2025
Meditación eucarística:
El
rey y sus cuatro esposas
En la presencia viva de Jesús Sacramentado, hagamos
una pausa profunda en nuestro interior. El Señor quiere hablarnos al corazón,
para recordarnos lo que verdaderamente importa. Porque él nos ama con un amor
eterno, y nos invita a recordar que esta vida es breve, que todo pasa. Por eso
valoremos lo mejor que tenemos, nuestra fuerza interior y su amor gratuito a
todos. Escuchemos esta interesante historia
El
rey y sus cuatro esposas: Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él
amaba a su cuarta esposa más que a las demás, la adornaba con costosos vestidos
y la complacía con las delicadezas más finas. Solo le daba lo mejor.
También
amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin
embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.
También
amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba
bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un
problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.
La
primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes
contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin
embargo, él no amaba a su primera esposa, y aunque ella le amaba profundamente,
apenas se fijaba en ella.
Un
día, el rey enfermó y se dio cuenta que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de
su vida de lujo y caviló: Ahora tengo cuatro esposas conmigo, pero
cuando muera... ¡estaré solo! Así que le preguntó a su cuarta esposa:
-
Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te
he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo ¿estarías dispuesta a seguirme
y ser mi compañía?
-
¡Ni pensarlo! contestó la cuarta esposa, y se alejó sin decir más palabras.
Su
respuesta penetró en su corazón como un cuchillo filoso. El entristecido
monarca le preguntó a su tercera esposa:
-
Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a
seguirme y ser mi compañía?
-
¡No! Contestó rotunamente su tercera esposa. ¡La vida es demasiado buena!
¡Cuándo mueras, pienso volver a casarme!
Su
corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío. Entonces preguntó a su
segunda esposa:
-
Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando
muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?
-
¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez! Contestó la segunda esposa. Lo más que
puedo hacer por ti es enterrarte.
Su
respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey. Entonces ya
muy abatido escuchó una voz:
-
Me iré contigo y te seguiré donde sea que tú vayas. El rey dirigió la mirada en
dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Se veía tan delgaducha,
sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo: ¡Debí haberte
atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!
Señor
Jesús que dura es la vida porque en realidad, todos tenemos cuatro esposas en
nuestras vidas. Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuánto
tiempo y esfuerzo invertimos en hacerlo lucir bien, nos dejará al morir. Nuestra
tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Al morir,
irán a parar a otros. Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No
importa cuánto nos hayan sido de apoyo aquí, lo más que podrán hacer es
acompañarnos hasta el sepulcro. Y nuestra primera esposa es el espíritu,
frecuentemente se le ignora en la búsqueda de la fortuna, el poder y los
placeres del ego. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará
donde quiera que vayamos.
Así
que..., ¡Cultivémosla, fortalezcámosla y cuidémosla ahora! Es el más grande
regalo que puedes ofrecerle al mundo. Señor ayúdanos a dejarla brillar, que
nuestra alma sea el reflejo de tu inmenso amor sobre cada uno de nosotros. Amén
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