COMPROMETIDOS DICHOSOS
En aquel
tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo
grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de
la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les
dijo:«Dichosos los pobres...los que ahora tenéis
hambre...los que ahora lloráis». Pero«Ay de
vosotros, los ricos...los que ahora estáis saciados...los que ahora reís»…¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!
ENTRA EN TU
INTERIOR
El evangelio
de esta semana nos resulta tan conocido que en ocasiones nos pasa desapercibido
detalles del mismo. Jesús nos presenta la dicha de comprometernos, nos presenta
un programa de vida, un signo de identidad. Cerremos los ojos y desplacémonos
al llano entre la multitud ¿Cómo escucharía el mensaje? ¿Cómo escuchar este
mensaje en el siglo XXI? Nuestro entorno se encuentra lleno de pobreza, de
gente que llora, pero también de gente saciada, que ríe,… solo tenemos que
observar con el corazón, y podemos ver una
humanidad – deshumanizada. Tal vez caigamos en la tentación fácil de decirnos “
Yo no puedo hacer nada”, “ no depende de mi”. Pero preguntémonos si tal vez la
clave se encuentra en “poner en valor la dignidad del pobre, del angustiado” y
ahí sí que podemos sentirnos dichosos -
comprometidos.
Si buscamos
la definición de la palabra pobre, veremos que detalla a los que carecen de lo
más básico para vivir con dignidad, pero también la palabra pobre se suele usar
para indicar que algo se caracteriza por la escasez. ¿Tan escasos andamos que
no podemos prestar nuestro consuelo a los que lo necesitan? ¿Tan escasos
andamos por la vida que somos incapaces de dar dignidad? Las bienaventuranzas un programa de felicidad, una
actitud de vida ¿Acaso cuando secamos las lágrimas a los que lloran no nos
sentimos dichosos al dar consuelo?.¿Dónde encontrar la dicha y la felicidad
hoy? Si escuchamos los eslóganes publicitarios veremos que todos están basados
en el individualismo, en lemas tales como: riqueza, viajes, dinero, poder… y
así un largo etc. Pero el proyecto de vida de las bienaventuranzas es un
proceso de vida, un compromiso dinamista. Jesús nos invita a que abramos
nuestros corazones para llevar a cabo el proyecto de Dios, nosotros debemos ser
sus manos que acarician, sus oídos y ojos, pero sobretodo derramar el amor que
recibimos de Él, esa es la dicha, pertenecer a Él
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