SÍMBOLO: SUDARIO
El evangelio de este
domingo resalta la amistad de Jesús con Lázaro: “Aquél al que tú quieres...”,
el amor y la amistad devuelven la vida a Lázaro. Vivimos en un tiempo de
descomposición social y de relaciones superficiales. Jesús nos ofrece la
oportunidad de rehacer a nuestro alrededor UN NUEVO TEJIDO DE RELACIONES de
amistad y solidaridad profunda, que engendran vida, vecindad abierta,
fraternidad honda y sincera.
Sudario, de la palabra
latina sudarium, significa en su origen un lienzo que sirve para cubrírle el
rostro a las personas muertas. Nosotros hoy ponemos a los pies del altar este
sudario símbolo de muerte, inútil en nuestras vidas, porque Tú despiertas de
nuevo en nosotros y a través de nosotros, la pasión de vivir por Dios, en Dios
y para Dios.
A los pies del
Altar hemos puesto estas 7 lámparas encendidas como símbolo de la plenitud de
tú luz.
El tiempo en que vivimos es muchas veces un tiempo
de insensibilidad e indiferencia que, todo lo más, se mueve a impulsos del
momento, pero luego se calma y se olvida. Un tiempo también donde no es fácil
apreciar los valores de una verdadera humanidad. Hay individualismo y
agresividad. Hay permisividad a veces hasta ingenua. Hay mucha ceguera.
Jesús devuelve la vista al ciego de
nacimiento y nos ofrece una
oportunidad para ABRIR LOS OJOS y encontrar una nueva jerarquía de valores, para recuperar la sensibilidad abotargada, para apreciar lo que de verdad vale la pena
3º DOMINGO
DE CUARESMA SÍMBOLO – AGUA
Sociedad de consumo. La
sed se agota en cada objeto consumido, y necesitamos un nuevo objeto que
consumir. Esta es la base de la economía y de la sociedad. La cantidad es lo
que cuenta. Ése es el “manantial” de donde –dicen- brota la felicidad. La sed
más profunda de las personas queda, sin embargo, insatisfecha y se buscan otros
manantiales. Jesús le ofrece a la
samaritana –y a nosotros-, una
nueva oportunidad para BEBER UN AGUA DIFERENTE,
Y nosotros preguntarnos:
¿ Cuál es el manantial
del que bebemos para satisfacer nuestra sed ?.
ENSANCHAR
EL HORIZONTE de
nuestras expectativas
Navegar hacia Jesús
es, coger el timón y dirigir nuestro corazón rumbo al faro que Él es para
nosotros, Jesús entrevé su camino de incomprensión, persecución, pasión e incluso
muerte. Pero, en medio de la incertidumbre, experimenta el gozo de una
presencia llena de luz, que le invita a la esperanza y le da nuevo
impulso para cumplir su misión desde la fidelidad.
Nosotros debemos dejarnos guiar aunque la travesía
sea difícil, porque con su ayuda conseguiremos que las dificultades sean
superadas.
Por eso hemos puesto a los pies del altar nuestro timón y nuestra brújula
Como marinos debemos
levar anclas, estirar las velas, sujetar fuerte el timón y emprender nuestro
viaje. Jesús transfigurado se convierte en una oportunidad para ENSANCHAR EL
HORIZONTE. Jesús se convierte en nuestra brújula que nos ayuda a no perder de
vista nuestra meta y guía nuestros pasos.
NUESTRO TESORO EN VASIJAS DE BARRO
El Miércoles pasado, los cristianos
recibíamos una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al
quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos del año pasado.
Este gesto simbólico se hace como
respuesta a la Palabra
de Dios que nos invita a la conversión,
como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua.
Durante la Cuaresma recordamos que nuestra fe la llevamos cada uno en
nuestra vida como si fuese “en vasijas
de barro”, (de ahí el sentido de esta vasija sobre el altar), y que como
cristianos debemos revelar este “tesoro”
gratuito de amor y podamos decir con el Cardenal Newman: “
“[…]Señor Jesús, brilla a través de
mí
y quédate tan profundamente en mí
de tal modo que todo aquel que
encuentre
pueda sentir Tu presencia en mi
vida…[…]”
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