ABRE LOS OJOS,
QUE TU
CORAZÓN ARDA DE ALEGRÍA,
JESÚS ESTÁ CONTIGO
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel
mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús,... Jesús en
persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces
de reconocerlo. Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras
vais de camino?"... Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de
seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con
nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con
ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él
desapareció. Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos
hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?"...
ENTRA EN TU INTERIOR
Caminan tristes, sin ilusión, desolados. Su
corazón se muestra apagado, sin esperanza, lo han visto morir en la cruz. Saben
de rumores que le han visto resucitado pero... van conversando cuando Jesús se
acerca y se pone a caminar. Cada uno de nosotros somos los discípulos que
andamos por el camino, como los caminantes del relato nos sentimos atraídos por
las palabras de Jesús, Él anda con nosotros, a nuestro lado, pero no siempre
notamos su compañía, nos hacen falta signos y gestos, “milagros”, que nos
revelen su presencia. Cuando acogemos a
Jesús como compañero del camino, sus palabras, su cercanía hace que arda
nuestro corazón, su presencia nos recobra esperanzas perdidas, “Nosotros
esperábamos”... de la desesperanza pasan a vivir la presencia de Jesús. No lo reconocen, Jesús toma la iniciativa.
hasta que abren su corazón y es entonces cuando ven con ojos nuevos .En el
relato se nos advierte que es posible caminar junto a él y no reconocerlo. ¿Cuántas
veces, nosotros vamos cabizbajos, ensimismados en nuestras preocupaciones y no
nos damos cuenta del hermano que se nos acerca?. En demasiadas ocasiones los creyentes, nos
pasa como a los dos discípulos camino de Emaus, que por creer que lo tenemos
tan claro, se nos escapa la evidencia de la presencia de Jesús entre nosotros,
con nosotros, a nuestro alrededor.