2023 AÑO A TIEMPO ORDINARIO XIV
El Evangelio de este
domingo elogia a la gente sencilla. Esos que el mundo desprecia están mejor
preparados para entender el mensaje de Jesús. Los sabios, que ya lo saben todo,
se cierran a lo nuevo y a lo distinto, y eso les incapacita para captar la
esencia de la vida. Jesús cataloga en dos grupos a la gente que se le acerca.
- El de los sabios y entendidos, que tienen una
sabiduría humana, y por eso se escandalizan de Jesús o lo rechazan. Son
especialmente los escribas, que
dominan las Escrituras tras muchos años de estudio; también los fariseos, muy unidos a los escribas,
que siguen sus enseñanzas y se consideran perfectos conocedores de la voluntad
de Dios, y los que se consideran
capacitados para criticar a Jesús.
- El de la gente sencilla, sin prejuicios, a la que Dios
puede revelarle algo nuevo porque no creen saberlo todo. Pescadores, un
recaudador de impuestos, prostitutas, enfermos… Esta gente acepta que Jesús es
el Mesías, aunque no imponga la religión a sangre y fuego; acepta que es el
enviado de Dios, aunque coma, beba y trate con gente de mala fama. Esto es un
don de Dios. La capacidad de ver lo
bueno, lo positivo, lo que construye. Los sabios y entendidos se quedan en disquisiciones, matices, análisis, y terminan sin aceptar a
Jesús.
A lo largo de la
Biblia, la preferencia de la pequeñez
sale directamente del corazón de Dios y recorre nuestra historia: Dios apuesta por aquellos por los que el
mundo no apuesta.
Jesús pensando en la
gente sencilla que viven oprimidos por los poderosos y no encuentran alivio en
la religión del templo. Su vida es dura,
y la doctrina que les ofrecen los «entendidos» la hacen todavía más dura y
difícil. Jesús les hace tres llamadas:
- La
primera llamada: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Está dirigida a todos los que sienten la religión como un peso y a los que
viven agobiados por normas y doctrinas que les impiden captar la alegría de la
salvación. Si se encuentran vitalmente con Jesús, experimentarán un alivio
inmediato: «Yo os aliviaré».
- La segunda llamada Cargad
con mi yugo... porque es llevadero y mi carga, ligera. Hay que cambiar de yugo. Abandonar el
de los «sabios y entendidos», pues no es ligero, y cargar con el de Jesús, que
hace la vida más llevadera. No porque Jesús exija menos. Exige más, pero de
otra manera. Exige lo esencial: el amor que libera y hace vivir.
- La tercera llamada Aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón. Hay que aprender a cumplir
la ley y vivir la religión con su espíritu. Jesús no «complica» la vida, la
hace más simple y humilde. No oprime, ayuda a vivir de manera más digna y
humana. Es un «descanso» encontrarse con él. Ir a Jesús es ir a la escuela de
la vida. Este hombre libre como el viento, a quien nadie pudo jamás comprar ni
esclavizar es fuente de vida libre, enseña a vivir bien. Aprendamos del corazón
de Dios. Dios mismo no es un concepto, sino el corazón dulce y fuerte de la
vida.
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