domingo, 28 de agosto de 2016

28 de Agosto 2016



MATEMATICAS DE JESUS: MAS ES MENOS
Cuando os inviten a una boda no elijáis los primeros puestos, porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla ensalzado. Cuando des un banquete invita a pobres, lisiados...
ENTRA EN TU INTERIOR
Lecciones magistrales del evangelio que no suelen darse en la práctica con frecuencia: Humildad y generosidad, como características del discípulo.
Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy muestran las reglas de oro del protocolo cristiano: renunciar a darse importancia, invitar a quienes no pueden correspondernos; dar la preferencia a los demás, sentar a la mesa de la vida a quienes hemos arrojado lejos de la sociedad, por nuestra ambición.  Dar y darse, es la verdadera gratuidad. Cuando invito, incluso cuando me doy a mi mismo ¿lo hago pensando en la recompensa que me podrán devolver?
En nuestra sociedad la humildad en demasiadas ocasiones no es bien entendida se etiqueta al humilde como “tonto”. En nuestro entorno la persona que no tiene el afán de ser y situarse sobre los demás, quien no se sobrevalora en un mundo competitivo, como el actual, recibe el rechazo o el abuso de su entorno, nos parece más normal el comportamiento jerarquizado el valorar por estatus. Pero Jesús nos recuerda su protocolo, nos invita a la sensatez, sencillez, a la humildad, y la gratuidad. Es mejor, cuando se es invitado no situarse en el primer puesto, por nuestra arrogancia, pues vendrá el jefe de protocolo y nos colocará a cada uno en su lugar. No debemos situarnos nunca por propia voluntad en lugar preferente, deben ser los demás quienes nos den la merecida ubicación. Paradójicamente, se adquiere el verdadero honor no exaltándose a sí mismo sobre los demás, sino poniéndose el último, al servicio. ¿Cómo me manifiesto socialmente, con sencillez, con humildad? pero ¿por qué? ¿Para qué?
La persona humilde no se enorgullece de sus cualidades, porque sabe que no son mérito suyo, sino un don gratuito de Dios. Muestra comprensión porque sabe que todos podemos fallar y tenemos defectos, y se alegra del bien y no le sabe a envidia que vayan por delante de él. Esa es la verdadera humildad.
¿Cómo me defino? Pero más importante aún ¿Como me definirían?

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