sábado, 25 de octubre de 2025


 

ACCIÓN DE GRACIAS

Al templo se sube para vivir conscientemente, superación de la monotonía, ir más allá de donde estamos.

Se sube a orar, a escuchar atentamente, a dialogar, a dejarse interpelar e interpelar a cobijarse en el amor y a amar, a gozar en soledad de tu compañía.

A orar estamos invitados todos, aunque sea a escondidas, tengamos costumbre o monotonía, seamos legos en esta materia o no sea lo que se estila.

Todos, fariseos y publicanos, ricos y pobres, sabios y torpes, agnósticos, ateos y creyentes, cristianos y no cristianos.

Y oramos al mismo Dios, aunque no nos pongamos de acuerdo y parezca mentira.

Al orar, hoy y siempre, lo importante es lo que sale de dentro, y el que seamos un poco más conscientes de quién eres tú y de quiénes somos nosotros.

Para ello, hay que desnudarse, estemos en primera o última fila, y bañarnos en tus fuentes de agua viva que corre gratis y ofrece vida, paz y alegría.

Pero no siempre sucede lo que decimos, porque el quedar bien y la apariencia nos lleva al autoengaño, y las justificaciones nos visten, nos hacen impermeables y no nos dejan exponernos, como nos creaste, e introducirnos en tus manantiales.

¡Pero qué distinto es hacerlo cargados o ligeros de equipaje, conscientemente o envueltos en redes, sostenidos u orgullosamente firmes, humildemente o entronados en pedestales, seguros de nosotros mismos o asidos a tu Espíritu, justificados o como hemos ido...como el publicano o como el fariseo!

 

 

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