2024 ENERO MEDITACIÓN EUCARISTICA
SER Y PARECER
Señor Jesús
sacramentado, reunidos junto a ti en esta tarde, nos abrimos a tu presencia, a
escuchar tu palabra, a sentir la necesidad de estar cada vez más cerca de ti.
Queremos superar las dificultades que nuestra sociedad interpone en nuestro
camino. Vivimos en un mundo donde el tener determinada apariencia y aspecto o
causar una determinada opinión a los demás parece ser cada vez más importante.
Muchos
fingimos ser otra persona que realmente somos o mostramos una realidad (por
ejemplo, subiendo imágenes y contenidos en las redes sociales) que no tiene
nada que ver con la realidad que vivimos. En los medios reinan los «fakenews».
Parece que si las repites suficientes veces las mentiras se convierten en realidad…
pero obviamente esto no es así. Lo más probable es que tarde o temprano se
descubre la verdad, entonces uno puede perder mucha credibilidad.
Creo que uno
se siente mucho más a gusto cuando se muestra tal como es, mantiene su esencia,
actúa con naturalidad y es fiel a sus ideas y valores. Encima nos puede ayudar
a ganar credibilidad tanto en nuestra vida personal como en la vida laboral.
Alguien que es auténtico y que se muestra tal como es (aceptando que nunca todo
va a ser perfecto), normalmente es valorado por los demás muy positivamente.
Escuchemos
esta historia que puede iluminar nuestra propuesta de hoy.
Ser y parecer: Un hombre que pasaba por delante de una tienda, vio
que vendían allí dos loros, encerrados en la misma jaula. Uno era muy bonito y
cantaba estupendamente, mientras que el otro estaba en un estado lastimoso y
permanecía mudo. El primero valía veinte euros y el segundo mil euros.
El hombre, asombrado por la diferencia de precio, le
dijo al comerciante:
- ¡Deme el loro de 20 euros!
- Imposible, señor – respondió el vendedor.
- No puedo vender los dos pájaros por separado.
- ¿Pero… por qué?
- ¿Cómo explica usted semejante diferencia de
precio?
- Pues el más
feo cuesta infinitamente más que el más bonito.
- Y además no canta. Eso es absurdo.
- ¡Ah, no se equivoque usted, señor!
- El loro que encuentra usted feo es el compositor.
Jesús,
maestro, vivimos a menudo en la apariencia. Detrás de ésta se halla el Ser (que
es poco visible), el loro compositor. En la vida tendemos a juzgar por las
apariencias, y como vemos en la historia de los dos loros, no siempre se
percibe la realidad, sino solo una parte de esta.
Los juicios
apresurados y especialmente si están basado en el “parecer”, suelen conducir a
errores. Si algo nos enseña la historia de los dos loros es que “parecer” y
“ser” son diferentes, y que el verdadero valor de las personas no siempre es
visible a simple vista.
Muchas veces
aquellas personas cuya contribución es sorprendente y fundamental para los
resultados visibles, quedan ocultas tras las cortinas o en un segundo plano.
Eso no les resta valor, y has de formarte un juicio completo antes de emitir
una opinión sobre las competencias de las personas.
Ayúdanos Señor
a establecer una diferencia entre el ser y el parecer.
Hay que saber
valorar en el otro ese loro interior. Es conveniente saber establecer la
distinción entre ambos. Saber en definitiva que nos define como auténticos o
no, ¿vivimos siempre en las apariencias? O ¿somos realmente nosotros mismos? Y
así cuando valoramos a los otros, los valoramos justamente o nos dejamos llevar
por lo que se aparenta ser, cuantos prejuicios tenemos, sería bueno evaluarnos
a nosotros mismos para descubrir cuan sinceros y reales somos y así también
cuando juzgamos a los demás ya que en general solemos ser bastantes injustos, y
aunque juzgar muchas veces es automático en el ser humano, no es bueno quedarse
en el prejuicio inicial y esperar a ver si eso o ello es así o es nuestro
prejuicio y confundimos ser con parecer.
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