LA TRANSFIGURACIÓN – VISIÓN DIVINA
Jesús, tomó a Pedro, Santiago y Juan y se los llevó a la
montaña. Delante de ellos se transfiguró, su rostro resplandeció como el sol,
sus vestidos se volvieron blancos, como de luz.... cuando de una nube luminosa
salió una voz que decía: Este es mi Hijo querido, mi predilecto. ESCUCHADLE.
ENTRA EN TU INTERIOR
Imaginemos dentro de la escena, dejemos entrar en nuestro corazón el Misterio, el Evangelio nos invita a contemplar e interiorizar en la persona de Jesús, desde su apariencia
humana, visionar el alcance divino de su corazón, de su interior llegar al
centro de su corazón, que luce como sol por cada poro de su ser humano, como
anticipo a la Gloria del Señor Resucitado. Del interior de la nube, la
proclamación del Padre que como el día del bautismo, manifiesta “Este es mi
Hijo amado, mi predilecto “Escuchadle” . La voz del Padre tiene un mensaje
importante que comunicar a los discípulos que acompañan a Jesús, su Hijo, y
también a cada uno de nosotros. Escuchar, un verbo que está casi en desuso en
nuestro tiempo, escuchar a quien está a nuestro lado resulta difícil pero hacer
silencio en la oración para Escucharte...¿ Estoy atento a tus Palabras? ¿Como
es mi escucha?
Muchas veces nuestro día a día tiende a hacerse gris,
monótono, nos mostramos desanimados, sin fuerzas en nuestro caminar, y es ahí
en esos momentos que tomamos cuenta de tu luz que nos ilumina nuestro corazón,
que nos hace transfigurar nuestras realidades, con la luz que nos irradias,
verlas con la luz del alma. La realidad puede ser la misma pero nos parece
transfigurada, nos muestras una dimensión interior que con nuestro cansancio habíamos
olvidado. Caminando en esta Cuaresma hacia la Semana Santa, El Señor nos
ilumina y nos muestra ya el signo de la Pascua,
la plenitud, la luz y a la Gloria
eterna. Su resplandor nos acompañe en nuestro camino.
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