TRANSFIGURACIÓN – LA LUZ QUE TRANSFORMA.
Jesús se llevó a Pedro, Santiago y a Juan…subió con ellos a
la montaña y se transfiguró delante de ellos…sus vestidos se volvieron de un
blanco deslumbrador…Y salió de la nube una voz: Este es mi Hijo amado, escuchadle…
ENTRA EN TU INTERIOR
En nuestro camino por la vida encontramos momentos de tristeza,
de alegría, luminosos, momentos oscuros y de enorme claridad. Y es precisamente
en la claridad cuando mejor podemos ver y es que Jesús irradia luz, nos ilumina
el corazón. No debemos confundirlo con otras luces que deslumbran - “fogonazos”-
, falsas luces que nos desvían del camino.
En el relato los tres discípulos contemplan a Jesús que
brilla y resplandece, ante tal imagen, tal misterio guardan silencio y escuchan
el imperativo del Padre: Él es mi Hijo amado escuchadle. ¿Pero dónde escuchadle
hoy? Su palabra aunque suave, como susurro se oye en nuestro corazón cuando
silenciamos los murmullos, las voces externas y nos centramos en nuestro
interior. Cuando escuchamos su Palabra, escucharemos a quien es la Palabra, una
Palabra que es motor para nuestra vida. También hoy necesitamos de un “alto en
el camino” para percibir la transfiguración que transfigurara nuestra vida. Nos
encontramos en el Segundo Domingo de Cuaresma y Jesús irradia luz, se
transfigura en el monte Tabor, dentro de unas semanas su transfiguración será
desfiguración, en el monte del Calvario clavado en una cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario