miércoles, 31 de enero de 2024


 

2024 ENERO MEDITACIÓN EUCARISTICA 

La caja y las perlas

 

Ante ti Jesús sacramentado nos colocamos en adoración y profunda reverencia pues reconocemos que Tú lo eres todo y que sin ti no somos nada. Somos fuertes y enérgicos gracias a ti. Tu nos concedes el don tu Espíritu con el que reforzados por él caminamos por la vida con ilusión y entusiasmo. Tu nos recuerdas continuamente la necesidad de vivir desde nuestro interior, desde nuestro ser íntimo y profundo y no desde la superficialidad de las cosas y de los acontecimientos. Somos conscientes que nuestro interior es un don que recibimos de ti. Cuando queremos aparentar cosas que no somos, todo nos sale mal y no encontramos la felicidad. Ayúdanos tu Jesús a vivir desde dentro hacia fuera y no al revés. Que seamos capaces de contagiar la vida, la luz y la esperanza que brota desde el interior y no nos conformemos con lo que la gente les gustaría ver en nosotros.

Escuchemos la historia del vendedor de perlas

La caja y las perlas: Un vendedor de perlas solía bajar todos los lunes a la ciudad de su pueblo para venderlas. Cada semana caminaba un largo trayecto y con paciencia se sentaba en su espacio reservado en la feria, pero nunca lograba vender nada.

Regresaba a su casa con la misma cantidad de perlas, y su esposa le recibía con una pequeña sonrisa. Cansado de no poder vender las perlas, decidió encontrar una forma inteligente de atraer a las personas. Después de pensar durante un largo tiempo, encontró la solución perfecta.

Decidió construir una caja hermosa para ubicar sus perlas y así atraer la atención de los compradores. La construyó con mármol preciado y le colocó diamantes de colores en los bordes. La tapa estaba hecha de oro puro y en su interior tenía una tela de lino para posar las perlas.

El vendedor estaba satisfecho con su obra, así que salió el siguiente lunes hacia el pueblo y se ubicó en su espacio correspondiente. Abrió su bulto, y al sacar la caja, la gente comenzó a agolparse a su alrededor. Todos esperaban la apertura de tal belleza, deseando ver lo que tan majestuosa creación contenía.

El vendedor abrió la caja y, para su sorpresa, todos quedaron decepcionados; eran las mismas perlas de la semana pasada. Las personas comenzaron a ofrecer dinero por la caja, pero nadie ofreció nada por las perlas que contenía. El vendedor regresó entristecido y sin poder comprender el fallo de su plan.

 

Al contemplar la historia del vendedor de perlas, reflexionemos sobre nuestras propias «cajas» y cómo presentamos nuestras vidas al mundo. ¿Estamos enfocados en la superficialidad, o permitimos que brille la autenticidad que reside en nuestro interior?

Muchos piensan que, para alcanzar la felicidad, la persona debe encontrar el propósito de su existencia. A veces, en nuestra búsqueda de reconocimiento y aceptación, nos embarcamos en la construcción de «cajas» brillantes para presentar nuestras cualidades. Pero, al igual que las perlas, nuestra esencia y valor fundamental permanecen inalterados. La autenticidad y la calidad interior son las verdaderas joyas que poseemos. Estas joyas y perlas nos las hemos comprado, sino que las hemos recibido por pura gracia, gratuitamente de Dios nuestro padre, para que las pongamos al servicio de los demás y del mundo entero.

Jesús, en sus enseñanzas, nos recordó la importancia de no dejarnos llevar por las apariencias. En el evangelio, encontramos la invitación constante a mirar más allá de la superficie y reconocer el valor del alma, la compasión y el amor genuino. Ayúdanos Jesús en no fijarnos solo en las apariencias de las personas, cosas o acontecimientos, sino que seamos capaces de dar un paso más y miremos el interior, el verdadero don de cada uno.

En nuestra vida diaria, recordemos que cada uno de nosotros es como una perla única, valiosa por nuestra autenticidad y esencia. No necesitamos adornos lujosos para destacar; la luz de nuestra verdad interna brilla por sí sola. Amén

domingo, 28 de enero de 2024


 

SIN TI, NADA OH DIOS 

Me dejo guiar y llevar por Ti, para que sólo Tú, seas el soplo, que conduzca y empuje el navío de mis días.

¡Sal a mi encuentro, con tus brazos abiertos!

Y, apreciando tu presencia, nunca me falte tu aliento en mis pasos, tu Palabra en mis débiles obras, tu consejo en las noches de incertidumbres.

¡Necesito tanto tu autoridad, Señor!

Saber que me acompañas en mis luchas.

Creer que me arropas en mis proyectos.

Eres la fuente de mi inspiración, la semilla que, mis manos, dejan en el surco.

La llama viva con la cual intento prender el mundo.

El amor infinito que pone al descubierto el mío limitado, cerrado e interesado.

Eres, oh Dios, el dueño de la existencia, Aquel que en el silencio habla y en el amor tiene su último y mejor mensaje.

Aquel que, cuando se le llama, tarde o temprano responde.

Aquel que, cuando se le arroja fuera del mundo, sigue aguardando el retorno, con manos tendidas y abiertas.

Ayúdanos, Dios y Padre, que estás en el cielo a sacar de nosotros aquello que nos paraliza.

A dinamitar los muros que nos apartan de Ti.

A expulsar el maligno que, en lucha encarnizada, nos quiere para infierno y no para el cielo.

¡SIN TI NADA, OH DIOS! 

Y CONTIGO, LO PODEMOS HACER TODO. Amén

 

 

sábado, 27 de enero de 2024


 


 


 


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO IV

 

Todos estamos convencidos que Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. El evangelista Marcos nos relata la actividad de Jesús, para darnos un resumen de lo que fue su vida como Maestro. Jesús habla del Reino de Dios con palabras y obras, que siempre están fuertemente entrelazadas. También aquí, en esta sinagoga de Cafarnaúm, Jesús pronuncia una enseñanza, cuyo contenido Marcos no relata. En cambio, el evangelista relata las reacciones de los oyentes de Jesús. Todos están asombrados y sienten que este predicador tiene un poder de atracción que supera a todos los demás predicadores a los que estaban acostumbrados y que estaban oficialmente reconocidos, incluso a los oficialmente calificados como escribas.

A Jesús se le reconoce una autoridad que proviene de la fuerza de sus palabras, siempre fuertemente unidas a la acción. Jesús pronuncia dos verbos: calla y sal, dirigidos al demonio que esclaviza allí a un pobre hombre. No hay que olvidar que este gesto liberador de curación realizado en sábado era fuertemente transgresor de la ley religiosa. Sin embargo, Jesús las hace a propósito para mostrar un rostro distinto de Dios y una forma distinta de vivir la religión.

En definitiva, muestra lo que es Jesús; un hombre que tiene palabras que asombran y atraen porque son palabra que liberan y tocan lo más profundo de la vida concreta de las personas. Jesús ante un hombre que sufre, como este poseído, no se queda en la teoría de las buenas palabras e intenciones, sino que actúa aún a costa de arriesgar su vida. Jesús haciendo el bien comunica a Dios que es el bien absoluto. Jesús al amar habla del amor, y así muestra a Dios que es amor.

Esta profunda unidad entre palabra y obra, entre boca, corazón y manos, generó ese asombro que atrajo a muchos hacia sí, empezando por sus discípulos.

La experiencia nos dice que las personas aprendemos bien no sólo por la precisión de los datos y de las explicaciones, sino sobre todo si nos sentimos queridos, apreciados, animados. La autoridad no se basa en el papel, sino en el amor y en gestos concretos que vinculan la palabra a la vida.

Como Iglesia tenemos hoy una gran misión que es ser Jesús que enseña en el mundo de hoy. Tenemos la tarea de hablar de Dios y anunciarlo. Debemos estar siempre atentos a conjugar en nuestro testimonio la palabra y la vida, la oración y la caridad. Y como Jesús, debemos suscitar asombro porque la fe que profesamos en los labios se vea también en nuestras manos que ayudan y en nuestras actitudes cotidianas de bondad, paciencia y perdón. No podemos hablar de Dios si esto no se vislumbra en lo que hacemos, en nuestras miradas de estima al prójimo, en nuestras opciones concretas de humildad y caridad.

Seguro que a lo largo de nuestra vida no todas las palabras que hemos oído sobre Dios se han quedado en nuestro corazón, pero sí los ejemplos de vida de personas creyentes. El ejemplo nos libera de los muchos pequeños y grandes demonios que nos esclavizan. Jesús convenció a muchos con palabras, porque su ejemplo atrajo y condujo por caminos de verdadera liberación.


 

miércoles, 24 de enero de 2024


 

2024 ENERO MEDITACIÓN EUCARISTICA SER Y PARECER

 

Señor Jesús sacramentado, reunidos junto a ti en esta tarde, nos abrimos a tu presencia, a escuchar tu palabra, a sentir la necesidad de estar cada vez más cerca de ti. Queremos superar las dificultades que nuestra sociedad interpone en nuestro camino. Vivimos en un mundo donde el tener determinada apariencia y aspecto o causar una determinada opinión a los demás parece ser cada vez más importante.

Muchos fingimos ser otra persona que realmente somos o mostramos una realidad (por ejemplo, subiendo imágenes y contenidos en las redes sociales) que no tiene nada que ver con la realidad que vivimos. En los medios reinan los «fakenews». Parece que si las repites suficientes veces las mentiras se convierten en realidad… pero obviamente esto no es así. Lo más probable es que tarde o temprano se descubre la verdad, entonces uno puede perder mucha credibilidad.

Creo que uno se siente mucho más a gusto cuando se muestra tal como es, mantiene su esencia, actúa con naturalidad y es fiel a sus ideas y valores. Encima nos puede ayudar a ganar credibilidad tanto en nuestra vida personal como en la vida laboral. Alguien que es auténtico y que se muestra tal como es (aceptando que nunca todo va a ser perfecto), normalmente es valorado por los demás muy positivamente.

Escuchemos esta historia que puede iluminar nuestra propuesta de hoy.

Ser y parecer: Un hombre que pasaba por delante de una tienda, vio que vendían allí dos loros, encerrados en la misma jaula. Uno era muy bonito y cantaba estupendamente, mientras que el otro estaba en un estado lastimoso y permanecía mudo. El primero valía veinte euros y el segundo mil euros.

El hombre, asombrado por la diferencia de precio, le dijo al comerciante:

- ¡Deme el loro de 20 euros!

- Imposible, señor – respondió el vendedor.

- No puedo vender los dos pájaros por separado.

- ¿Pero… por qué?

- ¿Cómo explica usted semejante diferencia de precio?

-  Pues el más feo cuesta infinitamente más que el más bonito.

- Y además no canta. Eso es absurdo.

- ¡Ah, no se equivoque usted, señor!

- El loro que encuentra usted feo es el compositor.

 

Jesús, maestro, vivimos a menudo en la apariencia. Detrás de ésta se halla el Ser (que es poco visible), el loro compositor. En la vida tendemos a juzgar por las apariencias, y como vemos en la historia de los dos loros, no siempre se percibe la realidad, sino solo una parte de esta.

Los juicios apresurados y especialmente si están basado en el “parecer”, suelen conducir a errores. Si algo nos enseña la historia de los dos loros es que “parecer” y “ser” son diferentes, y que el verdadero valor de las personas no siempre es visible a simple vista.

Muchas veces aquellas personas cuya contribución es sorprendente y fundamental para los resultados visibles, quedan ocultas tras las cortinas o en un segundo plano. Eso no les resta valor, y has de formarte un juicio completo antes de emitir una opinión sobre las competencias de las personas.

Ayúdanos Señor a establecer una diferencia entre el ser y el parecer.

Hay que saber valorar en el otro ese loro interior. Es conveniente saber establecer la distinción entre ambos. Saber en definitiva que nos define como auténticos o no, ¿vivimos siempre en las apariencias? O ¿somos realmente nosotros mismos? Y así cuando valoramos a los otros, los valoramos justamente o nos dejamos llevar por lo que se aparenta ser, cuantos prejuicios tenemos, sería bueno evaluarnos a nosotros mismos para descubrir cuan sinceros y reales somos y así también cuando juzgamos a los demás ya que en general solemos ser bastantes injustos, y aunque juzgar muchas veces es automático en el ser humano, no es bueno quedarse en el prejuicio inicial y esperar a ver si eso o ello es así o es nuestro prejuicio y confundimos ser con parecer.

domingo, 21 de enero de 2024


 

LLÁMAME, SEÑOR

Que, ahora más que nunca, tengo ganas de conocerte

y, siguiéndote rechazar tantas redes que me convierten en esclavo.

No pases de largo de la orilla de mi vida

y si por lo que sea no te respondo, no dejes de insistir, Señor.

Tal vez, el ruido de la comodidad, 

me impide salir o saltar con rapidez a tu camino.

Tal vez, la seducción de lo fácil, 

no me deja escuchar la dulzura de tu voz.

Tal vez, mi mundo y mis caprichos,

me confunden y me mantienen en un mar sin fondo,

en una habitación sin más vida que lo efímero,

en una realidad que, mañana, ya no existirá.

Tengo miedo que pases de largo,

que, viéndome tan ocupado en lo mío,

no quieras contar conmigo.

Porque tengo miedo de que ilusionado por lo que veo

no distinga lo grande que es tu Reino.

Porque tengo miedo de que amarrado en mis redes,

no pueda soltarme a tiempo de ellas

y ser libre contigo para siempre.

LLÁMAME, SEÑOR

Que, hoy más que nunca, me siento Iglesia.

Que, hoy más que nunca, creo y espero en Ti

Que, hoy más que nunca, deseo ser pescador de otros mares y en otros puertos.

Como padre o madre, sacerdote o labriego, profesor o anciano,

niño o joven, estudiante o contemplativo, arquitecto o religiosa,

obrero o empresario. Pero siempre contigo, Señor. 

¡Contigo y por tus mares! Amén

 

sábado, 20 de enero de 2024





 

Con motivo del 70 ANIVERSARIO DE LA INSTITUCIÓN DE LA PARROQUIA DE S. ANTONIO DE PADUA, se ha realizado un pequeño detalle conmemorativo.

Este detalle está a vuestra disposición en la sacristía.


 


 


 


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO III

 

La detención de Juan Bautista fue la señal para que después de treinta años de vida discreta en Nazaret, Jesús saldrá de su anonimato para inaugurar su misión, aquella para la que su Padre le envió al mundo.

En adelante, lo veremos por los caminos de Palestina proclamando la Buena Nueva en palabras y obras. Se ha cumplido el tiempo de las promesas. ¡El Reino de Dios está aquí! Convertíos y creed en el Evangelio. Son las palabras con las que Jesús inaugura su ministerio público.

Para Jesús es apremiante que todos conozcan y reconozcan en él el Evangelio de Dios, la Buena Nueva del Reino de la que él es la manifestación visible y palpable. Para ello comienza su misión escogiendo e invitando a cuatro de sus primeros colaboradores para asegurar la continuidad de su misión: Simón y Andrés, Santiago y Juan, lo dejan todo para asociarse a su proyecto de «pescar hombres» para el Reino de Dios.  

Participar en el proyecto de Jesús, conlleva ciertas exigencias: requiere ponerse en camino y marchar en pos del Maestro; por otro lado, desprenderse de todo: redes, casa, familia, en definitiva, dejarlo todo para recibirlo todo de Él.

La invitación a la conversión de la primera lectura y del Evangelio de este domingo consiste en conformar nuestras realidades cotidianas, toda nuestra vida, al Reino de Dios inaugurado por Cristo, cuyos valores son la justicia, el amor, la paz, la verdad, la solidaridad, etc.

En el mundo actual, cada vez más egoísta, más dividido y polarizado... Jesús se dirige a cada uno de nosotros y nos interpela: ¡Necesito pescadores de hombres! ¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Damos testimonio con palabras y acciones de la realidad del Reinado de Dios?

Jesús no enseñó una doctrina religiosa para que sus discípulos la aprendieran y difundieran correctamente. Jesús anuncia un acontecimiento que pide ser acogido, pues lo puede cambiar todo: Dios se está introduciendo en la vida con su fuerza salvadora. Hay que hacerle sitio.

Se avecina un tiempo nuevo. Dios no quiere dejarnos solos frente a nuestros problemas y desafíos. Quiere construir junto a nosotros una vida más humana. De ahí la necesidad de la conversión personal. Cambiar la manera de pensar y de actuar. Vivir creyendo esta Buena Noticia.

Para Jesús el reino de Dios es el corazón de su mensaje, esta pasión alienta toda su vida. Lo sorprendente es que Jesús nunca explica directamente en qué consiste el reino de Dios. Él sugiere con parábolas inolvidables cómo actúa Dios y cómo sería la vida si nosotros actuáramos como él.

Para Jesús, el reino de Dios es la vida tal como la quiere construir Dios. Ese era el fuego que llevaba dentro. Para Jesús, el reino de Dios no es un sueño, es el proyecto que Dios quiere llevar adelante en el mundo. Es el único objetivo que debemos de tener sus seguidores. ¿Cómo sería la Iglesia si nos dedicáramos solo a construir la vida tal como la quiere Dios, no como la quieren los amos del mundo?

miércoles, 17 de enero de 2024


 

2024 ENERO ADORACIÓN EUCARÍSTICA

Una difícil elección

Reunidos ante ti, que estás en el sacramento de la eucaristía, te pedimos Señor que en esta tarde nos envuelvas con los dones de tu presencia, de la fortaleza necesaria para tomar nuestras decisiones con valentía y seguridad en tus planes. Escuchemos esta historia.

Una difícil elección: Don Antonio era párroco de un pueblecito pesquero. Era un hombre afable y muy querido por todos. Había bautizado, dado la primera comunión, casado y bendecido los barcos, de la gran mayoría de los habitantes de ese pequeño y bellísimo pueblo.

Un domingo, acabando la Misa de 11 de la mañana, don Antonio anunció a los fieles que estaba con ellos su mejor amigo, Fabio. Fabio, era un señor muy mayor, originario del pueblo, pero que, por motivo de una tragedia familiar, se tuvo que ir a vivir a Brasil a finales de los 60. Desde que se fue, no había vuelto a poner los pies en el pueblo. Casi cuarenta años después, aprovechando un viaje para enterrar a su hermano menor que acababa de morir, se acercó a su pueblo natal para saludar a algunos parientes que todavía estaban vivos. Cuando se enteró quién era el párroco vino a la Iglesia a saludarlo.

A pesar de la diferencia de edad que existía entre don Antonio y Fabio, por razones que nadie sabía, según contó el mismo don Antonio, era el amigo que más quería en este mundo. El padre Antonio, invitó a todos a pasar al salón parroquial después de la Misa para tomar un café y compartir con él. Hechas las presentaciones, Fabio, miró con cariño a todos, y comenzó diciendo:

- Me llamo Fabio. Nací en este maravilloso pueblo hace ochenta años. Cuando tenía alrededor de cuarenta, por motivos personales, me tuve que trasladar a Brasil. Desde entonces he vivido allí. Pero, permítanme que les cuente una historia que ocurrió en este pueblo poco antes de irme, y que probablemente ninguno de ustedes sabrá: Era una tarde otoñal, un padre, su hijo, y un amigo del hijo, habían salido a navegar con su velero, pero de repente les sorprendió una fortísima tormenta. Las olas eran tan altas que, aunque el padre era un navegante experimentado, no pudo dominar el velero y los tres fueron arrastrados mar adentro.

Fabio, hizo un breve receso para tomar aire, beber un poco de agua, y prosiguió:

- Después de cuatro horas de intensa lucha por mantenerse a flote, una gigantesca ola arrastró a su hijo y amigo al mar. El padre, cogiendo una soga de rescate, tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida: Sólo tenía unos segundos para decidirse, pues las olas eran tremendas. Él sabía que su hijo era un buen cristiano; en cambio el amigo no lo era. En esto que el padre le gritó a su hijo: “¡Te amo, hijo mío!”; pero tiró la soga al amigo de su hijo. Una vez que lo tuvo a bordo, se dispuso a salvar a su hijo; pero éste, ya había desaparecido bajo las olas en medio de la oscuridad de la noche. Por más que lo buscaron, nunca apareció. Ni siquiera se encontró su cuerpo.

Los parroquianos, que habían acudido al salón parroquial más por el compromiso con el párroco que porque tuvieran interés alguno en conocer a este abuelo, poco a poco se iban quedando intrigados con la historia que les estaba contando este personaje desconocido. Los ojos, sobre todo los de los más jóvenes, reflejaban inquietud y deseo de conocer el desenlace final de la historia. En esto que nuestro anfitrión siguió diciendo:

- Sabía que su hijo iría al cielo con Jesús, pero temía por el destino del otro joven pues no conocía a Cristo. Es por eso por lo que decidió entregar a su hijo para salvar la vida del amigo de su hijo.

¡Qué grande es el amor de Dios que hizo lo mismo por nosotros! Nuestro Padre celestial sacrificó a su Hijo para que nosotros pudiéramos salvarnos. Yo les pido que acepten la oferta del rescate y agarren la soga de vida que Él les está ofreciendo en este mismo momento a cada uno de vosotros.

A la salida, dos jóvenes se acercaron al anciano y le dijeron:

- Ha sido una historia muy bonita para entender el amor de Dios al entregar a su único Hijo por cada uno de nosotros. Pero creo que no es realista, no creo que un padre entregase la vida de su hijo con la esperanza de que el otro se convirtiera.

- Comprendo lo que decís, replicó el anciano, mientras de sus ojos brotaron dos lágrimas. Pues tengo algo más que deciros, queridos amigos, yo soy ese padre, y vuestro párroco era el amigo de mi hijo.

Que grande eres Dios Padre, entregas a tu Hijo para salvarnos a todos, tantas veces ingratos, tantas veces incrédulos, tantas veces perdidos. Hoy te pedimos que nunca te canses de echarnos esas sogas para que nos podamos agarrar bien y no hundirnos en las tempestades de la vida. Amén

martes, 16 de enero de 2024


 El domingo 28 de Enero, en honor a San Antonio Abad, tendrá lugar la bendición de los animales a las 12 h en la Calle Marqués de Campos ( a la altura del antiguo ambulatorio)

domingo, 14 de enero de 2024


 

Déjame buscarte, Señor

y no dejes nunca de llamarme,

no en la superficialidad donde no te escucho

y sí, en la profundidad de mi ser

donde el Tú y mi yo se abrazan.

Déjame buscarte, Señor,

porque, en el viento de la fe,

se sostiene tu llamada misteriosa.

Y cuenta conmigo para algo

aunque, solamente Tú y sin mis débiles fuerzas

pudieras llevar adelante tu encargo.

Quiero sentir que te sirvo y vivo

trabajando y respondiendo mil veces “si”

para ayudarte a llevar la carga pesada de tu Reino.

Para conocerte, para amarte, para seguirte

aunque, el mundo, no me reconozca méritos

ni ponga aureolas a mis éxitos invisibles al ojo humano.

Porque, cuando me llamas,

siento el privilegio de ser convocado.

Porque, cuando pronuncias mi nombre,

sé que a algo bueno me invitas.

Porque, cuando me interrogas: ¿Qué buscas?

Tú sabes que…sólo a Ti te añoro,

Tú sabes que…sólo a Ti te quiero.

Dejando todo aquello que obstaculice el que yo te encuentre.

Alejándome de los ruidos que me impiden escuchar tu voz.

Ayúdame a estar siempre inquieto: en permanente búsqueda

Enséñame a estar contigo y conocerte para nunca olvidarte

Envíame para servir amando y, contigo, siempre salvando. Amén.

sábado, 13 de enero de 2024

Domingo 4 de febrero a las 10 horas, Radio María retransmitirá la misa desde nuestra Parroquia

 


 

Del día 18 al día 25 de enero, celebraremos la semana de oración por la unidad de los cristianos. Recemos por la ansiada unión

MISA PARA NIÑOS

Sábado 20 a las 18h misa para niños de catequesis de primera comunión y para todos los niños que quieran participar de la celebración

 


 


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO II

Iniciamos el tiempo litúrgico ordinario con este 2º domingo con el Bautista que, al ver pasar a Jesús, indica a sus discípulos «Ese es el cordero de Dios». No es una simple información sino una invitación a entrar en contacto con Jesús.

Los dos discípulos sintieron gran curiosidad, lo siguen, y escuchan las primeras palabras que pronuncia Jesús en el evangelio: ¿Qué buscáis? No es una pregunta trivial, ¿qué es lo que quieres? ¿cuál es tu anhelo más profundo? La respuesta es tímida, se dirigen a él con profundo respeto, llamándolo “rabí”, y se limitan a preguntarle ¿dónde vives? No hay interés alguno por su doctrina. Lo fundamental es lo que hace, la manera de vivir, el proyecto de vida.

Venid y ved. No hay explicaciones, ni justificaciones, es una invitación a comprobar, ser testigos. Es una oportunidad para experimentar la realidad de Jesús. El Maestro acompaña, enseña, no impone, quiere que cada uno sea protagonista y dueño de su vida. Llamados a compartir, a ser personas que entran en relación con otras personas, capaces de amar.

Los discípulos respondieron con un sí a la invitación del Maestro: fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Por desgracia no sabemos de qué hablaron desde las cuatro de la tarde en adelante. De esa larga conversación Andrés sacó la conclusión de que aquella persona era alguien más que un rabí cualquiera. Así lo comunica entusiasmado a su hermano Simón: Hemos encontrado al Mesías.

Andrés y Simón llegan hasta Jesús y éste se le quedó mirando. Jesús no lo saluda. No le pregunta qué busca. No necesita que Andrés se lo presente. Él sabe quién es y quién es su padre. Inmediatamente, con una autoridad suprema, le cambia el nombre por Cefas, sin explicarle por qué se lo cambia ni qué significa ese nombre.

Simón advierte que Jesús está disponiendo de él sin consultarle, sin permiso. Sin embargo, no reacciona. La escena simboliza el poder de Jesús sobre Simón y una cierta predilección por él, ya que es el único al que le cambia el nombre.

La vocación es ponerse en marcha. Los caminos son muchos, las opciones múltiples; toda opción precisa de un compromiso, fidelidad y responsabilidad. 

miércoles, 10 de enero de 2024


 

2024 ENERO ADORACIÓN EUCARÍSTICA.

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Jesús sacramentado aquí nos tienes otra vez parta disfrutar un rato contigo. Nos dantas oportunidades de ser felices y de acompañarte. Precisamente hoy queremos reflexionar sobre las oportunidades varias que nos ofreces.

Una segunda oportunidad: Hace ya mucho un grupo de misioneros jesuitas desembarcó en las costas de un país tropical y comenzaron a predicar sobre la necesidad de conocer a Cristo y bautizarse para entrar en su Reino.

Arami, un joven indio pertenecía a una familia pobre y no tenía formación alguna. Al oír el mensaje de los misioneros quedó profundamente conmovido por las nuevas enseñanzas. Nunca había escuchado a nadie decir que había existido en tiempos remotos un hombre que también era Dios y que había muerto para salvarnos a todos. Un día le dijeron que si de verdad quería seguir a Cristo tenía que cargar con la cruz cada día. ¿Cómo hacerlo?  les preguntó. Los misioneros le respondieron: Lo mejor es que hables con Cristo y le pidas que te entregue tu cruz.

Nuestro querido indio se asombró: ¿Dónde tengo que ir para hablar con Cristo y me dé mi cruz?

A lo que uno de los misioneros le dijo: Mira, Cristo se encuentra, precisamente ahora, en el bosque que hay detrás del poblado. Ha ido allí para cortar cruces para los nuevos conversos.

Inquieto, nervioso y alegre, se dispuso nuestro querido Arami a ir al bosque y oyó un repetido golpe de hacha; y de vez en cuando, un árbol que caía. El ruido se fue haciendo más cercano y fuerte hasta que llegó donde estaba Cristo.

Una vez allí le preguntó: Si tú eres Cristo, vengo a que me des mi cruz. De ahora en adelante quiero seguirte cargando con mi cruz.

Jesús lo miró a los ojos con profundo amor, y dirigiéndose a los árboles que ya estaban caídos, tomó dos de ellos, los recortó un poco, les dio la forma de cruz y se lo entregó diciendo: Mira, creo que ésta te irá bien. Eres un hombre joven y fuerte, por lo que no será mucho peso para ti.

La cruz muy preparada no estaba. Se trataba prácticamente de dos troncos cortados a hacha, sin ningún tipo de terminación ni arreglo. Era una cruz de madera dura, pesada, y muy mal terminada.

El joven al verla pensó que Jesús no se había esmerado demasiado en preparársela, sin embargo, comenzó el largo camino de seguir a Jesús.

No había hecho más que empezar, cuando hizo también su aparición el diablo. Es su costumbre hacerse presente en esas ocasiones, porque donde anda Dios, acude rápido el diablo.

Desde atrás gritó el diablo al joven diciendo: ¡Olvidaste algo! Miró hacia atrás y vio al diablo que se acercaba sonriente con un hacha en la mano para entregársela.

- Pero ¿cómo? ¿También tengo que llevarme el hacha? – preguntó molesto el muchacho.

- No sé -dijo el diablo haciéndose el inocente. Pero creo es conveniente que te la lleves por lo que pueda pasar en el camino. Por lo demás, sería una lástima dejar abandonada un hacha tan bonita.

La propuesta le pareció tan razonable que, sin pensar demasiado, tomó el hacha y siguió su viaje.

El camino se iba haciendo cada vez más duro; primero, por la soledad. Creía que lo haría con la visible compañía del Maestro, pero Él se había ido, dejando sólo sus huellas. Hacía frío en aquel invierno y la cruz era pesada. Parecía como que los salientes se empeñaran en engancharse por todas partes a fin de retenerlo; y se le incrustaban en la piel para hacerle más doloroso el camino.

Una noche particularmente fría, se detuvo a descansar en un descampado. Depositó la cruz en el suelo, y el joven se puso a arreglar la cruz. Con calma y despacito le fue quitando los nudos que más le molestaban. Con ello consiguió dos cosas, por un lado, mejorar el madero; y por otro, encender un fuego con la madera que le había quitado a la cruz. Y así esa noche durmió tranquilo.

A la mañana siguiente reanudó su camino. Y noche tras noche su cruz fue mejorada por el trabajo que en ella iba realizando. Mientras su cruz mejoraba y se hacía más llevadera, conseguía también tener la madera necesaria para hacer fuego cada noche. La cruz tenía ahora un tamaño razonable y un peso menor. Bien brillante a los rayos del sol, y no molestaba al cargarla sobre sus hombros.

Cuando llegó a las murallas del Reino, resultó que la puerta de entrada estaba colocada en lo alto de la muralla. Era una puerta estrecha, abierta casi como ventana a una altura imposible de alcanzar. Llamó a gritos, anunciando su llegada. Y desde lo alto se le apareció el Señor invitándolo a entrar.

- Pero, ¿cómo, Señor? No puedo. La puerta está demasiado alta y no la alcanzo.

 

 

- Apoya la cruz contra la muralla y luego trepa por ella utilizándola como escalera. Yo te dejé a propósito los nudos para que te sirviera. Además, el tamaño justo para que puedas subir.

En ese momento el joven se dio cuenta de que realmente la cruz recibida había tenido sentido y que de verdad el Señor la había preparado bien. Sin embargo, ya era tarde. Su pequeña cruz, pulida, y recortada, le parecía ahora un juguete inútil. El diablo, astuto como siempre, había resultado mal consejero y peor amigo.

Pero, el Señor, que siempre es bondadoso y compasivo, no podía ignorar la buena voluntad del muchacho y su generosidad en querer seguirlo. Por eso le dio un consejo y otra nueva oportunidad.

- Vuelve sobre tus pasos. Seguramente en el camino encontrarás a alguno que ya no puede más y ha quedado aplastado bajo su cruz. Ayúdale a traerla. De esta manera tú le posibilitarás que logre hacer su camino y llegue. Y él te ayudará a ti a que puedas entrar.

Con qué frecuencia también nosotros nos quejamos de las cruces que el Señor pone sobre nuestros hombros. En muchas ocasiones, también las recortamos y pulimos para que no nos cueste tanto cargarlas; pero con ello, la cruz pierde su virtualidad y ya sirve para poco. Afortunadamente, el amor misericordioso de Dios, nos dará una segunda oportunidad, invitándonos a ayudar a quien esté cargando con una cruz realmente pesada. Ahora, juntos los dos, podremos llegar a la meta; y juntos los dos, podremos entrar en su Reino.

domingo, 7 de enero de 2024

CONTIGO QUIERO, SEÑOR:

Alcanzar y bajar hacia las aguas del Jordán

para sentir que Dios llama siempre

a pesar de las dificultades del camino.

Dejar la comodidad de mi casa, de mis amigos y trabajos

para empeñarme un poco en aquello que el Evangelio

necesita de mis manos y de mi esfuerzo.

Renovar mi Bautismo, un tanto empolvado por el paso del tiempo

Reavivar mi Bautismo, un tanto mortecino

Fortalecer mi Bautismo, a veces débil y acomodado

Escuchar mi nombre y una llamada: “Tú eres mi Hijo”

Para que nunca falte en tu causa buenos testigos

que pregonen tu Palabra

que pronuncien tu nombre

que den testimonio de tu Reino

que ofrezcan lo que son y tienen

y Dios sea conocido, amado y bendecido

en las cuatro direcciones del mundo.

Renovar, levantar,

Ilusionar y mejorar

Incentivar y alimentar

Revitalizar y fortalecer

Lo que un día, por la fuerza del Espíritu,

me hizo hijo de Dios, miembro de su pueblo

hijo de la Iglesia, testigo de tu Reino: EL BAUTISMO

Amén.