CONSOLIDA MI FE
Mandó Jesús a los discípulos que subieran a la barca y
fueran a la otra orilla .Él subió a la montaña a orar. La barca iba lejos,
sacudida por las olas, Jesús se les acercó andando sobre las aguas... Pedro le
pidió ir hacia Él y le entró miedo. Jesús le dijo: Hombre de poca fe ¿por qué
has dudado?
ENTRA EN TU INTERIOR
Empezamos la travesía por este magnífico texto del Evangelio
de Mateo con la invitación a tener confianza en Jesús. Pedro camina sobre el
agua acercándose a Él. Para acércanos a
Jesús, necesitamos arriesgarnos, “lanzarnos al agua”, vivir la aventura de
vivir el camino andando, nunca desde la actitud sedentaria, cómoda y, será así como descubriremos su
presencia en nuestra vida, aunque sea en un camino lleno de dificultades. La
verdadera fe, nos sostiene no por nuestra seguridad, sino por nuestra confianza
en Él. Pedro tiene plena confianza, solo zozobra cuando cambia el foco de
atención- de Jesús hacia el mismo -. Al igual que Pedro , en demasiadas
ocasiones zozobramos, nos hundimos en la tempestad cuando descubrimos que
nuestra confianza en Jesús es pequeña, que las dificultades que vivimos, las
dificultades cuotidianas: enfermedades, paro, crisis, etc.. nos ahogan; cuando
notamos “el agua al cuello” también vacilamos y nos hundimos, por la sencilla
razón de perder de vista nuestra fe, nuestro sentimiento más profundo. Desde lo
hondo gritamos: “ Sálvame Señor” . Y al igual que Pedro, podremos experimentar,
que Jesús extiende su mano y sentimos su contacto, su mano extendida con todo
cariño hacia nosotros para sostenernos. Él nunca nos deja solos, Él siempre se
hace presente en nuestra travesía, nunca deja sin respuesta nuestra súplica,
siempre nos dará su mano, su protección. Pero también nos recordará: ¡Que poca
fe! ¿Por qué has dudado?
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