero de 2024


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO III

 

La detención de Juan Bautista fue la señal para que después de treinta años de vida discreta en Nazaret, Jesús saldrá de su anonimato para inaugurar su misión, aquella para la que su Padre le envió al mundo.

En adelante, lo veremos por los caminos de Palestina proclamando la Buena Nueva en palabras y obras. Se ha cumplido el tiempo de las promesas. ¡El Reino de Dios está aquí! Convertíos y creed en el Evangelio. Son las palabras con las que Jesús inaugura su ministerio público.

Para Jesús es apremiante que todos conozcan y reconozcan en él el Evangelio de Dios, la Buena Nueva del Reino de la que él es la manifestación visible y palpable. Para ello comienza su misión escogiendo e invitando a cuatro de sus primeros colaboradores para asegurar la continuidad de su misión: Simón y Andrés, Santiago y Juan, lo dejan todo para asociarse a su proyecto de «pescar hombres» para el Reino de Dios.  

Participar en el proyecto de Jesús, conlleva ciertas exigencias: requiere ponerse en camino y marchar en pos del Maestro; por otro lado, desprenderse de todo: redes, casa, familia, en definitiva, dejarlo todo para recibirlo todo de Él.

La invitación a la conversión de la primera lectura y del Evangelio de este domingo consiste en conformar nuestras realidades cotidianas, toda nuestra vida, al Reino de Dios inaugurado por Cristo, cuyos valores son la justicia, el amor, la paz, la verdad, la solidaridad, etc.

En el mundo actual, cada vez más egoísta, más dividido y polarizado... Jesús se dirige a cada uno de nosotros y nos interpela: ¡Necesito pescadores de hombres! ¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Damos testimonio con palabras y acciones de la realidad del Reinado de Dios?

Jesús no enseñó una doctrina religiosa para que sus discípulos la aprendieran y difundieran correctamente. Jesús anuncia un acontecimiento que pide ser acogido, pues lo puede cambiar todo: Dios se está introduciendo en la vida con su fuerza salvadora. Hay que hacerle sitio.

Se avecina un tiempo nuevo. Dios no quiere dejarnos solos frente a nuestros problemas y desafíos. Quiere construir junto a nosotros una vida más humana. De ahí la necesidad de la conversión personal. Cambiar la manera de pensar y de actuar. Vivir creyendo esta Buena Noticia.

Para Jesús el reino de Dios es el corazón de su mensaje, esta pasión alienta toda su vida. Lo sorprendente es que Jesús nunca explica directamente en qué consiste el reino de Dios. Él sugiere con parábolas inolvidables cómo actúa Dios y cómo sería la vida si nosotros actuáramos como él.

Para Jesús, el reino de Dios es la vida tal como la quiere construir Dios. Ese era el fuego que llevaba dentro. Para Jesús, el reino de Dios no es un sueño, es el proyecto que Dios quiere llevar adelante en el mundo. Es el único objetivo que debemos de tener sus seguidores. ¿Cómo sería la Iglesia si nos dedicáramos solo a construir la vida tal como la quiere Dios, no como la quieren los amos del mundo?

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