2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO V
Al inicio de su vida pública, Jesús pasa por
los lugares donde la vida late con más fuerza: el trabajo (barcas, redes,
lago), la oración y las asambleas (la sinagoga), el lugar de los sentimientos y
el cariño (la casa de Simón).
En estos
momentos en que arrecia la pandemia, la situación económica de muchas familias
pasa por momentos difíciles y el desánimo prolifera por todos lados, Jesús nos
invita a mirar la vida con sus mismos ojos. Será un fantástico antídoto contra
el desánimo: Porque Jesús siempre se muestra cercano, compasivo, amistoso,
poderoso para curar, consecuente hasta dar la vida.
Hoy las
lecturas nos recuerdan el tema del sufrimiento, nos hacemos tantas preguntas ante
la realidad que nos toca vivir. Es lo que Job siente en su dramática vivencia
de enfermedad, pérdida de bienes y soledad. El grito de ¿dónde está Dios? ¿por
qué calla ante tanta dolencia y pesadumbre?
Las lecturas
nos confrontan con el mal y el sufrimiento. No nos ofrecen soluciones fáciles.
Tampoco enuncian teorías. Sin embargo, dan luz. La Palabra de Dios hecha carne,
no rehúye el cara a cara con el misterio del mal. Jesús entiende su vida como
una misión al servicio de la vida, de la salud, de la esperanza, del bien. Su
predicación y su actuación sanan, liberan, ofrecen un horizonte humanizador.
El dolor no
es querido por nadie. Tampoco por Dios. Dios, en Jesús, lo ha experimentado y
lo combate. Por eso, la gente lo busca.
Jesús, habiendo liberado a un hombre de su
espíritu enfermo, sale de la sinagoga y va a la casa de Simón, donde le hablan
de su suegra con fiebre. Jesús la toma de la mano, la levanta, y vuelve la
alegría a la casa.
No nos equivoquemos: Dios está enamorado de
la normalidad, no de lo grandioso y espectacular. Busca que nuestra vida
imperfecta se convierta en levadura y sal y una mano que nos levante. A continuación,
todo lo que sucede es pura energía: la casa se abre, es más, se expande, se
agranda hasta el punto de poder acoger, por la tarde, frente al umbral, a todos
los enfermos de Cafarnaúm. Toda la ciudad está reunida en el umbral de la
casa donde está Jesús.
Después cuando aún estaba oscuro, salió en
secreto y oró. Simón lo persigue, lo busca, lo encuentra: Todo el mundo te
busca. Cafarnaúm está a tus pies. Y Jesús le dice: vayamos a otra parte. En algún otro lugar que no conocemos; solo
sé que no puedo sentarme; hay que ir más allá.
Conclusión: tres verbos es la mejor manera
de relacionarse con los demás: acercarse,
entrar en contacto con él y levantarle;
Jesús espera que quien sea sanado, levantado o liberado, se ponga al servicio
de la causa del reino, que es parte de la comunidad cristiana.
La fe no es una teoría, es el encuentro con
Jesús, para eso tres actitudes: buscarle, vigilancia en la oración, activos en
la caridad y exultantes de esperanza. Que así sea
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