domingo, 12 de enero de 2020


Fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara…Apenas se bautizó Jesús salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre Él. Una voz del cielo decía: Este es mi Hijo Amado, mi predilecto
ENTRA EN TU INTERIOR
Este domingo Mateo nos relata el Bautismo de Jesús en el Jordán por Juan.  Con la Solemnidad del Bautismo de Jesús, concluye el Tiempo de Navidad, comienza el Tiempo Ordinario y se inicia el tiempo público de Jesús, deja la vida silenciosa y da comienzo a su misión y ésta no le será fácil. Pero no estará solo, como nosotros tampoco lo estamos en nuestro camino, en nuestra misión. Aquel Espíritu que estuvo presente en el momento de la Anunciación a su madre María, le acompañará toda la vida, el mismo Espíritu que acompaña a cada bautizado y nos da fuerza como hijos de Dios, el mismo Espíritu que nos abre al Amor del Padre y nos aviva a vivir como hermanos.
La voz del Padre habla desde el cielo, manifiesta que Jesús es su Hijo Amado y el Espíritu bajo sobre Él. Tres personas pero diferentes en su naturaleza: La voz del Padre, el rostro humano  del Padre, Jesús y la paloma, espíritu- vínculo con el Padre.
Hoy el evangelio nos hace rememorar y evocar nuestro bautismo y el sentido del mismo. Las tres personas trinitarias están presentes también en nuestro bautismo: Yo te bautizo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Hoy también sería un buen momento para entrar en nuestro interior, para recordar nuestro amor filial al Padre, y la experiencia del Amor incondicional que Él nos manifiesta como hijos suyos, pero también un buen momento para interpelarnos sobre nuestra misión. El Espíritu que Jesús recibió en su bautismo y nosotros en el nuestro, nos acompaña.

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