lunes, 1 de enero de 2024


 

2024 CICLO B 

SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

La fiesta de Santa María Madre de Dios es también el día de la octava de Navidad. De hecho, seguimos contemplando y celebrando el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios para nuestra salvación. Después de contemplar a Jesús niño en el seno de su familia humana (ayer, fiesta de la Sagrada Familia) contemplamos su nacimiento desde la perspectiva de María, la madre de Jesús, con su hijo en brazos, tal como nos la presentan tantas imágenes. El hijo nos representa también a todos nosotros porque María es nuestra Madre.

María tiene un papel fundamental en la obra de la salvación. María está, con su mediación femenina y materna, colocada entre la Trinidad y la humanidad a la que Dios dona su Hijo. El Padre envía a su Hijo, pero la visibilidad del Hijo pasa a través de María que lo engendra y lo da a luz.

Ninguna maternidad, tampoco la suya, concluye con el parto; tiene por delante la colaboración en el crecimiento y la educación del hijo. La maternidad de María crece con el desarrollo de su hijo y su revelación. Será una reserva inagotable de conocimientos sobre las primicias de la vida de Jesús y un testigo de la verdad de su Encarnación.

María acompaña a su hijo, contempla el misterio y conserva en su corazón todas esas cosas. No lo hacía para poder después recrearse en recuerdos del pasado, sino como experiencias que actualizaría y reviviría a lo largo de su vida. Nuestra fe en Jesús como Salvador no puede quedar en recordar acontecimientos de otros tiempos, creer es experimentar hoy su fuerza salvadora, capaz de hacer más humana nuestra vida.

También celebra hoy la Iglesia la Jornada Mundial de la Paz. Se ha escogido el tema “Inteligencia Artificial y Paz” porque el notable progreso realizado en el campo de las inteligencias artificiales tiene un impacto cada vez más profundo en la actividad humana, la vida personal y social, la política y la economía

Hoy todos nos felicitamos por el año nuevo que comienza. Los textos de esta fiesta nos ofrecen en la primera lectura las palabras de bendición que Dios sugirió a Moisés para que Aarón y sus sucesores las pronunciaran sobre el pueblo como parte de un ritual litúrgico. Sería recomendable que todos los buenos deseos que hoy nos dedicamos entre familiares y amigos estuvieran inspirados en esas palabras que desean a la otra persona la bendición y protección del Señor, ilumine su rostro sobre ti, te conceda su favor, se fije en ti, te conceda la paz.

¡Dios nos bendice! y nosotros debemos bendecir a Dios. La actitud cristiana es buscar el bien, pedir el bien, querer el bien, pronunciar palabras de bien pidiéndoselas a Dios. Un bien que no sea exclusivo ni exclusivista porque Dios es de todos y para todos. Bendigamos a Dios por las cosas sencillas y diarias, como la salud, la vida, los amigos, la fe, el cariño. Pidamos su bendición para que convierta los corazones a la justicia y a la paz; que nos ayude a aprender a ver al hombre como lo que es en verdad, hijo de Dios. Aprendamos a bendecir y a ser una bendición para los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario