sábado, 27 de febrero de 2021

NUEVO PROTOCOLO AFORO PARROQUIAL
A partir de la próxima semana el aforo parroquial pasará al 50% ( 150 feligreses). En los bancos se señalizará la ubicación de los mismos. Gracias por vuestra colaboración

 


 CATEQUESIS DE COMUNIÓN

A partir de la semana próxima se reanudará la catequesis de comunión presencial.

VIERNES DÍA 5
3º VIACRUCIS
Después de la misa de las 8h. Viacrucis breve y
a las 19'45h. meditado por GRUPO LITÚRGICO / GRUPO ORACIÓN

 

2021 AÑO B TIEMPO DE CUARESMA II

 La Cuaresma nos sorprende con el Evangelio de la Transfiguración, lleno de sol y luz, que da alas a nuestra esperanza. La escena se sitúa en una «montaña alta». Jesús está acompañado de dos personajes legendarios en la historia judía: Moisés, representante de la Ley, y Elías, el profeta más querido. Solo Jesús aparece con el rostro transfigurado. Desde el interior de una nube se escucha una voz: «Este es mi hijo querido. Escuchadlo a él».

Es una página de teología en imágenes: se trata de ver a Jesús como el sol de nuestra vida, y nuestra vida moviéndose bajo el sol de Dios. Las montañas en la Biblia son la morada de Dios, pero también ofrecen la posibilidad de una nueva mirada al mundo, captada desde un ángulo nuevo, observado desde arriba, desde un punto de vista inédito, desde el punto de vista de Dios. Es una invitación a ver el mundo con otra luz.

La fuerza del corazón de Pedro es el descubrimiento de la belleza de Jesús, de ahí surge el impulso de actuar (hagámoslo, aquí, de inmediato ...). A mí también me pasa: la vida no avanza por órdenes o prohibiciones, sino por seducción. Y la seducción proviene de una belleza, al menos vislumbrada, aunque sea por un momento, aunque sea la flecha de un instante: el bello rostro de Jesús, la mirada puesta en el abismo de Dios. Miran a los tres, se emocionan, están atónitos: ante ellos se abrió la estupenda revelación de un Dios hermoso y luminoso. Un Dios para disfrutar, para asombrar.

Una nube vino del cielo, y una voz de la nube: escuchadlo. Jesús es la Voz que se ha convertido en rostro. El misterio de Dios está ahora todo dentro de Jesús, y para nosotros, buscadores de la luz, está trazado el camino principal: escuchadlo, dale tiempo y corazón a la Palabra, hasta que se haga carne y vida. Y luego síguelo, amando las cosas que amaba, prefiriendo las que prefería, rechazando lo que rechazaba. Entonces veremos la gota de luz escondida en el corazón vivo de todas las cosas, veremos un brote de luz brotando y trepando dentro de nosotros.

Las creencias, por lo general, no cambian nuestra vida. Uno puede creer que existe Dios, que Jesús ha resucitado y muchas cosas más, pero no ser un buen cristiano. Es la adhesión a Jesús y el contacto con él lo que nos puede transformar.

Lo importante es escuchar a Jesús y oír su voz, la del Hijo amado. Vivir una relación consciente y cada vez más comprometida con Jesucristo. Solo entonces se puede escuchar su voz en medio de la vida, en la tradición cristiana y en la Iglesia. Solo esta comunión creciente con Jesús va transformando nuestra identidad y nuestros criterios, va curando nuestra manera de ver la vida, nos va liberando de esclavitudes, va haciendo crecer nuestra responsabilidad evangélica.

Desde Jesús podemos vivir de manera diferente. 

 

miércoles, 24 de febrero de 2021


2021 MEDITACIÓN EUCARISTICA:

 EL RELOJ DEL GRANJERO

Un granjero descubrió que había perdido su reloj en el establo, muy valioso y de gran valor sentimental. Después de una extensa búsqueda en vano, contó con la ayuda de un grupo de niños y prometió una valiosa recompensa a cualquiera que encontrara su reloj.

Cuando el granjero estaba a punto de darse por vencido, un niño le pidió la oportunidad de intentarlo, ya que todos los demás fallaron.

¿Porque no? Sería un intento más.

El granjero luego autorizó al niño a entrar al establo. ¡Después de un rato, el chico salió con el reloj en la mano!

Todos estaban asombrados. Entonces el granjero preguntó: – «¿Cómo lo encontraste?»

El niño respondió: – No hice nada más que sentarme en el suelo. En el silencio, escuché el tic-tac del reloj y miré en la dirección correcta.

Querido Jesús sacramentado venimos aquí en esta tarde para hacer silencio junto a ti. Para contemplarte en la sagrada forma y escuchar profundamente tu sonido, tu tic-tac. Queremos poner en paz nuestro corazón y alma tantas veces estresado y contagiado por las prisas de esta sociedad en la cual vivimos. Queremos sentir tu paz, aquella que solo tú sabes dar, solo con mirarte y sentarnos aquí a tu lado. Nada más. Un corazón en paz, una mente en paz puede pensar y sentir mejor que una mente confusa.

Qué bueno sería si todos los días pusiéramos, nuestro corazón y mente, durante unos minutos de silencio, escuchar la voz de Dios que nos guiará en la dirección correcta y nos ayudará a definir nuestra vida. Estar en silencio, porque solo en el silencio podemos escuchar la voz de DIOS.

Este tiempo de cuaresma es un tiempo propicio para hacer silencio profundo. No es un silencio forzado, sino ha de ser un silencio querido y pretendido. Cuando llega un apagón de luz todo cesa. La nevera deja de zumbar, la radio y la televisión están en silencio, y una vez que las baterías de nuestros teléfonos se agotan, y nos preguntarnos en qué deberíamos ocuparnos. Son momentos inquietantes, y deberíamos preguntarnos si nuestros corazones y nuestras mentes están equilibrados. Nos damos cuenta que nos hace falta aprender a estar quietos; saber que Dios es Dios. Si el silencio nos desagrada y nos incomoda deberíamos reconsiderar nuestras prioridades.

Dios siempre está ahí trabajando en nuestros corazones. Si alguna vez nos sentimos desamparados y olvidados por el Señor, debemos recordar que, aunque no podamos ver lo que está haciendo, Él no está ocioso. Dios siempre está trabajando en nuestros corazones y circunstancias para llevar a cabo su voluntad para nuestra vida.

La única manera en que llegamos a conocer a alguien en profundidad es en privado, y esto también se aplica a nuestra relación con Dios. La formación que nos ofrece la parroquia puede ampliar nuestro conocimiento del Señor, pero nunca sustituirá la comunión íntima y personal con Él. Necesitamos paz y tranquilidad para escuchar su Palabra, para adorarlo y traerle todas nuestras preocupaciones en oración.

En el silencio y la quietud el Espíritu Santo nos enseña la sabiduría, que es la capacidad de ver la vida a través de los ojos de Jesús. La sabiduría no se aprende frente a un televisor, por medio de las redes sociales, ni en un evento deportivo. Se adquiere en quietud, en nuestro tiempo privado con el Señor, al poner su Palabra en nuestra mente y practicarla en nuestras relaciones y respuestas a diversas situaciones.

El silencio por sí solo no es el objetivo. Después de todo, no buscamos la mera ausencia de ruido, perturbación o actividad, no buscamos la nada. Nuestro propósito es eliminar toda distracción para que podamos enfocar nuestra atención en Dios. En vez de invitar al Señor a unirse a nosotros en medio de nuestras actividades diarias, hagamos una pausa y descubramos el gozo, alegría y la energía y fuerza de la silenciosa quietud con nuestro Padre celestial. Amén

 

 

sábado, 20 de febrero de 2021


 2021 AÑO B TIEMPO DE CUARESMA I

La primera lectura habla de un Dios que inventa el arco iris, este abrazo resplandeciente entre el cielo y la tierra, que reinventa la comunión con todo ser que vive. Este Dios nunca nos dejará. Nosotros podemos dejarlo, pero él no puede, nunca nos dejará.

El evangelio de Marcos no informa el contenido de las tentaciones de Jesús, pero nos recuerda lo esencial: El Espíritu lo condujo al desierto, y en el desierto permaneció tentado por Satanás durante cuarenta días. Jesús en el desierto se clarifica y discierne qué clase de Mesías será. ¿Vino para ser servido o para servir? ¿Para tener, ascender, mandar o descender, acercarse, ofrecer?

La tentación es siempre una elección entre dos vidas, entre dos amores. La Biblia: Yo pongo la vida y la muerte ante ti ¡elige! Significa elige siempre lo humano frente a lo inhumano, elige siempre lo que construye y hace crecer tu vida y la de los demás en humanidad y dignidad.

Desde ahí comienza el anuncio de Jesús, su sueño de vida. El desierto no es un lugar para vivir, incluso los que viven en el desierto lo hacen en los oasis, no en medio de la nada. Lugar de paso y hay que ir ligeros de equipaje, para que no entorpezca la marcha hacia la pascua, la tierra prometida.

Jesús convivía con las fieras, pero los ángeles le sostenían, nos ayudan si confiamos.

Después de que Juan fue arrestado, Jesús fue a Galilea proclamando el Evangelio de Dios y dijo: El Reino de Dios está cerca, convertíos y creed en el Evangelio.

El contenido del anuncio es Dios como buena noticia. No fue nada obvio. No toda la Biblia es Evangelio; no todo son noticias hermosas y alegres; a veces es amenaza y juicio, a menudo es precepto y mandamiento. Pero la característica original del rabino de Nazaret es anunciar el Evangelio, una palabra que reconforta la vida: Dios se ha acercado y con él son posibles nuevos cielos y nueva tierra.

Jesús hace vibrar y comunica el buen sabor de la alegría: se puede vivir mejor, un mundo como Dios sueña y ese rabino parece conocer el secreto.

Conviértete ... Como para decir: vuélvete hacia la luz, porque la luz ya está aquí. Y es como el movimiento continuo del girasol, su tenaz orientación hacia la belleza de la luz.

Han pasado 2.000 años y seguimos experimentando las mismas tentaciones, las mismas pruebas que tuvo Jesús en el desierto, antes de comenzar la vida púbica.

- El telediario nos muestra quienes vencen y quienes sucumben.

- Nuestra conciencia nos recuerda las oportunidades de crecimiento que nos ha brindado cada prueba/tentación. Tenemos una valiosa experiencia acumulada.

- El evangelio nos ofrece una vacuna, no para impedir tentaciones, pero nos inocula anticuerpos para enfrentarnos a ellas y vencer: “¡Convertíos y creed en el Evangelio


 


 VIERNES DÍA 26

2º VIACRUCIS

Después de la misa de las 8h. Viacrucis breve y a las 19'45h. meditado por CARITAS/PASTORAL DE LA SALUD

 

miércoles, 17 de febrero de 2021


2021 MEDITACIÓN EUCARISTICA:

 EL SERVICIO DEL AMOR

 En esta tarde Señor Jesús eucaristía, del 17 de febrero era la fiesta de los Siete Santos fundadores de la Orden de los Siervos de María, pero ya se celebró ayer porque hoy es miércoles de ceniza, el inicio del tiempo propicio de la Cuaresma. En esta tarde queremos arrodillarnos delante de ti para meditar sobre el servicio del cual estos hombres santos hicieron gala a lo largo de su vida a favor de la Iglesia y de la humanidad, siguiendo tu ejemplo de siervo fiel. Tú, Jesús viniste a servir, y lo hiciste de una manera muy concreta.

Jesús servía a los demás haciendo que, los que se le acercaban a él, fueran mejores. Y lo hizo, no con enfados y caras largas, sino con simpatía, con serenidad y con su ánimo de curar y salvar. Así actuó con los apóstoles. Era paciente con ellos a pesar de su ignorancia y rudeza. A pesar incluso de sus infidelidades.

Los fariseos, que se ponían como ejemplo de trato con Dios, se escandalizaban de ese modo de hacer. Los pecadores, en cambio, estaban felices por el cariño del Señor, y porque les daba la esperanza del perdón de Dios.

Parece que, cuanto más pecadora es una persona, Jesús más la quiere, porque más le perdona. Es como una madre que quiere más a un hijo enfermo.

Pero eso, no significa que no quiera al resto de la familia. El Señor nos pide que seamos como él, que queramos y perdonemos a los que tienen errores y que se cure. Pero que no nos enfademos con ellos. - Señor, haznos como Tú, mansos y humildes de corazón.

Esto no es cuestión de temperamento, sino de virtud. Hay gente que es tranquila pero que está todo el día enfadada y quejándose. Y hay quienes son nerviosos y no se enfadan casi nunca.

Enfadarse no tiene mérito. Es más fácil enfadarse que tener paciencia, o amenazar a alguien con la mirada que permanecer sereno ante sus equivocaciones. ¡Cuánto bien hace una sonrisa o un buen gesto! Lo fácil es no luchar, dejarse llevar y justificarse pensando que, como somos así, pues que eso es lo que hay.

Es más cómodo criticar a alguien que rezar por él. Hundirlo en su miseria, que intentar ayudarlo corrigiéndole con suavidad y fortaleza.

- Danos, Señor, un corazón manso. A las personas hay que verlas como las ve Dios, con esa misma perspectiva. Esa es la manera de actuar con mansedumbre. Es muy difícil enfadarse y estar sereno. Y la serenidad es necesaria para que los demás no piensen que nos queremos imponer o que estamos desahogando nuestro mal humor. Porque soltar un discurso machacante lo único que provoca es hundir del todo a la persona, haciendo que se sienta culpable.

Para evitar esto hay que acercarse a los demás, intentar comprenderlos. Jesús comía con los pecadores, no los regañaba. Les preguntaría por sus cosas. Esa es la manera de luchar contra los enfados: querer a la gente. Así nos dominamos.

Había un padre de familia, que estaba en el supermercado haciendo cola para pagar. Iba con el clásico carrito de la compra donde había metido lo necesario para una semana. Dentro del carro estaba su hijo pequeño sentado. Como cualquier crío, no se estaba quieto. Cogía un bote de tomate y lo dejaba caer, el pan y lo cambiaba de sitio después de romperlo un poco, y así con todo lo que pillaba.

Al padre se le vía con cierta impaciencia, mientras repetía una y otra vez: ¡¡¡Alfredo tranquilo, cálmate, tranquilooooo!!! Mientras pagaba, la cajera que había visto todo, le dijo: ¡¡Es admirable la paciencia que tiene usted con su hijo Alfredo!!

Y este buen papá le respondió medio riéndose: no, señora, se confunde usted, Alfredo soy yo.

Es un arte hablar siempre sonriendo.

- Danos, Señor, un corazón humilde. No podemos ir por ahí como dando lecciones. Creyendo que todo depende de nuestro criterio, como si fuéramos superhéroes que van a salvar el mundo. La caridad no es hacer muchas cosas por los demás, sintiendo que nos necesitan porque somos imprescindibles y tenemos la satisfacción que otros dependan de nuestros servicios.

Señor haznos amables, serenos, pacientes, fuertes, comprensivos, como María la Madre de Jesús.

 

martes, 16 de febrero de 2021



 17 DE FEBRERO 2021. MIÉRCOLES DE CENIZA

 

La celebración del Miércoles de Ceniza nos invita a una profunda revisión de nuestra vida, de nuestras actitudes y criterios de comportamiento; a iniciar un serio proceso de conversión y de purificación. Cuaresma es un tiempo propicio que Dios nos concede como un regalo. La Iglesia nos invita a que, durante este tiempo, hagamos un esfuerzo por entrar dentro de nosotros, pero no para encerrarnos allí y alejarnos de todo lo que nos rodea, sino para transformarnos desde nuestra propia raíz, para que tratemos de descubrir, con toda sinceridad y con toda humildad, nuestros egoísmos y hagamos todo lo posible para hacerlos desaparecer.

La Cuaresma, en sí misma, no tiene sentido. Pero, con este miércoles de ceniza, nos proponemos seguir más de cerca a Jesús de Nazaret en su dar todo por el hombre y en obediencia hacia Dios: LA PASCUA. Todo lo que no se prepara con antelación, corre el riesgo de diluirse. De no cobrar la importancia que tiene.

Esta cuaresma ha de ser diferente a las demás. Entre otras cosas porque, tal vez nosotros, somos distintos a aquellos que fuimos hace un año. Dios es un ser dinámico y, por lo tanto, sale a nuestro encuentro curando las dolencias de nuestro hoy, en esta situación de pandemia mundial.

No es el momento de pensar y escudarnos en el hecho de que la sociedad, el mundo, la parroquia, la comunidad, mi familia, etc., han perdido el sentido del pecado. Lo importante es, ahora, hoy y aquí, ponernos un termómetro personal. Contrastar nuestra vida con la de Jesús. Dejarnos pasar por el escáner del Espíritu, y que detecte todo aquello que hemos de dejar para llegar más limpios a la Pascua.

Recibiremos la ceniza, para recordarnos que queriendo ser árboles, pero en realidad, somos simples astillas. Porque decimos ser rascacielos, cuando apenas levantamos lo que es una altura. Porque afirmamos ser buenos y santos, cuando en realidad, podemos ser mejores si nos dejamos guiar por Dios.

Recibiremos la ceniza, para recordarnos que presumimos de conocer el evangelio y, resulta, que lo descafeinamos utilizándolo a nuestro antojo. La Cuaresma puede contribuir a inyectarnos esa fuerza de Dios. Ese impulso del Espíritu. Esa humildad para encontrarnos con Cristo. Esa paz que el día a día nos roba.

Recibiremos la ceniza, para recordarnos que, siendo siervos, queremos ser reyes y viviendo en la tierra, algunos llegan aseverar que ya no existe más cielo. La ceniza, un rito mágico, supersticioso. Por el contrario, este símbolo, nos esponja y nos facilita este inicio, esta andadura hacia la celebración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

El Señor nos invita a coger esta escalera de 40 peldaños que nos llevará a los Misterios de su Pasión Muerte y Resurrección.

Cuaresma es, pues, sin duda, una experiencia de desierto. No es que la comunidad cristiana deba desplazarse a un lugar geográfico especial para vivir esta experiencia. El desierto es una experiencia personal e íntima, y es siempre un don de Dios. Es siempre él quien conduce al desierto. Fue él también quien condujo a Israel al desierto por medio de Moisés, y quien condujo a Jesús por medio del Espíritu. Este mismo Espíritu es quien convoca a la comunidad cristiana y la anima a emprender el camino cuaresmal que lleva a la Pascua. Sólo así la Cuaresma puede tener hoy un sentido.

 

 

 

sábado, 13 de febrero de 2021


 VIERNES DÍA 19

1º VIACRUCIS
Después de la misa de las 8h. Viacrucis breve y a las 19'45h. meditado por la 3ª Orden Servita


 


 




 


 Este año al coincidir la Festividad de los Siete con la celebración del Miércoles de Ceniza, la festividad litúrgica se traslada al martes día 16 de Febrero


                2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO VI

 

Un leproso camina directamente hacia Jesús, pero él no se asusta. Del rostro oculto del leproso surge una hermosa petición: "Si quieres, puedes curarme". "Si quieres" se preguntaría Jesús en su interior y seguramente esto le conmovió, le aprieta su corazón y lo obliga a actuar.

A los leprosos no había que acercarse y mucho menos tocarlos; era una ley frente al contagioso, impuro, cadáver andante. Jesús siente "compasión". El Evangelio usa un término con un significado infinito, profundo: indica como un calambre en el vientre, un mordisco en las entrañas, esas mariposas que pululan en nuestro interior.

Jesús siente compasión, extiende la mano y toca. En el Evangelio, cada vez que Jesús se conmueve, toca. Toca al intocable, toca el amor y amar cura. Dios no sana con un decreto, sino con una caricia.

La respuesta de Jesús fue tan directa y sencilla, una última e inmensa palabra en el corazón de Dios: ¡Quiero: queda limpio! Dios no quiere más que hijos sanos. La enfermedad la soporta, pero no la proporciona ni la quiere. Esa es la gran y buena noticia, un Dios que da gracia, que sana la vida, sin poner cláusulas. Que ahora lucha con nosotros contra todos los males, renovando la vida gota a gota.

Y lo despidió ordenándole que no dijera nada. Porque Jesús no hace milagros para hacer seguidores o para tener éxito. Cura al leproso para que se recupere nuevamente, para que recupere su plena humanidad y la alegría de los abrazos.

Cuántos hombres y mujeres, o instituciones, llenos del Evangelio, han hecho como Jesús y han acudido a los leprosos de nuestro tiempo: refugiados, vagabundos, adictos, prostitutas, a los pobres. Los tocaron, realizando gestos de cariño, sonrieron, y muchos de ellos encontraron la vida y su desarrollo humano y emocional.

Tomar el evangelio en serio tiene el poder de cambiar el mundo. Y todos aquellos que se lo tomaron en serio y tocaron a los leprosos de su tiempo, todos testifican que hacer esto trae gran felicidad. Porque te pone en el lado correcto de la vida.

Hoy recordamos la campaña de lucha contra el hambre que Manos unidas nos recuerda y nos alienta a no desfallecer en la solidaridad y en el compartir: “Contagia solidaridad para acabar con el hambre”.

Jesús no solo limpia al leproso. Extiende la mano y lo toca, rompiendo prejuicios, tabúes y fronteras de aislamiento y marginación. Los seguidores de Jesús hemos de sentirnos llamados a aportar amistad abierta a los sectores marginados de nuestra sociedad. Son muchos los que necesitan una mano extendida que llegue a tocarlos. Comportamos y seamos solidarios. Amén

miércoles, 10 de febrero de 2021



 2021 FEBRERO ADORACIÓN EUCARÍSTICA, 

MI AMIGO EL ÁRBOL

Vivimos en un mundo complicado. Las cosas que nos suceden representan un problema. Problemas pequeños o grandes, urgentes o importantes No podemos vivir como si no existieran, pero tampoco agobiarnos por ellos, tanto que nos impidan vivir el presente.

En esta tarde ante el santísimo queremos acercarnos al Señor y pedirle que no escuche y que nos proteja. Los problemas urgentes golpean nuestra puerta y reclaman nuestra atención. Pero si nos preocupamos solo de los urgentes es posible que las cosas importantes las dejemos para más tarde y quizá ya sea más difícil de solucionar. Y que hacemos con los otros problemas que no son ni urgentes ni importantes. A lo mejor hay que darnos tiempo para solucionar las cosas y no tener prisa en buscar rápidas escapatorias y facilonas. Quizá debamos pensar en perder la urgencia, no agobiarnos en resolver los problemas.

Escuchemos esta bella historia de un campesino: Mi amigo el árbol

Un hombre iba con su automóvil por una ruta camino hacia una ciudad, no demasiado cercana. Y de pronto se queda sin gasolina y parado en medio de la carretera no sabe qué hacer, era una carretera poco frecuentada.

Mira para todos los lados, en aquella época no había teléfonos móviles y entonces, a lo lejos ve aproximarse un camioncito, seguramente conducido por un labrado de aquellas tierras. El labrador al ver el coche parado y a este viajero de pie apoyado sobre el mismo coche, se para y le pregunta que ha pasado: “¿Tiene algún problema amigo?”

El viajero le responde que cree que se ha quedado sin gasolina, ¿hay alguna gasolinera por aquí cerca?

El campesino responde no que va, estamos lejos de ella. Pero le propongo una cosa. Como está anocheciendo, venga usted hasta mi casa y se queda a cenar con mi familia y ya mañana le acompaño a buscar gasolina para ponérsela a su coche y así proseguir su viaje.

Oh muy amable, se sube en el coche y hablan de sus vidas en el campo, la agricultura, las ovejas, y él viajero le habla de la ciudad y su ritmo frenético etc… y así hasta llegar a la casa del granjero.

Se bajan del coche y el granjero le dice que se podía lavar y refrescar en esa fuente de agua y así después entrarían en la casa.

El hombre se lavó las manos y se refrescó la cara y notó que el granjero se dirigió hacia un árbol enorme, grandote que estaba allí en medio del jardín. Y empezó a acariciar su tronco, a abrazarle y a tocar sus hojas con mucho tacto y delicadeza. Le hablaba y susurra sus cosas al árbol. Durante un rato largo se queda acariciando al árbol y abrazándolo y también tocando las hojas y luego entraron juntos a la casa.

La esposa le dio la bienvenida y lo sienta en la mesa que ya tenía preparada con sus hijos y con trato amable le invitó a participar de la cena. Les sirve una sopa y un guisado que al hombre de la ciudad le pareció exquisitos. Se despiden, le muestran su habitación y se acuestan todos en la casa. A la mañana siguiente después de desayunar salen de la casa y el granjero se va otra vez hacia el árbol frondoso y enorme en medio del jardín y empieza a acariciar el tronco, las hojas y a abrazarle. Repite todo el ritual de la noche anterior, lo acaricia, lo abraza, le habla, etc. Se suben a la camioneta y van por la gasolina y el granjero lo devuelve hasta donde estaba su coche. Cuando el coche está lleno de gasolina y listo para partir, el hombre de la ciudad le agradece la ayuda recibida y le dice que tiene usted una relación muy intensa con el árbol del jardín.

Si es un gran compañero, está conmigo desde que nací que lo plantó mi padre. Es mi gran amigo.

Ya veo que lo quiere usted mucho porque cada vez que llega a casa le habla, lo acaricia, le abraza y al salir a la mañana siguiente repite lo mismo.

Sí, pero no solamente es hablar para desahogarme, él es un gran amigo y me da un gran servicio

¿El hombre de la ciudad no entiende y le dice si quería explicárselo?

Claro. Cuando vengo del campo siempre traigo problemas conmigo, algunos urgentes, otros importantes. Algunas plantas se han enfermado, otras se han muerto. A veces tenemos problema de riego y se rompe la bomba. Otras veces demasiado sol y calor. Todos tenemos problemas en la vida. Pero he aprendido de mi padre que no debemos llevar los problemas a casa, con la familia.

 

 

Porque el entorno de mi casa es sagrado y yo no quiero contaminarlos con mis problemas. Así que cada día que llego le pido permiso a mi amigo el árbol y le dejo colgado entre sus ramas mis problemas, todos los que tengo para entrar en mi casa sin ellos. Y él me los cuida, y los cuida por mí.

A la mañana siguiente cuando me voy le digo que me devuelva mis problemas para no dejarle a él cargado de preocupaciones. Y sabe que cada mañana cuando recupero mis problemas del día anterior, noto menos peso, algunos ya no están.

Señor ayúdanos a aprender a darnos tiempo, que las cosas no las realicemos con prisas, los antiguos decían que lo consultáramos con la almohada y dejar que ella te aconseje, o al árbol que tengamos en el jardín o nuestra planta del balcón.

En esta tarde queremos acariciarte y abrazarte Señor, tocar tus ramas de tu presencia y dejar los problemas contigo, para que cuando volvamos a recogerlos, sean más livianos y no estén tan cargados. Que tu abrazo nunca nos desampare, nunca nos abandone y no nos dejes que nos separemos de ti. Amén

sábado, 6 de febrero de 2021

2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO V

 

Al inicio de su vida pública, Jesús pasa por los lugares donde la vida late con más fuerza: el trabajo (barcas, redes, lago), la oración y las asambleas (la sinagoga), el lugar de los sentimientos y el cariño (la casa de Simón).

En estos momentos en que arrecia la pandemia, la situación económica de muchas familias pasa por momentos difíciles y el desánimo prolifera por todos lados, Jesús nos invita a mirar la vida con sus mismos ojos. Será un fantástico antídoto contra el desánimo: Porque Jesús siempre se muestra cercano, compasivo, amistoso, poderoso para curar, consecuente hasta dar la vida.

Hoy las lecturas nos recuerdan el tema del sufrimiento, nos hacemos tantas preguntas ante la realidad que nos toca vivir. Es lo que Job siente en su dramática vivencia de enfermedad, pérdida de bienes y soledad. El grito de ¿dónde está Dios? ¿por qué calla ante tanta dolencia y pesadumbre?

Las lecturas nos confrontan con el mal y el sufrimiento. No nos ofrecen soluciones fáciles. Tampoco enuncian teorías. Sin embargo, dan luz. La Palabra de Dios hecha carne, no rehúye el cara a cara con el misterio del mal. Jesús entiende su vida como una misión al servicio de la vida, de la salud, de la esperanza, del bien. Su predicación y su actuación sanan, liberan, ofrecen un horizonte humanizador.

El dolor no es querido por nadie. Tampoco por Dios. Dios, en Jesús, lo ha experimentado y lo combate.  Por eso, la gente lo busca.

Jesús, habiendo liberado a un hombre de su espíritu enfermo, sale de la sinagoga y va a la casa de Simón, donde le hablan de su suegra con fiebre. Jesús la toma de la mano, la levanta, y vuelve la alegría a la casa.

No nos equivoquemos: Dios está enamorado de la normalidad, no de lo grandioso y espectacular. Busca que nuestra vida imperfecta se convierta en levadura y sal y una mano que nos levante. A continuación, todo lo que sucede es pura energía: la casa se abre, es más, se expande, se agranda hasta el punto de poder acoger, por la tarde, frente al umbral, a todos los enfermos de Cafarnaúm. Toda la ciudad está reunida en el umbral de la casa donde está Jesús.

Después cuando aún estaba oscuro, salió en secreto y oró. Simón lo persigue, lo busca, lo encuentra: Todo el mundo te busca. Cafarnaúm está a tus pies. Y Jesús le dice: vayamos a otra parte. En algún otro lugar que no conocemos; solo sé que no puedo sentarme; hay que ir más allá.

Conclusión: tres verbos es la mejor manera de relacionarse con los demás: acercarse, entrar en contacto con él y levantarle; Jesús espera que quien sea sanado, levantado o liberado, se ponga al servicio de la causa del reino, que es parte de la comunidad cristiana.

La fe no es una teoría, es el encuentro con Jesús, para eso tres actitudes: buscarle, vigilancia en la oración, activos en la caridad y exultantes de esperanza. Que así sea

 

miércoles, 3 de febrero de 2021



2021 ENERO MEDITACION EUCARISTICA,

 EL SAPO Y LA ROSA

Aquí delante de Ti Señor nos postramos con un sentido de adoración y de humildad. Nos sentimos faltos de tu presencia y queremos que tú nos llenes el corazón, que lo inundes con la fuerza de tu gracia y de tu amor. Queremos pasar unos momentos a solas contigo, intentando dejar fuera las preocupaciones, los sinsabores, los problemas y angustias que nos afligen. Ahora solo queremos llenarnos de ti, sentirte vivo y muy cerca de nosotros, tanto que nos abrimos de par en par, abrimos nuestro interior para que tú lo habites y lo planifiques. Queremos que nos ayudes a vencer nuestros orgullos y egoísmos y sentir la necesidad tuya y la de los otros, la de nuestros hermanos. Todos nos hacen falta para ser completos. Lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto. Todos somos necesarios. Me viene a la memoria la parábola del trigo y de la cizaña, cuando el agricultor quería arrancarla siendo muy pequeñas, pero el dueño de los sembrados le dijo: No, no lo arranques porque podrías arrancar junto a la cizaña también el trigo, lo bueno que surge en el campo. Más bien déjalos crecer juntos ya llegará el momento de la cosecha y entonces separaremos el trigo y la cizaña, lo bueno y lo malo.

La convivencia con todos los seres humanos es necesaria, nos ayuda a crecer y a fortalecer nuestras convicciones y nuestra belleza interior y exterior. Escuchemos la enseñanza de este bonito cuento de la Rosa y el sapo:

“Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Allí también vivía un sapo, que habían crecido juntos. Durante mucho tiempo compartieron todo tipo de vivencias, secretos y sobretodo una amistad que parecía eterna. La vida iba pasando y el sapo observaba como su amiga se volvía cada vez más y más hermosa. Para él era un placer los momentos que pasaba junto a ella, la visitaba y le contaba todas las cosas que pasaban en aquel bonito jardín. La rosa se daba cuenta de su hermosura y de la atracción que producía en la gente que la miraba. El único problema es que de vez en cuando aparecía el sapo dando saltos a su alrededor y espantaba a quienes se acercaban.

La gente no se acercaba mucho a ella y se conformaban con verla de lejos. Era a causa del sapo grande y oscuro que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: pero hasta ahora nunca te había molestado mi presencia y te gustaba que estuviera a tu alrededor y hablar conmigo.

- Es cierto contestó la rosa, pero me he dado cuenta que espantas a todos los visitantes que vienen a admirar mi hermosura, les asustas, y además tu aspecto ya no armoniza con mi belleza.

- Vaya, que lejos han quedado aquellos tiempos. Ambos se quedaron callados durante una eternidad, él esperaba una rectificación y ella en cambio esperando que se fuera.

- Está bien, si así lo quieres, no te preocupes el jardín es muy grande puedo irme a cualquier otro sitio. Y se alejó de allí. La primavera pasó, el verano también el otoño y durante todo aquel tiempo ambos hicieron su vida por separado. No volvieron a verse. Meses y meses pasaron hasta que un día el sapo decidió acercarse e ir a visitar a la rosa, pero al llegar se quedó completamente sorprendido, su amiga, aquella bonita flor estaba ahora marchita. Apenas quedaba rastro de su belleza, sus pétalos estaban agujereados y su tallo caído.

- Hola rosa,

- Hola sapo

- Pero, ¿qué te ha pasado?

- No lo sé, los primeros días todo fue bien, pero poco a apoco aparecieron las hormigas y otros bichos y un día un picotazo aquí y un picotazo allá, se han apoderado de mí y nunca pude volver a ser igual.

El sapo solo contestó:

- Pues claro, Nunca te diste cuenta porque estabas demasiado ocupada observando tu propia belleza, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y esos bichos, y por eso siempre eras la más bella del jardín”.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos “sirven” para nada. Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera seamos conscientes.

Señor ayúdanos a reconocer el valor de los demás, todos los que tú nos colocas en nuestro camino. Te agradecemos tu bondad para con nosotros y te pedimos que también la muestres a todo ser humano que necesita encontrarse y encontrarte. Amén.

 

martes, 2 de febrero de 2021


 

DÍA DE LA VIDA CONSAGRADA

Hoy 2 de febrero se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

 Este año bajo el lema “La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido”.

El objetivo de esta jornada es ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor y dedicar su vida a Él.