¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!
Que sostenga un poco más tu
Iglesia,
con la fuerza y el calor de
tu Palabra.
Que me haga sentir, de arriba
abajo,
y de abajo arriba, tú
presencia y tú poder,
tu voz, tu energía y tu
confianza en mí.
Como Pedro, que diga quién
eres Tú: ¡El Mesías!
Como Pedro, que confiese sin
temblor: ¡Eres el Hijo de Dios vivo!
Como Pablo, que de los mil
caballos en los que voy montado, Señor, caiga
para que descubra, una y otra
vez, que caminas a mi lado y no me abandonas, Señor.
¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!
Útil y siempre abierto y
buscando tu voluntad.
Firme y agarrado a tu Gracia,
recio y embellecido por la oración,
Limpio y resplandeciente por
la luz de la fe.
Como Pedro, con los poros de
las limitaciones
Como Pablo, con la
experiencia de dos mil años
Que sostenga, con mi pobreza,
la gran riqueza del Evangelio.
En el que edifiques, en mi
debilidad,
el imperio y la grandeza de
tu Reino.
Como Pedro, sin miedo a ser
destruido
ni derrumbado por el enemigo
de la fe.
Como Pablo, aventurero y
abierto
para elevar, sobre mí mismo,
lo que
muchos todavía no conocen: A
JESUCRISTO.
¡QUIERO SER UN PILAR, SEÑOR!
Y que Tú, cuando quieras y
como quieras,
edifiques cuando quieras y
como quieras. Amén.
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