JESÚS REY ATÍPICO DE
UN REINO DE AMOR, COMPROMISO, CARIDAD Y ENTREGA
Digo Jesús: Cuando venga el Hijo del hombre, se sentará en
su trono, separará a unos de otros...venid benditos de mi Padre.. Porque tuve
hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber...
ENTRA EN TU INTERIOR
“Tu Reino es vida, tu Reino es verdad, tu Reino Justicia...es
Paz...Gracia...es amor ¡Venga a nosotros
tu Reino, Señor!”. ¿Cuántas veces hemos
recitado o cantado estas palabras?.
Jesús nunca se proclamó Rey, más bien se puso al servicio
total del Reino, de tal forma, que fue el centro mismo de su predicación, vida
e incluso la Causa por la que dio la vida. Pero también es verdad que Jesús es
el Rey de nuestras vidas, de nuestro corazón, de nuestros sueños y proyectos, o
así debería ser.
En el relato de esta semana que cierra el año litúrgico, se
nos habla del juicio del final de los tiempos, pero no nos debemos preocupar,
Jesús como Maestro nos da las claves para salir airosos del examen.
Jesús no juzga, ni condena, Él apenas separa. Somos cada uno
de nosotros los que juzgamos y condenamos por la manera en que actuamos ante:
los que se encuentran excluidos o nosotros mismos excluimos, ante los “no bien
recibidos” y que nosotros despreciamos abandonándoles y/o rechazándoles
apartándolos de la comunidad. Pero ahí no termina el relato añade “todo lo
que hicisteis a mis hermanos más pequeños”...(, a todos los que empequeñecemos.)Un
examen que se no sabemos cuándo acontecerá, ni identificaremos las preguntas,
pues en cada una de las acciones sin apenas darnos cuenta ha empezado ya
nuestra evaluación, pero no es solo eso... pues es Jesús que está en cada uno
de ellos, solo que nuestra ceguera nos
impide verle y sentirle en cada uno de los rostros, de la Presencia del Señor
entre nosotros. En el atardecer del nuestro camino seremos examinados en el
amor, manifestado en las obras más que en las palabras, los gestos más que la
teoría. El Señor, nos llama, nos invita a que podamos reconocerlo en el pobre,
en el humilde, en que se siente solo, en
el que le damos la espalda... Así de claro.