domingo, 30 de julio de 2023


 

¿DÓNDE ESTÁS, SEÑOR?

Me dicen que, hace un tiempo, 

te sembraron en mi corazón…y no te encuentro.

Que pregonan que, en el cielo te hallas,

y cuando levanto la vista no te alcanzo.

Me repiten que, en los destrozos del mundo,

es donde especialmente sales a nuestro lado y…no llego a percibir tu presencia.

¿Qué tengo que vender para poder comprarte?

¿Qué tengo que dejar para poder conseguirte?

Mis ojos no te ven porque andan distraídos,

porque prefieren verse seducidos

por el gran capital que el mundo oferta.

¡Demasiado bien sé dónde se encuentra tu tesoro!

En el silencio, que tanto hiere porque tanto me dice.

En la humildad, donde la pequeñez tanto me asusta.

En la sinceridad, que me convierte en diana de tantos dardos.

Ayúdame, oh Cristo, a no perder el campo de tu tesoro:

La fe que es llave para poder amarte y descubrirte.

El amor que es bono seguro que cotiza en el cielo.

Mi perfección, para no convertirme en algo vulgar y solitario.

¡NO ME CONTESTES, SEÑOR! 

Soy yo, quien hoy más que nunca,

necesito buscarte por mí mismo

y ponerte en el lugar que te corresponde: ¡EN EL CENTRO DE MI TODO! 

Amén

 

sábado, 29 de julio de 2023


 

2023 AÑO A TIEMPO ORDINARIO XVII

 

La liturgia de este domingo propone un texto que nos invita a mirar adentro. Y con una visión muy positiva. No tenemos que ir a buscar nada fuera. Ni los triunfos, ni la tranquilidad, ni la seguridad. Los motivos del gozo y la paz están ahí para quien quiera despertar. En el centro del corazón hay un tesoro escondido. Nuestra vida es tan valiosa como una perla preciosa. Merece la pena cualquier esfuerzo –vender todo cuanto tenemos– para encontrar todo cuanto somos.

El protagonista de la primera parábola es un hombre con suerte. Mientras camina por el campo, encuentra un tesoro. Su primera reacción es esconderlo. Repuesto de la sorpresa, se llena de alegría y decide apropiarse del tesoro, pero legalmente. La única solución es comprar el campo. Es grande y caro. No importa. Vende todo lo que tiene y lo compra. Entrar en el Evangelio "es como entrar en un río de alegría" (Papa Francisco), respirar aire fresco. ¡Dios establece con nosotros la pedagogía de la alegría! No nos privemos de un solo día feliz.

El protagonista de la segunda parábola es distinto, no pierde el tiempo paseando por el campo. Es un comerciante concienzudo que va en busca de perlas de gran valor. No la encuentra por casualidad, va tras ella con ahínco. Como buen comerciante, calculador y frío, no salta de alegría cuando la encuentra, pero hace lo mismo que el primero: vende todo lo que tiene para comprarla.

El caminante y el comerciante venden todo, pero para ganarlo todo. No pierden nada, lo invierten. Hacen un trato. Así somos los cristianos: elegimos y, eligiendo bien, ganamos. No somos mejores que los demás, sino más ricos: tenemos un tesoro de esperanza, de valor, de libertad, de corazón, de Dios.

Las parábolas, aparte de infundir ilusión, animan también a un examen de conciencia. El cristiano, con su actitud, es quien revela a los demás el valor supremo del Reino. Si no nos llenamos de alegría al descubrirlo, si no renunciamos a todo por conseguirlo, no haremos perceptible su valor. Lo que sucede con Dios es lo que sucede a quien encuentra un tesoro o una perla: un vuelco total y gozoso que sobrecoge la existencia, algo que marca la diferencia entre el antes y el después.

La tercera parábola empalma muy bien con las dos anteriores. Hay gente dentro de la comunidad que no vive de acuerdo con los valores del evangelio, que no mantiene esa experiencia de haber descubierto un tesoro o una perla. La respuesta es muy dura, se separarán los peces buenos y los malos.

Tesoro y perla son los nombres que el enamorado da a su amor. Hermanos debemos sentirnos como el caminante afortunado y el rico comerciante, porque conocemos el placer de creer, el placer de amar a Dios: una fiesta del corazón, de la mente, del alma. Demos gracias a Aquel que nos hizo tropezar con un tesoro, con muchas perlas, por muchos caminos, por muchos días de vida.

miércoles, 26 de julio de 2023


 

2023 JULIO ADORACIÓN

La flor más bella del jardín

 

Señor Jesús aquí nos tienes para pasar unos momentos contigo. Vivimos siempre buscando encuentros significativos y aquí contigo sentimos la fuerza de tu presencia en la eucaristía y en el amor que nos tienes. Esto nos hace vivir íntegramente y con honestidad. Eso es lo que te pedimos hoy haznos cada día más sinceros y honestos contigo y con los que nos rodean. Queremos imitar tu integridad total y absoluta. Escuchemos esta linda historia.

La flor más bella del jardín: Cuentan que, en un remoto poblado de oriente, vivía una pareja de ancianos que eran muy viejos. Los dos eran casi centenarios y todo el mundo los admiraba porque tenían, según se comentaba, el jardín más hermoso de la Tierra. Allí crecían flores que nadie más era capaz de cultivar y el aroma de las plantas embriagaba el aire varios kilómetros a la redonda.

Los ancianos sabían que ya no les quedaba mucho tiempo de vida. Lo que más lamentaban era despedirse de su jardín. No querían que el trabajo de toda una vida tuviera un destino incierto. Por eso, acordaron que se lo entregarían al jardinero que más lo mereciera. Después de pensarlo durante varios días, los ancianos llegaron a la conclusión de que lo mejor era realizar un concurso entre los jardineros. Esta era la única manera de saber cuál de ellos era merecedor de quedarse con el fabuloso jardín. Lo que hicieron, entonces, fue pedirles a los pobladores de la región que difundieran la noticia.

El que estuviera interesado en heredar el jardín, debía presentarse en la primera noche de luna llena de ese mes. A los que comparecieran les pondrían una tarea. La noticia corrió como pólvora y los más prestigiosos jardineros de Oriente estaban interesados en concursar.

La criada de los dos ancianos tenía una hija, que amaba profundamente a ese jardín, pero no sabía nada de jardinería. Por eso sintió pena cuando se habló del concurso. Seguramente el ganador ya no le iba a permitir a su hija volver a ese sitio encantado y ella iba a estar muy triste.

La mujer le contó a su hija sobre el concurso, para que fuera preparándose a decirle adiós al bello jardín. Sin embargo, la muchacha decidió participar en el evento, aunque no ganara.

Cuando llegó la fecha señalada, se hicieron presentes los más famosos jardineros de Oriente. También la hija de la criada, que quería, al menos, ver el jardín por última vez. En el momento justo salieron los ancianos y les informaron que les darían una semilla a todos. Debían cultivarla y, pasados tres meses, quien trajera la flor más bella ganaría el concurso.

Todos salieron muy entusiasmados, incluyendo la hija de la criada. Era una prueba justa y cada quien iba a poner su mejor empeño en realizarla de la mejor manera. La muchacha se dio a la tarea de cultivar la semilla a la mañana siguiente. Sabía que estaba en desventaja frente a jardineros expertos, pero pensó que lo que no tenía de conocimientos, le sobraba en amor por el jardín de los ancianos. Los días pasaron y la semilla no brotaba. Ella la regaba con paciencia. La sacaba al sol y dejaba que le diera el viento, pero nada. Por más cuidados que le prodigara, no sucedía nada.

El tiempo pasó y llegó el día de la prueba. La semilla de la muchacha estaba igual que el primer día. Aun así, ella quiso ir a la prueba para despedirse del hermoso jardín que tanto amaba. Quizás esa era la última vez que podría verlo.

Comenzaron a llegar jardineros de todos los rincones. Cada uno de ellos traía flores esplendorosas, de aromas exquisitos y maravillosos colores. La chica quedó sorprendida. Nunca había visto muchas de las raras especies que había en ese salón. La pareja de ancianos comenzó a inspeccionar cada una de ellas. Observaban las flores con detenimiento y las evaluaban. Cuando llegaron a donde estaba la semilla de la chica, apenas miraron y siguieron de largo.

Llegó el momento del veredicto, los ancianos dictaminaron que la ganadora era la hija de la criada. Nadie podía creerlo. Se escucharon voces airadas que exigían una explicación. Entonces los ancianos les dijeron que todas las semillas que les habían entregado eran estériles. Le daban el premio a la chica porque ella era la poseedora de la flor más bella y más difícil de cultivar: la honestidad.

Haznos Jesús que busquemos y seamos siempre honestos e íntegros en nuestros pensamientos y acciones, que ellas reflejen la belleza de nuestro interior y seamos capaces de construir relaciones fraternas basadas en estos valores, tan olvidados en nuestra sociedad. Amén

domingo, 23 de julio de 2023


 

¿CÓMO SE HACE, SEÑOR?

Crecer y florecer hacia arriba, hacia el cielo,

cuando tantas cosas me empujan a ser pequeño como la tierra.

Convivir con lo que no me deja ser ni vivir.

Sembrar la bondad cuando sólo me responde el mal.

Levantar a un hermano cuando desea mi ocaso.

Dejar que te acompañe el que piensa de distinta manera.

Defender el bien, cuando tan de moda está el mal.

Callar cuando mis labios me piden hablar.

Hablar, cuando el evangelio me exige callar.

Apartar de mí, la parte de cizaña,

que hace que, mi pensamiento, esté confundido.

Apartar de mis pies la cizaña del inmovilismo,

de una fe fácil, sin trascendencia y conformista.

Apartar de mi lengua la cizaña de mis malas palabras

que hieren, cortan, distancian, ofenden.

¿CÓMO SE HACE, SEÑOR? 

El alcanzar la paciencia cuando ves que, la cizaña del mal,

brota y se agiganta más rápidamente que las semillas del bien.

Por eso te pido: Dame valor en la lucha;

Perseverancia en mis obras;

Ilusión en mi siembra;

Comprensión hacia mis adversarios;

Caridad en mis juicios;

Seguridad en mis caminos;

Esperanza en lo que hago, digo, siembro y medito.

Amén

sábado, 22 de julio de 2023


 

MARTES 25 de JULIO, SOLEMNIDAD DE SANTIAGO APOSTOL – PATRONO DE ESPAÑA - , celebraremos a las 20 horas misa con la colaboración de los Amigos del Camino de Santiago.

2023 AÑO A TIEMPO ORDINARIO XVI

 

Jesús quiere hacernos comprender la dimensión del Reino a través de tres parábolas. Son parábolas ligeras y poderosas que, cuando se acogen, puede cambiar nuestra relación con Dios, llevándonos de lo negativo a lo positivo, de una mirada que juzga a otra que abraza. Los ojos de los siervos se fijan en la cizaña, los del amo en el grano.

Cuestión de prioridades: ¿quieres que vayamos a arrancarlo? La respuesta es clara: no, porque pones en peligro el trigo, que es lo primero y vale más. El Dios de la paciencia campesina utiliza otros métodos. Él no es destructor, Él siembra; Él no destruye, Él crea.

La voz del instinto nos sugiere arrancar de una vez nuestros defectos, lo pueril, erróneo, inmaduro, defectuoso que hay en cada uno de nosotros. Pero el Evangelio nos dice: ten paciencia, no te precipites, no derribes. No somos nuestros defectos, sino nuestras maduraciones. Valora todas las energías positivas, las semillas de vida, de generosidad, de belleza, de paz, de justicia que Dios ha sembrado en ti. Dejemos que afloren con toda su fuerza, y disminuirá la cizaña.

El dueño del campo no teme que prevalezca la cizaña, confía en que vencerá el trigo. El mal no revoca el bien; es el bien el que revoca el mal en la vida. Debemos actuar como Dios con la creación: para vencer la oscuridad de la noche ilumina cada día su mañana; para vencer el invierno envía el sol de la primavera; para hacer florecer la estepa hace volar por el aire millones de semillas.

Nuestra conciencia madura, clara y sincera debe centrarse no tanto en las faltas, sino en lo bueno y bello que se ha sembrado en nosotros. Entonces, nuestro esfuerzo será dejar que maduren en nosotros y en los demás las semillas divinas, los talentos, las potencialidades, los gérmenes del cielo. Dejemos que estallen en todo su poder, en toda su belleza, y veremos cómo las fuerzas del bien empujan más lejos la noche.

También les habló de la parábola del grano de mostaza, muy pequeño, pero crece y se hace un gran arbusto y de la levadura que se coloca en la masa de harina para fermentarla.

Con el reino de Dios sucede como con la «levadura», que fermenta toda la masa. Dios no viene a imponer desde fuera su poder, como el emperador de Roma. Viene a trasformar la vida desde dentro, de manera callada y oculta. No se impone, sino que trasforma; no domina, sino que atrae. Y así han de actuar quienes colaboran en su proyecto: como «levadura» que introduce en el mundo su verdad, su justicia y su amor de manera humilde, pero con fuerza trasformadora.

Los seguidores de Jesús no podemos presentarnos en esta sociedad tratando de imponernos para dominar y controlar a quienes no piensan como nosotros. Hemos de vivir «dentro» de la sociedad, compartiendo las incertidumbres, crisis y contradicciones del mundo actual, y aportando nuestra vida trasformada por el evangelio. Hemos de aprender a vivir nuestra fe «en minoría» como testigos fieles de Jesús. Lo que necesita la Iglesia no es más poder social o político, sino más humildad para dejarse trasformar por Jesús y poder ser fermento de un mundo más humano.

 

miércoles, 19 de julio de 2023


 

2023 JULIO MEDITACIÓN EUCARISTICA 

La historia del lápiz

Aquí estamos Jesús sacramentado, en esta tarde calurosa. Venimos a ti para aprender en el silencio del corazón a vivir la vida con ilusión, entusiasmo y esperanza. Sabemos que la vida es dura y nos va puliendo poco a poco, pero que importante es darnos cuenta de que sin tu presencia y apoyo nosotros no seriamos nada. Escuchemos esta bonita historia del lápiz.

La historia del lápiz Erase una vez un niño, Francisco de nombre, que todas las tardes, cuando su madre se iba al trabajo, se quedaba en casa de su abuelo. Al abuelo le servía de distracción y entretenimiento, pues hacía años que su mujer había muerto y desde entonces vivía solo con sus recuerdos.

Uno de esos días, se encontró al abuelo escribiendo una carta a un viejo amigo que vivía en Bilbao y con quien había hecho la mili en Pontevedra por los años setenta. El niño se acercó al abuelo y le dio un beso:

- ¡Hola, abuelo! ¡Ya estoy aquí! Hoy tengo un montón de tarea del cole. Espero que me ayudes como siempre. La profe nos ha enseñado hoy a hacer restas, pero me resultan muy difíciles. Cuando puedas me enseñas, pues tú me lo explicas mejor.

El abuelo, que estaba concentrado escribiendo la carta a su amigo, se limitó a devolver el beso y a asentir con la cabeza sin dejar el lápiz que tenía en las manos.

Pocos minutos después, y ante el poco caso que el abuelo le hacía, el niño le preguntó:

- ¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí?

El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto: Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.

El niño miró el lápiz intrigado, y no vio nada de especial.

- ¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!

- Todo depende del modo en que mires las cosas, respondió el abuelo. Hay en él cinco cualidades que, si consigues tenerlas, harán de ti una persona feliz. El abuelo, dejando a un lado la carta que estaba escribiendo a su amigo, y no queriendo perder la oportunidad que se le brindaba en bandeja de transmitir un poco de su sabiduría, le dijo a su nieto:

- Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que deberá siempre guiar tus pasos. A esta mano la llamamos Dios. Él siempre te conducirá por el camino recto.

De vez en cuando deberás dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hará que el lápiz sufra un poco, pero al final escribirá mejor. Eso quiere decir que deberás ser capaz de soportar algunos dolores y reveses. Estos aparecerán cuando menos te lo esperes, pero que deberás aceptar con alegría porque te harán una mejor persona.

El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. En la vida será bastante frecuente tener que corregir cosas que ya hemos escrito, pero que o no están del todo bien, o que se podrían escribir mejor.

Recuerda también que lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu mente y en tu corazón. De ahí es de donde saldrá todo lo bueno y todo lo malo.

Y la última cualidad del lápiz es que siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos. Intenta ser consciente de cada acción, pues en cada una de ellas podrás hacer muchas cosas buenas o malas.

Acabada la lección, Francisco se quedó mirando al lápiz y pensando: ¡Qué listo es mi abuelo! ¡Hasta de un vulgar lápiz sabe sacar un montón de enseñanzas!

Querido Jesús haznos conscientes de que todos somos este lápiz cuya mano divina lo conduce a escribir nuestra propia existencia. Que nunca nos cansemos si de vez en cuando hay que afilarlo para que pueda escribir mejor. Pero sobre todo danos la capacidad para cuidad el interior de nuestro corazón y de nuestra mente. Que estemos lúcidos a la hora de analizar y sopesar las consecuencias de nuestros actos y que nos comprometamos a construir un mundo nuevo junto a ti y tu Reino. Amén

domingo, 16 de julio de 2023


 


 

QUIERO, SEÑOR

Ser campo, donde tu mano siembre,

y trabajo donde yo me afane.

Ser camino por donde tú te acerques,

y sendero por el que otros, al avanzar con ellos,

puedan llegar a conocerte y amarte.

Que la superficialidad en la que navego

dé lugar a la profundidad de tu Misterio

Que nunca se seque en mí

lo que, en mi Bautismo, Tú iniciaste.

Que las zarzas del materialismo

no ahoguen la vida del Espíritu que en mi alma habita.

Que el sol abrasador, de la comodidad o del materialismo,

nunca sean más grandes que mi deseo

de amarte, seguirte y ofrecer mi vida por Ti.

QUIERO, SEÑOR

Dar el diez, o el veinte o el treinta por ciento

por Ti y por tu Reino,

Tú eres el Dueño de mi hacienda,

el responsable de mis campos,

la mano certera de mis sembrados.

QUIERO, SEÑOR

Que lo que me des, yo esté dispuesto.

a entregarlo a todos aquellos que todavía no te conocen

Que, siendo campo con tantas posibilidades,

metas Tú, la mano del Buen Sembrador,

y recojas lo que más necesites para el mundo y para mis hermanos

Amén.

sábado, 15 de julio de 2023

DOMINGO 16 DE JULIO- 

FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DEL CARMEN

Este domingo, Festividad de la Virgen del Carmen, patrona de los hombres y las mujeres de la mar, celebraremos MISA DE CAMPAÑA a las 21 horas, en el primer grupo de marineros (carretera de las Rotas- frente comisaria de policía) 

 


 

2023 AÑO A TIEMPO ORDINARIO XV

Estamos ante uno de esos momentos de cambio que afectan a todos los órdenes de la vida:  cultural, religioso, económico, político, social, ecológico.

Jesús presenció un mundo en pleno cambio también, con la globalización de un imperio que tuvo consecuencias muy importantes para aquel momento. Pero de ahí surgió una nueva manera de vivir a Dios.

No fue fácil para Jesús llevar adelante su proyecto. Enseguida se encontró con la crítica y el rechazo. Su palabra no tenía la acogida que cabía esperar. Entre sus seguidores más cercanos empezaba a despertarse el desaliento y la desconfianza. Jesús les dijo lo que pensaba.

Les contó la parábola de un sembrador para hacerles ver el realismo con que trabajaba y la fe inquebrantable que le animaba. No hay que ceder al desaliento. Hay que seguir sembrando. Al final habrá cosecha abundante

Debemos aprender a sembrar como Jesús. No tener una actitud pasiva en la espera del Reino y aprendamos a vernos como constructores activos del mismo. En cualquier caso, que nunca nos ataque el virus de la indiferencia ante toda situación conflictiva. El mundo es hoy una responsabilidad nuestra, cada uno en la medida de sus posibilidades y de su entorno, pero Dios necesita que le echemos una mano (mejor, que seamos sus manos) en corregir las desigualdades, las injusticias, las corrupciones y las muestras de desamor y abandono que nos encontramos tan frecuentemente.

La parábola del sembrador usa un lenguaje que contiene más de lo que dice. Un relato mínimo, que funciona como un motor: lo lees y enciende ideas, evoca imágenes, suscita emociones, te pone en camino. Jesús observa la vida y nacen las parábolas. Observa a un sembrador, y en su gesto percibe algo de Dios. Toma historias de la vida y las convierte en historias de Dios.

La voz viva de Jesús dijo “el sembrador salió a sembrar”. Quizá sea uno de los nombres más bellos de Dios. Un sembrador ilógico, que arroja las semillas incluso en las piedras, las espinas, en el camino. Un soñador que ve vida y futuro en todas partes, convencido de que incluso la maleza puede transformarse en jardín.

Jesús tiene una visión apasionante del mundo: es como un vientre, la tierra está preñada, todo alrededor está brotando, granando, madurando. El Reino se refleja en la confianza en la vida que crece. El sembrador, del que se diría que es distraído o descuidado, es en cambio nuestro Dios que quiere abrazar la imperfección del campo, y nadie queda excluido. Estamos heridos, apagados, duros, espinosos, inacabados, todos nosotros, pero Él abraza nuestra imperfección, porque nos ve más allá de nosotros, nos ve como vientres, historia puesta en marcha, ve primaveras en nuestros inviernos, y futuras espigas, profecía de hambre saciada. De hecho, el verbo central de la parábola es "dio fruto". La ética del Evangelio es una ética del fruto, no de la perfección; una ética de la cosecha abundante. Cada corazón es un puñado de tierra capaz de hacer brotar las semillas.

miércoles, 12 de julio de 2023


2023 AÑO A JULIO MEDITACIÓN EUCARISTICA. Deja que Dios sea Dios

Celebramos hoy la santísima Sangre de nuestro señor Jesucristo y delante de ti Jesús eucaristía queremos rendirnos ante la evidencia de tu amor. Tu diste tu vida por cada uno de nosotros y derramando tu sangre ofreciste al mundo la posibilidad de una vida mucho mejor.

Sin embargo, el mundo no entendió por su soberbia y porque está deslumbrado por los grandes logros de la ciencia y de la técnica. Nos cuesta reconocer también hoy que somos criaturas y que Dios es nuestro creador. Esta actitud soberbia del hombre hace que haya perdido el sentido de la religión, y sus relaciones con Dios ya no se realizan desde una actitud humilde, sino de igual a igual. Sí es verdad que el Señor nos dijo “ya no os llamo siervos, sino amigos”; pero de ahí a eliminar el respeto a lo sagrado y el sentido de que somos sus criaturas va mucho trecho.

Creeos que somos nosotros quien controla todo lo que nos ocurre, somos autónomos en las leyes, no dependemos de nadie y no tendremos que dar cuentas de nuestras acciones cuando la vida llegue a su fin.

Afortunadamente Dios es mucho más sabio, paciente y amoroso que nosotros, y a unos y a otros, a lo largo de nuestra vida, nos enseña en multitud de ocasiones quién es el que manda. Muchas personas no quieren darse cuenta de los avisos que Dios nos envía y prefieren seguir viviendo de espaldas a Dios; pero hay personas que, a través del sufrimiento y la aceptación de la cruz por parte de Jesús, descubren el gran e inmenso amor que Dios nos tiene.

Hace unos días, leí esta sencilla y hermosa historia:

Deja que Dios sea Dios: Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba a sus pies y la observaba mientras ella bordaba. Al observar lo que hacía, desde una posición más baja, siempre le decía que lo que estaba haciendo me parecía muy raro y complicado. Ella me sonreía, me miraba y gentilmente me decía:

- Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te lo dejaré ver como yo lo veo.

Yo no entendía por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados, pero unos minutos más tarde mi mamá me llamaba y me decía:

- Hijo, ven y siéntate en mi regazo.

Al hacerlo, yo me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo no se veía nada, todo era confuso. Entonces mi madre me decía:

- Lo ves, hijo mío, desde abajo todo lo veías confuso y desordenado y no te dabas cuenta de que arriba había un orden y un diseño. Cuando lo miras desde mi posición, sabes lo que estoy haciendo.

Lo que narra es algo que nos ha pasado a todos. Cuando vemos nuestra vida desde abajo nos es difícil aceptar que Dios esté haciendo una obra maestra. En cuántas ocasiones hemos tenido también nosotros una conversación como ésta:

- Padre, ¿qué estás haciendo? No entiendo nada.

- Querido hijo, estoy bordando tu vida.

- Pero se ve todo tan confuso y desordenado, los hilos parecen tan liados.

- Hijo, ocúpate de tu trabajo y no quieras hacer el mío. Un día te traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás desde mi posición. Entonces entenderás.

Queridos hermanos cuando veamos el bordado de nuestra vida desde abajo, todo confuso y desmarañado, no nos desanimemos; mírale mejor a la cara y Él sabrá transmitirte confianza, pues sus ojos te dirán: “¡Déjame obrar, pues sé lo que estoy haciendo!”. Deja que Dios sea Dios.

Ayúdanos Señor Jesús a dejar hacer a Dios Padre en nuestra vida, que él siga bordando los trazos de ella y algún día comprenderemos y entenderemos tantas situaciones, tantas circunstancias que no entendíamos y no nos cabía en nuestra cabeza.

Si fuéramos realmente inteligentes –y también humildes-, nos daríamos cuenta de que los caminos de Dios, aunque a veces puedan parecer duros, empinados e incluso torcidos son los mejores. Amén


domingo, 9 de julio de 2023


 

              FRASE PARA REFRESCAR EL ALMA

Parece, cuando se ama, que el mundo entero tiene rumor de primavera.    (Juan Ramón Jiménez)


 

¡CANSADO ESTOY, SEÑOR!

De la vida que llevo; porque siento que se me escapa

entre mis manos, y no la disfruto.

De muchas palabras; porque veo que son verdades a medias

y, por lo que sea, me fío más que de las tuyas.

De mis actitudes; porque no son reflejo del amor que te tengo

porque se quedan de la sencillez que me pides

¡CANSADO ESTOY, SEÑOR!

¡Dame vida con tu Palabra!

Para que descubra el sendero verdadero

¡Dame luz con tu mirada!

Para que no me confundan

los que pregonan el mundo a su manera

¡Dame alegría con tu Espíritu!

Y no me quede con cara larga

ante tanto suceso trágico o triste

que sacuden lo más hondo de nuestra tierra

¡CANSADO ESTOY, SEÑOR!

Haz que me sienta débil; para que Tú seas el fuerte

Haz que sea sencillo; para que descubra tu belleza

Haz que recupere el brillo de la fe; para que nunca diga “¡basta!”

Gracias, Señor; porque, siendo como soy,

acercas tu hombro a mis fuerzas,

asaeteadas por las prisas y los agobios,

los vacíos y los fracasos de mi existencia

Amén.

2023 AÑO A TIEMPO ORDINARIO XIV

El Evangelio de este domingo elogia a la gente sencilla. Esos que el mundo desprecia están mejor preparados para entender el mensaje de Jesús. Los sabios, que ya lo saben todo, se cierran a lo nuevo y a lo distinto, y eso les incapacita para captar la esencia de la vida. Jesús cataloga en dos grupos a la gente que se le acerca.

- El de los sabios y entendidos, que tienen una sabiduría humana, y por eso se escandalizan de Jesús o lo rechazan. Son especialmente los escribas, que dominan las Escrituras tras muchos años de estudio; también los fariseos, muy unidos a los escribas, que siguen sus enseñanzas y se consideran perfectos conocedores de la voluntad de Dios, y los que se consideran capacitados para criticar a Jesús.

- El de la gente sencilla, sin prejuicios, a la que Dios puede revelarle algo nuevo porque no creen saberlo todo. Pescadores, un recaudador de impuestos, prostitutas, enfermos… Esta gente acepta que Jesús es el Mesías, aunque no imponga la religión a sangre y fuego; acepta que es el enviado de Dios, aunque coma, beba y trate con gente de mala fama. Esto es un don de Dios. La capacidad de ver lo bueno, lo positivo, lo que construye. Los sabios y entendidos se quedan en disquisiciones, matices, análisis, y terminan sin aceptar a Jesús.

A lo largo de la Biblia, la preferencia de la pequeñez sale directamente del corazón de Dios y recorre nuestra historia: Dios apuesta por aquellos por los que el mundo no apuesta.

Jesús pensando en la gente sencilla que viven oprimidos por los poderosos y no encuentran alivio en la religión del templo. Su vida es dura, y la doctrina que les ofrecen los «entendidos» la hacen todavía más dura y difícil. Jesús les hace tres llamadas:

- La primera llamada: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Está dirigida a todos los que sienten la religión como un peso y a los que viven agobiados por normas y doctrinas que les impiden captar la alegría de la salvación. Si se encuentran vitalmente con Jesús, experimentarán un alivio inmediato: «Yo os aliviaré».

- La segunda llamada Cargad con mi yugo... porque es llevadero y mi carga, ligera. Hay que cambiar de yugo. Abandonar el de los «sabios y entendidos», pues no es ligero, y cargar con el de Jesús, que hace la vida más llevadera. No porque Jesús exija menos. Exige más, pero de otra manera. Exige lo esencial: el amor que libera y hace vivir.

- La tercera llamada Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Hay que aprender a cumplir la ley y vivir la religión con su espíritu. Jesús no «complica» la vida, la hace más simple y humilde. No oprime, ayuda a vivir de manera más digna y humana. Es un «descanso» encontrarse con él. Ir a Jesús es ir a la escuela de la vida. Este hombre libre como el viento, a quien nadie pudo jamás comprar ni esclavizar es fuente de vida libre, enseña a vivir bien. Aprendamos del corazón de Dios. Dios mismo no es un concepto, sino el corazón dulce y fuerte de la vida. 

 

miércoles, 5 de julio de 2023


 

2023 JULIO MEDITACIÓN EUCARISTICA: 

Dos grandes aliados

Señor Jesús en esta tarde nos encontramos alrededor de tu mesa. Junto a ti siempre nos encontramos bien y recuperamos nuestras fuerzas y energías para continuar luchando por la vida. Queremos sentir tu gran amor hacia cada uno de nosotros y como tú no nos abandonas nunca. Escuchemos esta historia:

Dos grandes aliados: Cuenta una popular leyenda china que hace ya muchos, pero que muchos años, había una vez una isla muy bella y de naturaleza indescriptible en el Océano Pacífico frente a las costas de Shanghái, que tenía unos habitantes muy especiales. En ella vivían todos los sentimientos y valores del hombre: El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría… como también, todos los demás, incluso el Amor.

Un día la Ciencia anunció a todos los demás habitantes que la isla estaba por hundirse. En un instante todos prepararon sus barcos y partieron. Únicamente el Amor quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento. Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el Amor decidió pedir ayuda.

La Riqueza pasó cerca del Amor en una barca lujosísima y el Amor le dijo: Riqueza… ¿me puedes llevar contigo?

- No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, Amor…

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca:

- Orgullo te ruego… ¿puedes llevarme contigo?

- No puedo llevarte Amor… respondió el Orgullo: Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y ¿Cómo quedaría mi reputación?

Entonces el Amor dijo a la Tristeza que se estaba acercando:

- Tristeza te lo pido, ¡déjame ir contigo!

- ¡No Amor! – respondió la Tristeza. Estoy tan triste que necesito estar sola.

Luego el Buen Humor pasó frente al Amor, pero estaba tan contento que no escuchó que lo estaban

llamando.

De repente una voz dijo:

- ¡Ven Amor, te llevo conmigo!

El Amor miró a ver quién le hablaba y vio a un viejo de largas y blancas barbas. Él se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntarle su nombre al viejo. Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. El Amor se dio cuenta de cuánto le debía y le preguntó al Saber:

- Saber, ¿puedes decirme quién era este que me ayudó?

- Ha sido el Tiempo. – respondió el Saber, con voz serena.

- ¿El Tiempo?… se preguntó el Amor. ¿Por qué será que el Tiempo me ha ayudado?

- La razón es muy sencilla, – respondió el Saber, porque sólo el Tiempo es capaz de comprender cuán importante es el Amor en la vida.

 

El Tiempo es uno de los mejores regalos que podemos recibir de una persona: Tiempo para escucharnos, Tiempo para estar con nosotros, Tiempo para perdonar, Tiempo para esperar al Amado.

¿No sabías que el Tiempo es oro?

El Tiempo es el que se encarga de erosionar las asperezas de nuestro carácter. El Tiempo es quien se ocupa de curar las heridas, de borrar los malos recuerdos. El Tiempo es quien nos da esperanza para ser felices y poder alcanzar el cielo. Y si al Tiempo se le une el Amor, entonces el éxito es seguro. El Tiempo y el Amor son los dos grandes aliados.

Gracias Jesús por querer estar este corto tiempo con nosotros y así poder saborearte y disfrutar de cada instante. Te pedimos que nunca nos dejes solos, que nos acompañes siempre y en cualquier circunstancia de nuestra vida. Nosotros intentaremos corresponderte pasando algunos momentos de intimidad junto a ti. Gracias Señor. Amén.