SIN TI, NADA OH DIOS
Me dejo guiar y llevar por Ti, para
que sólo Tú, seas el soplo, que conduzca y empuje el navío de mis días.
¡Sal a mi encuentro, con tus brazos
abiertos!
Y, apreciando tu presencia, nunca me
falte tu aliento en mis pasos, tu Palabra en mis débiles obras, tu consejo en
las noches de incertidumbres.
¡Necesito tanto tu autoridad, Señor!
Saber que me acompañas en mis luchas.
Creer que me arropas en mis
proyectos.
Eres la fuente de mi inspiración, la
semilla que, mis manos, dejan en el surco.
La llama viva con la cual intento
prender el mundo.
El amor infinito que pone al
descubierto el mío limitado, cerrado e interesado.
Eres, oh Dios, el dueño de la
existencia, Aquel que en el silencio habla y en el amor tiene su último y mejor
mensaje.
Aquel que, cuando se le llama, tarde
o temprano responde.
Aquel que, cuando se le arroja fuera
del mundo, sigue aguardando el retorno, con manos tendidas y abiertas.
Ayúdanos, Dios y Padre, que estás en
el cielo a sacar de nosotros aquello que nos paraliza.
A dinamitar los muros que nos apartan
de Ti.
A expulsar el maligno que, en lucha
encarnizada, nos quiere para infierno y no para el cielo.
¡SIN TI NADA, OH DIOS!
Y CONTIGO, LO PODEMOS HACER TODO.
Amén
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