sábado, 13 de enero de 2024


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO II

Iniciamos el tiempo litúrgico ordinario con este 2º domingo con el Bautista que, al ver pasar a Jesús, indica a sus discípulos «Ese es el cordero de Dios». No es una simple información sino una invitación a entrar en contacto con Jesús.

Los dos discípulos sintieron gran curiosidad, lo siguen, y escuchan las primeras palabras que pronuncia Jesús en el evangelio: ¿Qué buscáis? No es una pregunta trivial, ¿qué es lo que quieres? ¿cuál es tu anhelo más profundo? La respuesta es tímida, se dirigen a él con profundo respeto, llamándolo “rabí”, y se limitan a preguntarle ¿dónde vives? No hay interés alguno por su doctrina. Lo fundamental es lo que hace, la manera de vivir, el proyecto de vida.

Venid y ved. No hay explicaciones, ni justificaciones, es una invitación a comprobar, ser testigos. Es una oportunidad para experimentar la realidad de Jesús. El Maestro acompaña, enseña, no impone, quiere que cada uno sea protagonista y dueño de su vida. Llamados a compartir, a ser personas que entran en relación con otras personas, capaces de amar.

Los discípulos respondieron con un sí a la invitación del Maestro: fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Por desgracia no sabemos de qué hablaron desde las cuatro de la tarde en adelante. De esa larga conversación Andrés sacó la conclusión de que aquella persona era alguien más que un rabí cualquiera. Así lo comunica entusiasmado a su hermano Simón: Hemos encontrado al Mesías.

Andrés y Simón llegan hasta Jesús y éste se le quedó mirando. Jesús no lo saluda. No le pregunta qué busca. No necesita que Andrés se lo presente. Él sabe quién es y quién es su padre. Inmediatamente, con una autoridad suprema, le cambia el nombre por Cefas, sin explicarle por qué se lo cambia ni qué significa ese nombre.

Simón advierte que Jesús está disponiendo de él sin consultarle, sin permiso. Sin embargo, no reacciona. La escena simboliza el poder de Jesús sobre Simón y una cierta predilección por él, ya que es el único al que le cambia el nombre.

La vocación es ponerse en marcha. Los caminos son muchos, las opciones múltiples; toda opción precisa de un compromiso, fidelidad y responsabilidad. 

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