sábado, 6 de enero de 2024


 

Tú, estrella divina, nos ayudas a descubrir el corazón de Dios que late en un portal a postrarnos ante Aquel que, siendo Dios, se hace hombre a ofrecer, entre miserias y debilidades, la fortuna de nuestra fe.

Eres, estrella celeste, manifestación de un Dios que guía al hombre hasta Jesús sendero por el que caminan los que elevan sus ojos hacia el Creador luz para todo aquel que, viviendo en la oscuridad, busca nitidez para su fe.

Eres, estrella que cruza el inmenso cielo, dedo que señala al rey que todos esperan.

Eres, estrella que parpadea con guiño de Dios, veleta que nos revela al rey humilde y oculto, real, universal, rompiendo las fronteras que los hombres vamos levantando.

Estrella de Belén eres signo de un acontecimiento llamado a ser universal que lleva a un Dios escondido.

¡Párate, detente estrella divina y veloz!

Queremos vislumbrar, ya desde ahora, a Aquel que profetas y reyes, ángeles y pastores anunciaron y adoraron.

Gracias, Señor, pues, bien sabemos, que cuando hay LUZ la LUZ ya no tiene estrellas.

Y, Tú, Señor, eres luz que apaga y esconde todas las demás estrellas. Amén.

 

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