DOMINGO DE RAMOS – ENTRAS EN MI CORAZÓN
Se abre la Semana Santa, con el recuerdo de la entrada
jubilosa, triunfal de Jesús en Jerusalén
a lomos del pollino, homenajeado espontáneamente por el pueblo. Como la
multitud que aclama a Jesús, acompañémosle también con júbilo, batiendo
nuestros ramos, nuestras palmas... en este paradójico domingo que se nos revela
con un gran contraste: las lecturas del evangelio de la entrada Triunfal a
Jerusalén (procesión) y el evangelio del
drama de su pasión y muerte, enmarcando ese contraluz de la preparación y
celebración del banquete de la pascua,
prosiguiendo la manifestación de su gloria que no sería otra que la de
su Pasión, su elevación en la Cruz y muerte.
Jesús es el que viene, el que entra en Jerusalén, el agua de
la vida, la luz del mundo, la vida eterna, el aclamado en la Ciudad Santa...
Cuando este domingo tomemos nuestros ramos, hagámoslo con el deseo sincero de
iniciar un camino junto a Jesús, acompañándole. Solo así la alegría del Domingo
de Ramos será una verdadera anticipación de la inmensa alegría del Domingo de
Pascua. ¿Soy capaz de seguir a Cristo, como mi Rey, que morirá por Amor, a mí? Porque...,
por cada uno entregó su vida.
Hemos vivido estas celebraciones de Semana Santa, tantas
veces que podríamos pensar que no sucede nada nuevo, que ya conocemos los
ritos, los tiempos, que es como siempre... ¿Y si esta Semana, la hiciéramos
diferente a las pasadas, y las viviéramos con el respeto de quien oye la
narración del Amigo que da su vida por nosotros?.
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