ATENTOS ...
Dijo Jesús a sus discípulos: no temáis, porque vuestro Padre
ha tenido a bien daros el Reino. Vosotros estad despiertos, porque a la hora
que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
ENTRA EN TU INTERIOR
La esperanza es una virtud teologal que pide vigilancia,
compromiso y confianza en Dios. El evangelio nos presenta una serie de
recomendaciones para mantenernos atentos y despiertos. Nos indica dos aspectos
que hay que tener en cuenta, en primer lugar “no temáis”, porque el amor de
Dios da consistencia y despojarnos de uno mismo es la condición necesaria para
hacer posible la espera vigilante. Hace
falta tomar el timón de nuestra vida, para orientarla de manera que no sea estéril,
sino que nuestra vida de fruto y para ello necesitamos estar vitalmente
conectados al Señor, para que nos llegue su sabia vivificante. Necesitamos de
su ayuda, y Él está dispuesto a vitalizarnos pero en numerosas ocasiones
estamos distraídos nuestra vida se empobrece. Pero el Señor que nos ama, constantemente sale a nuestro encuentro, se
hace presente en nuestra vida, solo debemos estar atentos y despiertos para
acogerlo. Porque Él es el único que nos aporta luz y esperanza a nuestra vida.
¿Estoy atento? ¿Se identificar al Señor cuando sale a mi encuentro? ¿Lo
identifico en las personas que se cruzan en mi camino? Él nunca decepciona ¿es
reciproco?
El Reino es, al mismo tiempo, presente y futuro. De ahí la
doble actitud que debemos tener: desprendimiento y vigilancia
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