lunes, 31 de octubre de 2022


                                         2022 AÑO C 

       SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

La Festividad de todos los santos nos llena de enorme alegría, porque la Iglesia celebra hoy no solamente a los santos canonizados y que están en los altares del mundo entero, sino que hoy celebramos a tantos y tantos hermanos nuestros que están en el corazón de Dios, que viven bajo su presencia amorosa y misericordiosa y que nos ayudan con su oración y protección.

Santo no es el perfecto, sino el pecador que reconoce la necesidad que tiene de un Dios que le ame sin merecerlo. Solo cuando uno se siente pecador, está cerca de Dios. Solamente en la medida que un ser humano es santo puede sentirse pecador. Ojalá nadie caiga en la tentación de aspirar a la perfección, a la santidad por sus propios méritos. Aspiremos solo a ser cada día más humanos, desplegando y recibiendo el amor que Dios ha derramado en nuestro ser.

Hoy recordamos a todas las personas que descubrieron y mostraron la marca de lo divino en ellos, aunque no hayan pensado en la santidad. No se trata de celebrar los “méritos” de personas extraordinarias, sino de reconocer la presencia de Dios, que es el único Santo, en cada uno de nosotros. El único mérito es de Dios.

El papa Francisco nos habla de los santos de la puerta de al lado, cuantas personas buenas han pasado por nuestra vida y han dejado huella, aromas de amor y perdón, de respeto e ilusión. En todos los tiempos han existido y siguen existiendo personas que, descubriendo su auténtico ser, han sido capaces de darse a los demás y de hacer así un mundo más humano. En este mundo hay lugar también para el optimismo, porque la inmensa mayoría de la gente son “buenas personas”, que intentan por todos los medios hacer felices a los demás. Eso no quiere decir que no tengan fallos. Una de las actitudes que más nos humanizan es precisamente aceptar las limitaciones, en nosotros mismos. Jesús no exigió la perfección a sus seguidores, solo les pedía que descubrieran el amor de Dios en ellos.

Todos estamos llamados a ser santos. Esto no debe asustarnos, porque no se trata de exigirnos la perfección sino de descubrir al Perfecto identificado con cada uno de nosotros. Significaría que debemos descubrir lo que Dios es en lo hondo de nuestro propio ser.

En esta fiesta celebramos la “bondad” se encuentre donde se encuentre. Es una fiesta de optimismo, porque, a pesar de los telediarios, hay mucho bien en el mundo si sabemos descubrirlo. Es cierto que mete más ruido uno tocando el tambor que mil callando. Por eso nos abruma el ruido que hace el mal y no nos queda espacio para descubrir el bien, que es mucho más fuerte y está más extendido.

La Vida y el Bien triunfan sobre la muerte y el mal. Desde esta perspectiva, la vida merece siempre la pena. Porque esta alegría de vivir tenemos que mantenerla a pesar de tanto sufrimiento y dolor como encontramos en nuestro mundo.

La santidad consiste en la posibilidad que me da Dios de parecerme a Él. En la medida que yo tomo conciencia de esa realidad que hay en mí, empiezo actuar según ella.

domingo, 30 de octubre de 2022


 VEN, Y CAMBIA MI VIDA, SEÑOR

Porque existen cosas que me ciegan cuando intento descubrirte.

Porque cuento lo que tengo y no doy importancia a que no te poseo.

Porque oigo hablar de Ti, pero conozco muy poco de tu vida.

Porque, aun siendo débil y frágil, Tú, Señor, puedes moldear el barro de mi persona y hacer, con ella, un instrumento para pregonar tu gloria.

VEN, Y CAMBIA MI VIDA, SEÑOR

Y, cuando me veas trepado en algún árbol.

Llámame para que yo sienta tu llamada.

Llámame para que no te pierda.

Llámame para que sea posible mi salvación.

Llámame y, dime, en qué debo cambiar.

Llámame y, si quieres, tendrás sitio en mi casa.

Llámame para que, viendo el horizonte que me espera,

comprenda que es nada o muy poco lo que mis manos cuentan.

VEN, Y CAMBIA MI VIDA, SEÑOR

Encontrarás mi casa demasiado acomodada, ayúdame a darle un toque de sencillez.

Verás que, muchas cosas sobran, dame tiempo para situarlas.

Comprobarás que, falta lo más esencial:

la luz, la paz y hasta un poco de vida.

Espero, Señor, que sea, lo que falla,

el regalo que Tú, hasta mi morada, traigas.

VEN, Y CAMBIA MI VIDA, SEÑOR

Y, te lo digo de antemano, aún a sabiendas de que todo lo alcanzas:

soy pecador y a falta de lo esencial.

Pero si quieres…puedes cambiar mi vida. Amén.

 

























 


 FORMACIÓN PARA ADULTOS

Interesados pasar por la sacristía para informarse

ENCUENTRO DE FORMACIÓN PARA SERVICIO DE LECTORES
Para que todos los interesados en participar en el servicio de lectores reciban la formación y como recordatorio de su formación a todos los que están realizando el servicio de lector.
El encuentro formativo será el sábado día 12 de noviembre de 11 a 13h. en el salón parroquial
Los interesados pasen a inscribirse por la sacristía

 


 EL PRÓXIMO SÁBADO DÍA 5 DE NOVIEMBRE

20H. misa inicio catequesis de confirmación


 

MISA PARA NIÑOS

Sábado, día 5 de Noviembre a las 6 de la tarde, 

MISA PARA LOS NIÑOS.

Para todos los niños que ya han recibido el sacramento de su primera comunión y para los que están preparando la catequesis de primera comunión

QUEDAN TODOS INVITADOS

 


 DÍA 2 NOVIEMBRE

FIESTA DE LOS FIELES DIFUNTOS

HORARIOS MISA: 7'30-8-8'30 y 20h
MISA CEMENTERIO: 16h


 

2022 AÑO C 

TIEMPO ORDINARIO XXXI

 Nos llama mucho la atención el episodio del evangelio. Zaqueo, a pesar de su condición de publicano y pecador, siente algo dentro de sí que le atrae hacia Jesús de Nazaret y hace cuanto le es posible por acercarse a él. Jesús lo descubre en el sicomoro donde se ha instalado para mejor observar la escena. Alzando la vista le dice: Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede yo en tu casa. La iniciativa es de Jesús y se produce porque hay disponibilidad en la persona de Zaqueo. El encuentro con Dios es a la vez gracia y culminación de una búsqueda más o menos consciente por parte del hombre. Se apresuró a bajar y lo recibió con alegría.

El episodio el evangelista lo coloca en Jericó, quizá la ciudad más antigua del mundo. Jesús va a las raíces del mundo, a la raíz humana. Jericó: símbolo de todas las ciudades que vendrán después.

Zaqueo era ladrón como él mismo reconoce al final, impuro y publicano, que cobraba impuestos para los romanos: dinero, sobornos, favores, un hombre deshonesto por definición: se diría un caso perdido. Pero no hay casos sin esperanza para el Señor. Zaqueo sería el insalvable, y Jesús no sólo lo salva, sino que lo convierte en modelo de discípulo.

La misericordia es la ternura que llama a cada uno por su nombre. "Debo", dice Jesús. Dios debe venir: a buscarme, a estar conmigo. Es su necesidad íntima. Él me desea más que yo a él. Vendrá por una necesidad en su corazón, porque un fuego y una ansiedad lo impulsan. A Dios le falta algo, a Zaqueo le falta, a la última oveja le falta, a mí me falta. "Debo detenerme", no una mera pasada, no una visita de cortesía, y luego de nuevo a los caminos; sino "detenerme", tomando todo el tiempo que sea necesario, porque esa casa no es una parada en el viaje, sino una casa que necesita salvación. La casa es nuestro hogar: el lugar donde somos más verdaderos y estamos más vivos, donde ocurren las cosas más importantes, el nacimiento, la muerte, el amor.

Acoger a Jesús es lo que purifica a Zaqueo: La conversación con el maestro, el estar con Él es lo que va transformando el corazón de Zaqueo. Su vida no cambia para acoger al maestro sino cuando lo acoge y está con él es cuando se va realizando el cambio interior de la persona. Dios no nos ama porque ya somos buenos, sino para que, con su amor, al sentirnos amados en lo que somos, inicia un proceso de purificación y cambio.

Jesús entra, y al entrar en esa casa la transforma, la bendice, la purifica. El tiempo de la misericordia es la anticipación. La misericordia es la capacidad de Dios de anticiparse a ti. Encontrarse con uno como Jesús hace creer en el hombre; un hombre tan libre crea libertad; su amor incondicional crea amantes incondicionales; encontrarse con un Dios que no predica, sino que se convierte en amigo, hace renacer.

Zaqueo en la intimidad, descubrió en la persona de Jesús la gratuidad del amor de Dios hacia él. Un amor y una misericordia mucho más grandes de lo que él se habría atrevido a imaginar.

 

miércoles, 26 de octubre de 2022

2022 OCTUBRE MEDITACIÓN EUCARISTICA: 

El Cojo y el Ciego

 En la meditación de esta tarde delante de ti Jesús sacramentado queremos aprender a vivir como hermanos los unos con los otros. Sentimos la necesidad de unirnos entre nosotros, pero somos conscientes que estaremos en comunión, si estamos unidos a ti que eres nuestra fuerza y nuestra energía. Tú eres el motivo que nos une y nos hermana, que nos hiciste comprender que Dios es Padre de todos, no solo de los buenos sino también de cada uno de nosotros con nuestras cosas buenas y las que no son tan buenas y contando con nuestras diferencias.

Escuchemos esta historia que nos hace recapacitar sobre nuestra unión necesaria.

El cojo y el ciego: En lo más profundo del bosque habitaban dos hombres muy pobres, que debido a sus discapacidades habían huido de la ciudad para vivir como ermitaños. Uno era ciego y el otro era cojo. Los dos se habían encontrado en aquel paraje deshabitado e inmediatamente habían sentido aversión el uno hacia el otro.

Se construyeron dos chozas como pudieron y se quedaron a vivir en ellas. Allí pasaban la noche, pero durante el día volvían a la ciudad, a ver si podían conseguir algo de comida, dinero o hasta chatarra para mejorar sus humildes casas.

Lo malo de estos dos señores es que se caían tan mal que siempre competían el uno con el otro. Peleaban por ver quien había recibido más monedas en las calles, quien encontraba las mejores sobras de comida u objetos abandonados en la basura. Y las personas los veían con lástima porque aparte de tener limitaciones físicas, no sabían ser amigos.

Así iba pasando el tiempo y el odio entre ambos crecía cada vez más. Una noche, hubo un gran incendio forestal que se extendió hasta el prado en donde los dos vivían. Sus casas comenzaron a incendiarse y el fuego amenazó con cercar aquella pradera.

El hombre ciego podía correr para salvar su vida, pero no sabía hacia donde ir para alejarse de las llamas. El hombre cojo veía claramente el camino, pero con su pierna inválida era incapaz de irse lejos.

Estaban los dos bastante nerviosos, bastante asustados y no sabían que hacer. De repente a los dos les surgió la misma idea, si uno podía correr y el otro podía ver, si uno se subía encima del otro y los dos actuaban como si sólo fuesen una persona, como si de un mismo hombre se tratara, uno encima del otro, uno podía ver y el otro podía correr, con lo cual podían salvar sus vidas. En ese instante, ambos se dieron cuenta de que al otro le faltaba lo que cada uno tenía.

- Te propongo algo, le dijo el hombre ciego al hombre cojo, yo te puedo llevar en mi espalda para escapar de aquí, pero a cambio tú me tienes que ir diciendo por donde correr. No se lo pensaron dos veces y uno se subió encima del otro, y gracias a que uno veía y a que otro podía correr, se pusieron a salvo. Así, fueron capaces de alejarse del incendio hasta llegar a un sitio seguro.

- Siento haber sido tan malo contigo, le dijo el cojo, ¿quién diría que tú me salvarías llevándome a donde mis piernas no podían?

- No lo habría logrado sin tu ayuda, pues tú te convertiste en mis ojos, le dijo el ciego, creo que nos va mejor cuando nos unimos en paz en vez de estar discutiendo por todo. El cojo se mostró de acuerdo. A partir de ese momento, ambos se convirtieron en los mejores amigos. Cuando el incendio fue apagado, buscaron un nuevo lugar donde vivir juntos y comenzaron a compartir todas sus cosas. Entonces les fue mucho mejor en la vida.

Señor Jesús enséñanos a no pelear entre nosotros, aunque seamos diferentes. Las diferencias compartidas nos enriquecen y nos salvan la vida. La amistad es un tesoro mucho más beneficioso que demostrar que puedes ser mejor que los demás. Por otra parte, nunca olvidemos que no es bueno despreciar a quienes nos parecen distintos. Nunca sabemos cuándo podríamos necesitar de su ayuda.

En nuestro día a día ayúdanos Señor a estrechar amistades en lugar de hacer notar nuestras diferencias para distanciarnos y pelearnos. Los conflictos traen consecuencias graves, a diferencia de la tolerancia, la empatía y el respeto que nos permiten construir un mundo mejor y en armonía. Amén

 

domingo, 23 de octubre de 2022


 

YO, SI SOY ASI, SEÑOR

Quiero hacer una oración sin distracciones, y me pierdo al mínimo ruido.

Digo alabarte, y me miro a mi mismo.

Digo quererte, y me quiero demasiado a mí mismo.

Digo complacerte, y busco mi interés.

Digo estimarte, y renuncio a muy poco por Ti.

YO, SI SOY ASI, SEÑOR

Quiero mirarte frente a frente, y observo a los que me rodean

Quiero seguirte, y voy detrás de tus enemigos

Quiero escucharte, y saliendo de tu templo, lo olvido todo.

Quiero corregirme, y caigo en el defecto de ser juez de los demás.

Quiero superarme, y exijo que sean los demás quienes lo hagan.

YO, SI SOY ASI, SEÑOR

Quiero adorarte, y me cuesta ponerme de rodillas.

Quiero guardar silencio, y no sé vivir sin el ruido.

Quiero hablar con tu lenguaje, y sólo utilizo el diccionario que me ofrece el mundo.

Quiero buscar tus huellas, y voy detrás de aquellas que conducen a la fama.

PORQUE, YO SI QUE SOY ASI, SEÑOR,

Dame humildad para reconocer mis fallos.

Fortaleza para hacerles frente.

Gratitud para agradecerte lo mucho que Tú haces por mí.

Oración para mirarte y nunca ofender a los demás.

Espíritu para dejarme moldear por tu Palabra.

Amén.

 
























 Hoy en la eucaristía de las 20h, hemos realizado el envío de los agentes de pastoral de nuestra parroquia. 
Gracias a todos por vuestro compromiso y servicios