miércoles, 3 de enero de 2024


 

2024 ENERO MEDITACIÓN EUCARÍSTICA

DESEOS DE AÑO NUEVO

Ante todo, nos ponemos en tu presencia Jesús, hijo de Dios y de María, de una manera consciente y detenida. Señor, Tú estás aquí. Yo lo creo. Tú me ves... Me contemplas... Penetras mi alma hasta el fondo... Me escuchas... Me amas... Yo soy alguien para Ti. Importo ante tus ojos. Lo creo, Señor, porque Tú lo dijiste; y ni quieres, ni puedes engañarnos. Si Tú estás aquí, y lo creo, debo comportarme como lo hago delante de alguien que es muy importante para mí. Este acto de oración y meditación, de búsqueda de Ti, de tu voluntad. Sea para tu mayor gloria.

En una ocasión Dios me dio a conocer la caducidad de la vida. Y ahora no necesito enviar mensajes a mi cerebro. Un nuevo año llegado. El tiempo es breve. Urge la santidad. Lamentaremos en el futuro no haber entregado al Señor hasta los últimos rincones de nuestras almas. Al arrancar cada día la hoja del calendario, soy consciente: jamás volverá esta jornada. El bien no practicado por olvido o pereza, será una isla de vacío en el pequeño lago de nuestra existencia. Este nuevo año galopará más aún que los anteriores. Cada momento es una oportunidad irrepetible. ¿Cuándo nos entregaremos de verdad a nuestro Dios y Señor? Pasarán junto a nosotros personas; podremos derramar sobre ellas amor y entrega generosa. ¡Hora es ya de abandonar la comodidad y el respeto humano, hijos del egoísmo! El regalo de un año nuevo puede ser el último

Merece la pena vivir como cuando vivimos el ideal cristiano. Lo importante es ir poco a poco aumentando este amor a Dios. Conocerle más y más en la lectura y la oración. Vencer nuestras inclinaciones hacia el mal; renunciar a nosotros mismos. Entregarnos cada vez más totalmente a Él.

Cuando llega el año nuevo nos viene a la memoria aquella frase de Kempis: "Si cada año quitáramos un defecto, pronto seríamos perfectos". Seamos conscientes de que Él quiere nuestro esfuerzo y amor, y nos dará ilusión para comenzar el año con el deseo de su mayor gloria. ¡Es hermoso vivir con esperanza!

Que el amor esté presente en cualquier palabra que digamos. Que las verdaderas amistades continúen y nunca las perdamos. Que el perdón y la compasión superen la amargura y las desavenencias.

El inicio del nuevo año siempre nos inquieta, pero desde que ha comenzado el siglo XXI, nos impresiona aún más. Cuánto tiempo perdido en etapas anteriores.

Ser amantes de verdad de Jesús en la Eucaristía para conseguir mayor eficacia en el desarrollo el Reino de Dios. Vamos a reconocer en los inicios del nuevo año a Jesús en "la fracción del pan"; vamos a escuchar su grito en el silencio del Sagrario que habla a nuestro corazón en diálogo de amor, en llamada a la felicidad de la Comunión, que nadie más que Dios puede proporcionar. ¿Qué nos ha ocurrido durante tantos años perdidos? Hemos buscado en cualquier otro lugar nuestra satisfacción, y por eso no ha sido completo nuestro gozo. ¡Y nuestra actividad en el Reino, puro fracaso!

Procuremos con la ayuda del Señor una actitud general alegre, positiva y sin estrés psicológico. Cuidado con estar tenso desde la mañana. Levantarse con paz; dedicar unos minutos a la oración; al ejercicio; no marchar de casa precipitado al trabajo.

Tengamos pensamientos positivos siempre, y de una manera más consciente cuando llegan los problemas. Ni el trabajo, ni la relación con los demás han de impedir nuestra actitud alegre, positiva y sin estrés.

Un paso decisivo para la salud mental es reconocer que el trabajo no lo es todo; que se puede vivir con menos recursos económicos, que las personas cercanas no están en contra de nosotros. Gran parte de la felicidad está en la familia y en el tiempo libre.

Elegir un talante positivo para enfrentarse con los problemas diarios. Las dificultades no deben sorprenderte ni irritarte, porque has de saber controlar las situaciones.

Acepta lo que no se puede modificar; no malgastemos tiempo ni energía quejándonos. Jamás dramaticemos, y tratemos de encontrar el lado divertido de las situaciones. Rechaza los pensamientos negativos y cámbialos por positivos.

Señor enséñanos a busca soluciones, y sacar provecho de las circunstancias. Que construyamos la vida sobre la base del amor a Ti y al prójimo, sobre el amor a la familia. El amor alimenta el entusiasmo y enriquece a uno mismo y a cuantos nos rodean. Amén

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