sábado, 10 de septiembre de 2016

Domingo 11 de Septiembre 2016



LA ALEGRIA POR REENCONTRAR LO PERDIDO
Jesús les contó estas parábolas: Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no va a buscarla hasta encontrarla?... Si una mujer tiene diez monedas y pierde una ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?... ¡Felicitadme, he encontrado la moneda que se me había perdido...
ENTRA EN TU INTERIOR
En nuestra sociedad el perdón no goza de buena reputación. Pedir perdón y perdonar de corazón son dos actitudes que en demasiada frecuencia se considera como una debilidad de la personalidad. Dios nos desconcierta con su gran misericordia. En este evangelio nos sorprende la gran alegría por un “solo” pecador convertido, por una “sola” oveja perdida frente a las noventa o bien por una “sola” moneda frente a las nueve restantes. La oveja o la moneda perdida podemos ser cualquiera de nosotros, y hay una gran alegría en el cielo por cada uno de nosotros, porque todos en algún momento nos hemos perdido o sentido perdidos. Y es que cada uno de nosotros somos importantes para Dios Padre, porque nos ama y nos quiere a su lado, porque es a su lado donde encontramos la paz, la esperanza y el amor que necesitamos.
La alegría es compartida ya que estar a su lado regenera y transforma nuestra vida.
Pero y nosotros ¿Participamos del gozo de Dios por los que se acercan a escuchar a Jesús, o rechazamos el reencuentro que tienen con el Padre?

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