SIN TI NO SOY NADA, NOS SENTIMOS PERDIDOS
3º Domingo de Pascua, Ev: Juan 21, 1-19
Jesús se apareció otra vez a sus discípulos junto al lago.
Se presentó y no lo reconocieron y les mando echar las redes y entonces
pescaron tanto... Y preparando unas brasas les manda poner los peces.. A Simón
Pedro le pregunta por tres veces: ¿me amas?
Simón le responde: si Señor.. pues apacienta mis ovejas. Y añadió:”Sígueme”
ENTRA EN TU INTERIOR
En la desesperanza y ante los problemas Pedro y otros
discípulos vuelven hacia el pasado, vuelven a sus actividades rutinarias. Pero después
de experimentar el encuentro con el Señor ya nada es lo mismo. Perder al
Maestro les vuelve a la oscuridad, y esa falta de luz les impide reconocer a
Jesús. Pero... La obediencia a su Palabra cumple el milagro, la pesca milagrosa
y un grito de alegría al reconocerle: Es el Señor!, es Él!, vuelve el
entusiasmo .
En la barca del primer encuentro de Pedro con el Maestro, en
el lago Tiberíades, acontece el reencuentro , Jesús habla directamente al
corazón de Pedro. Para Pedro comienza una vida nueva, para Pedro y también para
cada uno se nosotros, si queremos, si le regalamos la declaración de nuestro
amor.
Al igual que a Pedro el Señor nos interpela ¿Me amas? –
¡Sígueme!,
El evangelio de este domingo termina así. Esta es la
Palabra, la invitación que el Señor nos
entrega para que realicemos en nuestras vidas
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