LA SAGRADA
FAMILIA - ENCUENTROS Lucas 2: 25-28
Cuando se cumplieron los días para la purificación, los padres de Jesús lo
llevaron a Jerusalén… ENTRA EN TU INTERIOR
Tiempo de purificación, tiempo de encuentros, tiempo de bendición. María,
José y Jesús acuden al Templo para la purificación de María, según la ley
mosaica y es ahí donde se produce el encuentro con dos personas que esperan ese
momento en sus vidas, sin saber cuándo se puede producir, como se producirá,
pero esperar ansiosos ese encuentro con Jesús. En nuestro tiempo cronológico,
en la generación del ansia de la inmediatez nos puede resultar difícil encajar
el proceso de la larga espera de Simeón y de Ana la profetisa a quien el
Evangelio nos presenta esperando toda su vida la llegada del Mesías, su
encuentro es celebrado con alegría y
desbordando alabanza y agradecimiento aunque fuera en el ocaso de su vida,
comunicándonos el secreto de la esperanza. El otro personaje que nos aparece es
el del viejo Simeón, el hombre “adviento”, que su espera se ve compensada
aunque fuera en la vejez. Con gran entusiasmo lo estrecha en sus arrugadas
manos, alaba a Dios y bendice el encuentro, porque sus cansados ojos han visto
la salvación, la luz. ¿Y nosotros? ¿Nos admiramos con el Niño? ¿Damos
testimonio de que hay luz en nuestro mundo? Ojala nosotros tengamos el sentido
de pertenencia a la Familia Universal, para que la humanidad se transforme a la
búsqueda del Proyecto de tu Amor, a través de nuestras acciones como hijos
tuyos.
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